La automotriz estadounidense atraviesa un escenario de contrastes marcados: mientras las políticas comerciales de la Administración Trump le proporcionan un alivio fiscal significativo que recorta el coste de los aranceles de 2.000 a 1.000 millones de dólares anuales, un devastador incendio en una planta de su proveedor clave de aluminio amenaza con mermar sus beneficios hasta en 2.000 millones de dólares y obliga a la compañía a revisar a la baja sus proyecciones para el ejercicio completo.

Trump alivia la presión arancelaria con medidas favorables a la producción nacional

El presidente ejecutivo de Ford, Jim Farley, expresó públicamente su gratitud hacia Donald Trump por las recientes decisiones en materia de política arancelaria, calificándolas como «favorables» para la compañía, a la que describió como «el fabricante de automóviles más estadounidense». La proclamación presidencial del pasado viernes, que mantiene hasta 2030 un crédito fiscal del 3,75% sobre el valor de venta de los vehículos ensamblados en Estados Unidos, representa un respiro financiero crucial para la automotriz.

Este incentivo permitirá a Ford compensar los aranceles sobre componentes importados mediante el volumen de su producción doméstica, generando un ahorro estimado de 1.000 millones de dólares que se reflejará en los resultados del último trimestre de 2025. Para 2026, la compañía anticipa un beneficio económico similar derivado de esta medida.

Adicionalmente, Ford se beneficiará de la equiparación competitiva en el segmento de camionetas medianas y pesadas importadas, eliminando la desventaja que enfrentaba al fabricar todos sus modelos Super Duty en territorio estadounidense. La flexibilización de las regulaciones sobre emisiones de gases contaminantes, que reducen las exigencias de consumo de combustible, también favorecerá la comercialización de vehículos con motores de combustión, un pilar fundamental en el portafolio de la compañía.

El tercer trimestre muestra recuperación tras un primer semestre desastroso

Después de una primera mitad del ejercicio caracterizada por resultados desfavorables, con un desplome del 86% en el beneficio neto provocado por la guerra arancelaria, Ford experimentó una notable recuperación en el tercer trimestre. Entre julio y septiembre, la compañía disparó su beneficio neto hasta los 2.400 millones de dólares (2.066 millones de euros), lo que representa un incremento del 166,7% respecto al mismo periodo de 2024.

La cifra de negocio alcanzó niveles récord en el trimestre, con 50.500 millones de dólares (43.476 millones de euros), un 9% más en comparación interanual, superando las expectativas de Wall Street que situaban las previsiones en 43.700 millones. Los beneficios ajustados del periodo fueron de 45 centavos por acción, por encima de la media de 36 centavos estimada por los analistas.

En el acumulado de los nueve primeros meses del año, Ford registró un beneficio neto de 2.900 millones de dólares (aproximadamente 2.500 millones de euros), una reducción del 29,3% respecto al año anterior. Las ventas globales ascendieron a 3,31 millones de vehículos, un incremento del 1%, mientras que en el tercer trimestre específicamente las entregas alcanzaron 1,15 millones de unidades, un 6% más que en el mismo periodo del ejercicio precedente.

El vehículo eléctrico continúa siendo una carga financiera considerable

El análisis por divisiones revela un panorama heterogéneo en la estructura de negocio de Ford. La unidad de vehículos eléctricos continúa representando un lastre significativo, acumulando un resultado antes de intereses e impuestos (EBIT) negativo de 3.588 millones de dólares (3.089 millones de euros) en los nueve primeros meses del año. Solo en el tercer trimestre, esta división generó pérdidas por 1.410 millones de dólares (1.214 millones de euros).

Esta sangría financiera ha sido compensada por el desempeño positivo de la división de vehículos de combustión, que aportó un EBIT de 2.297 millones de dólares, y especialmente por el negocio de vehículos comerciales, que se consolidó como el pilar más rentable con un EBIT de 5.612 millones de dólares. Farley ha anunciado que la compañía ajustará su producción de vehículos de gasolina y eléctricos ante los cambios regulatorios que se esperan conocer a principios de 2026.

El incendio de Novelis desata una crisis de suministro con consecuencias millonarias

El acontecimiento más disruptivo para las perspectivas de Ford es el devastador incendio ocurrido el 16 de septiembre en la fábrica de aluminio de Novelis Inc. en Oswego, Nueva York, proveedor principal de este material para las altamente rentables camionetas de la serie F y los grandes vehículos utilitarios deportivos Expedition y Lincoln Navigator, productos insignia de la compañía.

La interrupción del suministro obligó a Ford a revisar drásticamente sus previsiones anuales. La compañía ahora anticipa unos beneficios ajustados antes de intereses e impuestos de entre 6.000 y 6.500 millones de dólares para todo el año, cifra significativamente inferior a los hasta 7.500 millones proyectados previamente. El extremo inferior de este nuevo rango representa una caída del 41% respecto a los 10.200 millones de dólares obtenidos con esta métrica el año pasado.

