Toyota Motor Corporation, líder mundial en volumen de ventas automotrices, ha revelado estimaciones preocupantes sobre el impacto que los nuevos aranceles impuestos por la administración Trump tendrán en sus finanzas. La compañía japonesa anticipa una disminución de 180.000 millones de yenes (aproximadamente 1.300 millones de dólares) en sus ingresos operativos tan solo durante abril y mayo de 2025, situación que ha obligado a la empresa a revisar significativamente a la baja sus proyecciones financieras para el año fiscal en curso.
Perspectivas financieras en declive para el año fiscal 2025-2026
Las proyecciones financieras actualizadas de Toyota pintan un panorama sombrío. La compañía espera que su beneficio neto caiga un 34,9% interanual, hasta los 3,1 billones de yenes (19.000 millones de euros), mientras que su beneficio operativo retrocederá un 20,7%, situándose en 3,8 billones de yenes (23.300 millones de euros) para el ejercicio fiscal que concluirá en marzo de 2026.
Esta previsión de ingresos operativos queda muy por debajo de las expectativas de los analistas, que habían anticipado 4,7 billones de yenes. Estas cifras representan un marcado contraste con el récord histórico de 5,35 billones de yenes alcanzado durante el año fiscal 2024, que constituyó el máximo histórico para cualquier empresa japonesa.
Incertidumbre ante la política comercial cambiante
El director ejecutivo de Toyota, Koji Sato, expresó durante la rueda de prensa posterior a la publicación de resultados que «en lo que respecta a los aranceles, los detalles siguen siendo increíblemente fluidos, por lo que es difícil tomar medidas o medir el impacto». Esta volatilidad en las políticas comerciales ha generado un escenario de incertidumbre que complica la planificación estratégica de la compañía.
El director financiero, Yoichi Miyazaki, añadió que por el momento la empresa «no contempla aplicar subidas de precios a corto plazo» en el mercado estadounidense como respuesta a los aranceles, aunque dejó abierta la posibilidad al mencionar que «dependiendo de cómo evolucione la situación, tomaremos las acciones pertinentes».
Estrategias adaptativas a medio y largo plazo
Frente a este desafiante panorama comercial, Toyota está considerando fortalecer su presencia industrial en territorio estadounidense. Según declaraciones de Sato, la compañía evalúa expandir el desarrollo de productos locales y la fabricación en Estados Unidos como parte de su estrategia a medio y largo plazo.
Sin embargo, Miyazaki matizó que no se prevén cambios drásticos inmediatos: «Es poco probable que hagamos un gran giro, ya que todavía estamos esperando a ver los resultados de las negociaciones comerciales en curso».
Toyota no está sola: una industria automotriz en crisis
El impacto de las políticas arancelarias de Trump ha afectado ampliamente al sector automotriz global. Fabricantes como Stellantis NV y Mercedes-Benz Group AG han retirado por completo sus previsiones de beneficios, mientras que General Motors ha recortado drásticamente sus perspectivas debido a una exposición potencial de hasta 5.000 millones de dólares. Ford Motor Co. también ha suspendido sus previsiones financieras anuales ante la expectativa de un impacto de 1.500 millones de dólares en sus resultados.
La situación es especialmente delicada para los fabricantes japoneses, considerando que Estados Unidos representa aproximadamente el 23% de las ventas mundiales de Toyota, el 28% de Nissan y el 71% de Subaru. De los aproximadamente 5,9 millones de vehículos vendidos por fabricantes japoneses en EE.UU. el año pasado, cerca de la mitad fueron importados.
Medidas arancelarias y sus exenciones parciales
La semana pasada, Trump ofreció cierto alivio a la industria al firmar una directiva que eximiría a los automóviles importados de los aranceles separados sobre el aluminio y el acero. Adicionalmente, una proclamación separada permite a los fabricantes que producen y venden automóviles terminados en EE.UU. reclamar una compensación por valor de hasta el 3,75% del valor de los vehículos de fabricación estadounidense, un respiro temporal de la tarifa del 25% sobre las piezas importadas que entró en vigor el 3 de mayo.
Adaptaciones en la industria japonesa
Las empresas japonesas están tomando diversas medidas para adaptarse a este nuevo escenario comercial. Nissan ha detenido los pedidos estadounidenses de todoterrenos fabricados en México, Honda está trasladando la producción de la versión híbrida de su Civic de Japón a EE.UU., y Mazda dejará de exportar a Canadá un tipo de modelo fabricado en EE.UU. como contramedida temporal.
Curiosamente, los principales fabricantes de automóviles japoneses experimentaron un aumento de las ventas en EE.UU. en marzo, ya que los clientes se apresuraron a asegurar sus compras antes de que entraran en vigor los aranceles, anticipando potenciales aumentos de miles de dólares en los precios.
Tensiones comerciales entre EE.UU. y Japón
Las medidas arancelarias se enmarcan en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre ambos países. Trump ha reclamado que Estados Unidos es un gran comprador de vehículos japoneses, mientras que en Japón se venden pocos autos estadounidenses, lo que atribuye a una estrategia deliberada de Tokio de establecer duras exigencias de seguridad para excluir a los fabricantes norteamericanos.
«Ellos no compran nuestros coches, pero nosotros tenemos MILLONES de los suyos», protestó en abril el presidente estadounidense, quien acusó a Japón de tratarlos «muy mal en el comercio».
Otros desafíos corporativos de Toyota
En paralelo a la crisis arancelaria, Toyota enfrenta otros retos corporativos significativos. Los inversores están evaluando el impacto del intento de compra del negocio de telares y piezas de automóviles Toyota Industries Corp. por parte del CEO, Akio Toyoda. Esta propuesta valora la operación en 6 billones de yenes y se situaría entre las mayores adquisiciones registradas a nivel mundial.
Cuando se le preguntó sobre este posible acuerdo, Sato declinó compartir detalles sobre los planes para una mayor integración dentro del grupo Toyota, aunque reiteró la importancia de Toyota Industries como negocio de materiales para el fabricante de automóviles y el grupo empresarial en general.
El escenario actual plantea un desafío sin precedentes para Toyota y la industria automotriz global, que deberán navegar un complejo panorama de políticas comerciales cambiantes mientras buscan mantener su competitividad y rentabilidad en el mercado estadounidense, uno de los más importantes del mundo.