Itaipú Binacional abrió las compuertas de su vertedero en la madrugada de este lunes, luego de casi un año, con el objetivo de ayudar a aumentar el caudal del río Paraná.
Según el informe de la Superintendencia de Operación de Itaipú, en el primer día el caudal vertido promedio fue de 474 metros cúbicos por segundo, con un máximo de 1.376 metros cúbicos por segundo. El periodo de vertido comprendió entre las 00:45 y 09:15. La cota del embalse, al inicio de la maniobra, estaba en 219,19 metros sobre el nivel del mar (msnm).
Esta medida posibilitará la reactivación del dinamismo comercial en la hidrovía Paraguay – Paraná, que fue afectada por la situación hidrológica del río Paraná. “Es además al fiel cumplimiento del derecho internacional para permitir los usos equitativos y razonables de los ríos internacionales”, apuntó la consejera paraguaya de Itaipú, María Antonia Gwynn.
Como antecedente, el informe de Itaipú menciona que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Paraguay solicitó la flexibilización del embalse a la cota 217 msnm, para obtener niveles de agua del río suficientes que permitan la navegación de las barcazas que exportan mercaderías. Para este fin, Itaipú contribuirá con 8.500 metros cúbicos por segundo de agua durante 12 días, según el consejero paraguayo de la Binacional, Eduardo Viedma.
“Sabemos que esta coyuntura es única y sin precedentes ya que la sequía ha sido un problema con el cual la Entidad siempre ha lidiado en forma exitosa todos estos años, gracias a la capacidad técnica y humana de nuestros compañeros de la institución. Pero hoy se suma un nuevo desafío que es la pandemia del Covid-19”, explicó.
No obstante, aclaran que el vertimiento no generará perjuicio en la producción de la usina, dado que la demanda solicitada a ITAIPU, por parte de Paraguay y Brasil, continúa siendo baja, debido a que las industrias y los comercios mermaron en sus operaciones a causa de la cuarentena sanitaria.
La última apertura de las compuertas de la represa se produjo entre finales de mayo y principios de junio de 2019. En esa ocasión, para propiciar el paso del exceso de agua proveniente del río Paraná, que ya no era posible almacenar en el embalse.