La Unión Europea está intensificando sus esfuerzos diplomáticos y sancionadores contra Rusia, mientras se abren posibles vías de diálogo para poner fin al conflicto que comenzó con la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. En un panorama complejo donde las declaraciones políticas se entrelazan con acciones militares en curso, tanto la UE como Ucrania mantienen posiciones firmes respecto a las condiciones para negociar.

Europa prepara su decimoséptimo paquete de sanciones

La UE continúa avanzando en la preparación de un nuevo conjunto de medidas restrictivas contra Rusia, que se convertiría en el decimoséptimo paquete de sanciones desde el inicio del conflicto. Según confirmó Anitta Hipper, portavoz comunitaria de Exteriores, los preparativos avanzan «sin perturbaciones y a pleno rendimiento» con el objetivo de que sean aprobadas en el Consejo de Ministros de Exteriores que se celebrará en Bruselas el próximo 20 de mayo.

Este nuevo paquete incluiría la ampliación de la lista de personas y empresas sujetas a restricciones, así como sanciones contra más barcos de la denominada «flota fantasma» rusa, que ayuda a Moscú a eludir las sanciones contra el petróleo.

Paula Pinho, portavoz jefa de la Comisión Europea, subrayó la importancia de la coordinación con Estados Unidos: «En los últimos años, hemos colaborado estrechamente con Estados Unidos en la coordinación de las sanciones contra Rusia, y seguimos haciéndolo para tratar de asegurarnos de que, en la medida de lo posible, las sanciones que impongamos cuenten con el apoyo de Estados Unidos».

Hacia un veto total del gas ruso para 2027

En un movimiento que podría tener importantes repercusiones económicas, la Comisión Europea prepara un plan para vetar totalmente la importación de gas ruso a partir de 2027. Esta medida afectaría a empresas españolas como Naturgy y Repsol, que mantienen contratos de suministro de GNL con empresas rusas hasta 2038.

Estas compañías se enfrentan a un dilema complejo, ya que los contratos fueron firmados antes de la invasión rusa a Ucrania y, como han señalado sus directivos, romperlos unilateralmente podría desencadenar costosas batallas legales.

En 2024, Rusia se ha posicionado como el segundo mayor proveedor de gas para España, representando un 20% del total, solo por detrás de Argelia. A nivel europeo, la situación es aún más preocupante: los 27 países de la UE han gastado más de 200.000 millones de euros en combustibles rusos desde el inicio del conflicto, superando los 130.000 millones destinados en ayuda financiera y militar a Ucrania.

Propuesta de diálogo entre Rusia y Ucrania

En un giro inesperado, el presidente ruso Vladimir Putin ofreció el pasado sábado entablar «conversaciones serias» con Ucrania para alcanzar «una paz sólida y duradera». Putin propuso celebrar estas negociaciones el 15 de mayo en Turquía, aunque sin aceptar explícitamente la tregua de 30 días exigida previamente por Ucrania y sus aliados europeos.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, respondió inicialmente con cautela, valorando como «una señal positiva» que los rusos empezaran a plantearse el fin de la guerra. Posteriormente, su postura se volvió más abierta: «No tiene sentido prolongar las matanzas. Y esperaré a Putin en Turquía el jueves. Personalmente», escribió en la red social X.

Esta apertura al diálogo ha generado reacciones diversas. El presidente estadounidense, Donald Trump, instó a Ucrania a aceptar «inmediatamente» las condiciones de Rusia, mientras que el presidente francés Emmanuel Macron se mostró más cauto, calificando la propuesta como «un primer paso», pero insistiendo en que «no es suficiente» y que «no puede haber negociaciones mientras las armas hablan».

Posiciones firmes frente a la propuesta de diálogo

A pesar de esta aparente disposición al diálogo, la UE mantiene una posición clara. Según Anitta Hipper: «Si no hay alto el fuego, no se puede hablar de paz en estas circunstancias». La portavoz reiteró que «es el presidente Zelenski quien tiene que decidir sobre las mejores condiciones» para participar en una negociación.

La iniciativa diplomática tiene lugar en un contexto donde los líderes de Francia, Reino Unido, Alemania y Polonia -parte de la llamada «coalición de los dispuestos»- han tomado la delantera en los esfuerzos por poner fin a la guerra, amenazando al Kremlin con sanciones adicionales si no acepta declarar un alto el fuego de un mes.

Obstáculos para una paz duradera

Los expertos señalan importantes obstáculos para que las negociaciones conduzcan a una paz efectiva. Entre ellos destaca la visión de Putin sobre las «causas profundas del conflicto», que incluiría la ambición ucraniana de formar parte de Europa y la OTAN.

Además, Moscú podría exigir que Occidente se comprometa a dejar de armar a Ucrania antes de aceptar cualquier alto el fuego, lo que dejaría al país en una posición vulnerable frente a posibles nuevas ofensivas rusas.

Mientras tanto, la realidad sobre el terreno sigue siendo brutal. Durante la noche posterior al anuncio de Putin, Rusia atacó Ucrania con 108 drones, según las fuerzas aéreas ucranianas, evidenciando que las hostilidades continúan a pesar de las palabras de paz.

Un momento decisivo para la diplomacia europea

El conflicto ha entrado en una fase crítica donde la diplomacia y las sanciones económicas son las principales herramientas de la UE para presionar a Rusia. El éxito de estas medidas dependerá tanto de la coordinación con Estados Unidos como de la capacidad de los líderes europeos para mantener una posición unificada.

En este contexto, la reunión de los ministros de Exteriores del llamado grupo Weimar+ en Londres este lunes, y el próximo Consejo de Ministros de Exteriores del 20 de mayo en Bruselas, serán fundamentales para definir los próximos pasos del apoyo europeo a Ucrania y la estrategia para presionar a Rusia hacia una negociación basada en un alto el fuego genuino.