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miércoles, junio 25, 2025

Crisis alimentaria global se profundiza: el 76% de países pobres sufren inflación descontrolada según informe del Banco Mundial

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La inflación de los precios de los alimentos continúa siendo un desafío crítico para las economías más frágiles del mundo, manteniendo niveles preocupantes en la mayoría de países de ingreso bajo y mediano bajo durante el período febrero-mayo de 2025. Los datos más recientes revelan una brecha creciente entre las naciones desarrolladas y en desarrollo en términos de presión inflacionaria alimentaria.

Según el último informe del Banco Mundial, el 76,5% de los países de ingreso bajo registra inflación alimentaria superior al 5%, cifra que aunque representa una disminución de 11,0 puntos porcentuales desde la actualización del 16 de mayo de 2025, sigue evidenciando la persistencia del problema estructural. En contraste, la situación se ha deteriorado en los países de ingreso mediano bajo, donde el 54,5% presenta inflación elevada, registrando un incremento de 4,5 puntos porcentuales.

Las economías de ingreso mediano alto muestran una mejora marginal, con el 45% registrando inflación superior al 5% (descenso de 2,0 puntos porcentuales), mientras que los países de ingreso alto evidencian el mejor desempeño con solo el 14,5% en esta categoría, reduciendo 4,0 puntos porcentuales respecto al período anterior.

Mercados globales de commodities muestran signos de estabilización

Paradójicamente, mientras persiste la inflación en las economías vulnerables, los mercados globales de materias primas agrícolas han mostrado señales de estabilización. Desde la última actualización del 16 de mayo, los índices de precios agrícolas y de cereales registraron una caída del 1%, con los precios de exportación manteniéndose en niveles similares.

El análisis por commodities específicos revela tendencias mixtas: el maíz experimentó una reducción del 4% y el arroz del 1%, mientras que el trigo registró un incremento del 3%. En términos interanuales, la perspectiva se torna más favorable con el maíz, trigo y arroz mostrando descensos del 2%, 20% y 31% respectivamente.

La comparación con los niveles pre-pandemia (enero 2020) ofrece una perspectiva de mediano plazo: el maíز ha aumentado 13%, el trigo ha descendido 4% y el arroz se ha incrementado 2%, sugiriendo una normalización gradual tras las turbulencias de los últimos años.

El Monitor de Mercado del Sistema de Información de Mercados Agrícolas (SIMA) de junio 2025 confirma la estabilidad general en los mercados mundiales de trigo, maíz, arroz y soja, sin interrupciones importantes previstas en el suministro a corto plazo. Los niveles de existencias se consideran adecuados y los flujos comerciales continúan sin problemas, aunque persisten disparidades regionales en las condiciones de cultivo y riesgos climáticos crecientes.

Desafíos estructurales agravan la inseguridad alimentaria en África

Más allá de los factores tradicionales como conflictos y fenómenos meteorológicos extremos, un informe del Banco Mundial identifica la ineficiencia del transporte como una causa persistente de hambruna en África. Las cadenas de suministro alimentarias del continente se caracterizan por ser extensas, fragmentadas y vulnerables, con productos perecederos recorriendo en promedio 4,000 kilómetros durante 23 días, cuatro veces más que en Europa.

Esta ineficiencia logística resulta en la pérdida de más de un tercio de los alimentos perecibles antes de llegar a los consumidores, exacerbando la inseguridad alimentaria regional independientemente de los niveles de producción.

El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias complementa este diagnóstico señalando que los sistemas alimentarios globales permanecen excesivamente expuestos a disrupciones, desde eventos climáticos extremos hasta conflictos y tensiones económicas. A pesar de décadas de reformas, muchas políticas siguen priorizando el aumento de producción a corto plazo sobre la preparación ante perturbaciones cada vez más frecuentes.

Respuesta multilateral: USD 8,445 millones en programas de seguridad alimentaria

El Banco Mundial ha desplegado una respuesta de escala masiva con múltiples programas que totalizan USD 8,445 millones para abordar la crisis alimentaria global y fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios.