Ford estima que la interrupción reducirá el beneficio ajustado de 2025 entre 1.500 y 2.000 millones de dólares. La directora financiera, Sherry House, confirmó que la empresa estaba en camino de superar los 8.000 millones de dólares antes de intereses e impuestos este año de no haber sido por el siniestro: «Habríamos elevado las previsiones de no ser por el incendio de Novelis», declaró.

Estrategia de mitigación incluye aumento de producción y contrataciones masivas

Para contrarrestar el impacto de la crisis de suministro de aluminio, Ford ha diseñado un plan de acción que busca mitigar al menos 1.000 millones de dólares del impacto en 2026. La estrategia contempla incrementar la producción de las camionetas F-150 y Super Duty en 50.000 vehículos adicionales, para lo cual la compañía contratará a 1.000 trabajadores en sus fábricas de Michigan y Kentucky.

El propio Jim Farley se ha involucrado personalmente en la gestión de la crisis: «El equipo de Ford, incluido yo mismo, hemos estado in situ en la planta de Novelis. Estamos trabajando intensamente con Novelis y otros para abastecernos de aluminio», declaró el ejecutivo. La compañía ya ha reducido la producción de algunos de sus modelos más importantes mientras busca soluciones alternativas de suministro.

La crisis de los semiconductores chinos añade incertidumbre geopolítica

Como si los desafíos actuales no fueran suficientes, Ford enfrenta una amenaza adicional derivada de la escasez de chips semiconductores que suministra el fabricante chino Nexperia, del cual depende junto a otros fabricantes del sector automotriz. Farley calificó esta situación como «un problema político», resultado de la decisión del gobierno de los Países Bajos de asumir el control del productor chino por posibles transferencias de tecnología sensible a su matriz, Wingtech, presionado por Washington.

«Estuve ayer en Washington D.C. y este asunto estaba en la mente de todos los funcionarios gubernamentales con los que me reuní. Son muy conscientes y están trabajando para solucionarlo», afirmó Farley, quien advirtió sobre la necesidad de una solución rápida para evitar pérdidas de producción en el cuarto trimestre que afectarían a todo el sector automotriz.

La paradoja arancelaria golpea a los fabricantes nacionales

A pesar de las medidas favorables de Trump, Ford admitió un impacto negativo acumulado de 700 millones de dólares (603 millones de euros) debido a los aranceles en lo que va de año, ilustrando la paradoja de cómo las políticas proteccionistas pueden afectar incluso a los fabricantes domésticos. Cuando se imponen tasas extras al sector —como el 15% a vehículos importados desde Europa—, la onda expansiva golpea también a productores nacionales debido a la internacionalización de la cadena de valor del automóvil, tanto en componentes como en vehículos terminados. Ford, por ejemplo, mantiene operaciones productivas en México, país sujeto a aranceles estadounidenses.

Sin embargo, ajustando el factor arancelario, House destacó que «la fortaleza de nuestro negocio subyacente quedó evidenciada en nuestros resultados del tercer trimestre. Ajustando los aranceles, el EBIT ajustado interanual mejoró en 700 millones de dólares», subrayando la resiliencia operativa de la compañía más allá de las distorsiones comerciales.

Perspectivas futuras entre optimismo estratégico y desafíos operativos

Farley atribuyó la recuperación del tercer trimestre a «los increíbles productos y servicios» que ofrece la empresa y al enfoque «disciplinado en costes y calidad», proyectando confianza hacia el futuro: «Entramos en 2026 como una compañía más fuerte y ágil. Seguiremos enfocándonos en la ejecución y en tomar rápidamente las decisiones estratégicas correctas en propulsión, alianzas y tecnología que generarán un gran valor para nuestros clientes».

La compañía mantiene pendientes decisiones estratégicas relevantes, incluidos los detalles sobre el nuevo vehículo híbrido que fabricará en su planta de Almussafes (Valencia) a partir de 2027, proyecto sobre el cual recae la responsabilidad de revitalizar una instalación que atraviesa momentos difíciles, actualmente limitada a la producción del modelo Kuga.

Las acciones de Ford reaccionaron negativamente al anuncio de las consecuencias del incendio de Novelis, cayendo un 3,7% tras el cierre regular de operaciones en Nueva York, reflejando la inquietud de los inversores ante la magnitud del impacto financiero proyectado.

La trayectoria de Ford en 2025 ilustra la complejidad del entorno operativo contemporáneo para los fabricantes automotrices: mientras navegan políticas comerciales cambiantes que pueden ofrecer alivio fiscal, deben simultáneamente gestionar crisis de suministro imprevistas, tensiones geopolíticas en cadenas de valor globales y la costosa transición hacia la electrificación, todo ello manteniendo la rentabilidad en un mercado altamente competitivo y en transformación.