La demanda del carbón sufrió una caída del 5%, la mayor registrada desde la Segunda Guerra Mundial, debido a la crisis del covid-19. El carbón ya había registrado un descenso del 1,8% en 2019 y, si bien se proyecta una recuperación parcial para el 2021, este rubro se mantendrá estancado hasta el 2025.
Así lo señala el análisis de la Agencia Internacional de Energía en su informe anual, en el que señalan que el futuro de este combustible fósil dependerá cada vez más de Asia, según reporta la Agencia EFE.