Programas regionales de gran escala

El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios para África Oriental y Meridional representa la iniciativa más ambiciosa con USD 5,050 millones combinados (USD 2,750 millones en la tercera fase actual y USD 2,300 millones en fases anteriores). Esta iniciativa busca aumentar la resiliencia regional y la capacidad para abordar la creciente inseguridad alimentaria mediante respuestas interinstitucionales y esfuerzos de mediano y largo plazo.

El Programa de Resiliencia de los Sistemas Alimentarios de África Occidental complementa estos esfuerzos con USD 1,111 millones (USD 766 millones actuales más USD 345 millones adicionales en preparación para Senegal, Sierra Leona y Togo), enfocándose en la preparación ante la inseguridad alimentaria y el fortalecimiento de los sistemas alimentarios regionales.

Intervenciones nacionales específicas

En el nivel nacional, destaca el Proyecto de Apoyo de Emergencia para Aumentar la Seguridad Alimentaria y la Resiliencia en Egipto con USD 500 millones, diseñado para garantizar el acceso ininterrumpido al pan para hogares pobres y vulnerables, mientras fortalece la resiliencia ante crisis alimentarias.

Chad, Ghana y Sierra Leona reciben USD 315 millones para aumentar su preparación ante la inseguridad alimentaria, mientras que Bolivia obtiene USD 300 millones para incrementar la seguridad alimentaria, acceso a mercados y adopción de prácticas agrícolas climáticamente inteligentes.

Programas de impacto directo en productores

Los programas muestran resultados tangibles en términos de beneficiarios directos. En Honduras, los proyectos COMRURAL II y III han beneficiado a 6,287 pequeños productores rurales (33% mujeres, 15% jóvenes, 11% indígenas), creando 6,678 nuevos empleos y mejorando el acceso a mercados y tecnologías agrícolas avanzadas.

El Proyecto PROSASUR en el mismo país ha apoyado a 12,202 familias extremadamente vulnerables, logrando que el 70% de los niños menores de 5 años y sus madres alcancen un puntaje de diversidad dietética de al menos 4.

El Proyecto AICCRA, desarrollado en asociación con el Grupo Consultivo sobre Investigaciones Agrícolas Internacionales, ha beneficiado a casi 3 millones de agricultores africanos (39% mujeres), proporcionando herramientas de agricultura climáticamente inteligente. En Malí, los agricultores utilizando la herramienta digital RiceAdvice aumentaron el rendimiento promedio en 0,9 toneladas por hectárea y los ingresos en USD 320 por hectárea.

Coordinación internacional y perspectivas futuras

La respuesta internacional se ha fortalecido con la creación de la Alianza Mundial para la Seguridad Alimentaria, convocada conjuntamente por el Grupo Banco Mundial y la Presidencia del G7 en mayo de 2025. Esta iniciativa establece el Panel Global de Seguridad Alimentaria y Nutricional, una plataforma pública que proporciona información oportuna para mejorar la coordinación de políticas y respuestas financieras.

La coordinación multilateral se refuerza con la tercera declaración conjunta del 8 de febrero de 2023 de la FAO, FMI, Grupo Banco Mundial, PMA y OMC, que insta a medidas urgentes en tres frentes: atender focos de hambre, facilitar el comercio y mejorar mercados, y reformar subsidios perjudiciales con eficiencia y focalización cuidadosa.

Desafío de equilibrio entre urgencia y sostenibilidad

El panorama actual presenta un desafío complejo: mientras los precios globales de commodities se estabilizan y las existencias permanecen adecuadas, la inflación alimentaria persiste en las economías más vulnerables, exacerbada por deficiencias estructurales en logística y sistemas de distribución.

La respuesta del Banco Mundial, con USD 8,445 millones desplegados en programas multifacéticos, representa un esfuerzo sin precedentes por abordar tanto las necesidades inmediatas como los desafíos estructurales de largo plazo. Sin embargo, el éxito de estas iniciativas dependerá de la capacidad para equilibrar intervenciones urgentes a corto plazo con esfuerzos de resiliencia sostenible, especialmente considerando el aumento de riesgos climáticos y la persistente vulnerabilidad de las cadenas de suministro en las regiones más afectadas.

La situación actual subraya la necesidad de un enfoque integral que combine estabilización de precios, mejora de infraestructura logística, fortalecimiento de sistemas productivos locales y desarrollo de mecanismos de respuesta rápida ante crisis futuras.

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