El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició este martes una ambiciosa gira por el Golfo con una recepción de alto perfil en Arabia Saudita, marcando el comienzo de una visita de cuatro días que lo llevará también a Qatar y Emiratos Árabes Unidos. El viaje está claramente orientado a consolidar acuerdos comerciales multimillonarios y reforzar alianzas estratégicas en una región caracterizada por tensiones persistentes.

Trump aterrizó en Riad escoltado por aviones de combate sauditas y fue recibido con honores por la familia real, que dispuso una bienvenida fastuosa, evidenciando la importancia que el reino otorga a esta visita oficial.

Poderoso contingente empresarial acompaña al mandatario

El presidente estadounidense no viaja solo. Lo acompaña una delegación de alto nivel que incluye a figuras clave del mundo empresarial como Elon Musk, quien además de ser CEO de Tesla funge como asesor presidencial, Larry Fink (BlackRock), Jane Fraser (Citigroup) y Stephen A. Schwarzman (Blackstone). A ellos se suman el secretario de Defensa Pete Hegseth y Marco Rubio, quien desempeña el doble rol de asesor de Seguridad Nacional y secretario de Estado.

Esta composición de la comitiva refleja el enfoque eminentemente económico que la Casa Blanca ha querido imprimir a esta gira, posicionando las relaciones comerciales como eje central de la política exterior estadounidense hacia la región.

El billón de dólares: El ambicioso objetivo financiero

Antes de emprender viaje, Trump dejó claro su principal objetivo económico: lograr que Arabia Saudita incremente su compromiso de inversión en Estados Unidos hasta alcanzar el billón de dólares, superando ampliamente los 600.000 millones anunciados en enero.

«Le pediré al príncipe heredero, que es un tipo fantástico, que lo redondee. Creo que lo harán porque hemos sido muy buenos con ellos», declaró el mandatario antes de partir, reflejando la confianza en su capacidad negociadora y en la disposición saudita a profundizar los lazos económicos.

El Foro de Inversiones Arabia Saudita–Estados Unidos, donde participará el presidente, comenzó con un video simbólico mostrando águilas y halcones como metáfora de la alianza bilateral. Se espera la participación de altos funcionarios sauditas como el ministro de Inversión, Khalid al-Falih, quien ya adelantó expectativas positivas: «cuando sauditas y estadounidenses se unen, más a menudo que no, suceden grandes cosas».

Armamento por diplomacia: La ecuación de seguridad

En paralelo a las negociaciones comerciales, la administración Trump planea ofrecer a Arabia Saudita un paquete de armamento valorado en más de 100.000 millones de dólares. Este acuerdo podría incluir aviones de transporte C-130 y sistemas de defensa de última generación, consolidando la relación militar bilateral.

Según fuentes sauditas citadas por AFP, Riad ha establecido una condición clara para estos contratos: las entregas deberán concretarse durante el actual mandato presidencial, lo que refleja cierta desconfianza sobre la continuidad de políticas en futuras administraciones estadounidenses.

El contexto geopolítico: Lo que queda fuera de agenda

Aunque las tensiones en Gaza, Ucrania e Irán siguen siendo relevantes en el panorama internacional, estos temas no ocupan el centro de esta gira. Sin embargo, la administración Trump confirmó su reciente participación en una nueva ronda de conversaciones nucleares con Irán celebrada en Omán, en una tregua entre India y Pakistán, y en la liberación de un ciudadano estadounidense secuestrado en Gaza.

Trump ha advertido sobre posibles acciones militares contra Teherán si fracasa la vía diplomática, aunque este mensaje se mantiene en segundo plano durante su visita al Golfo.

El gesto simbólico: De «Golfo Pérsico» a «Golfo Arábigo»

Como parte de su estrategia diplomática, Trump anunció que comenzará a referirse al Golfo Pérsico —nombre históricamente asociado con la región de Persia, actual Irán— como «Golfo Arábigo» o «Golfo de Arabia». Si bien carece de autoridad para cambiar oficialmente la denominación, este gesto tiene un alto valor simbólico para los estados árabes, que desde hace tiempo abogan por este cambio, mientras Irán defiende su vínculo histórico con la región.

El presidente también prometió «un anuncio muy, muy grande» durante su viaje a Medio Oriente. «Será uno de los anuncios más importantes que se han hecho en muchos años sobre un cierto asunto, un asunto muy importante», afirmó sin revelar detalles específicos.

El factor Israel: La normalización congelada

A pesar de las tensiones regionales, la cuestión israelí se mantiene deliberadamente al margen de esta visita. Según fuentes diplomáticas en Washington, el ministro de Exteriores saudí, el príncipe Faisal bin Farhan, insistió durante su visita a la Casa Blanca en abril en que Israel fuera excluido de la agenda durante la visita de Trump.

Antes del ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023 y la subsecuente guerra en Gaza, Israel y Arabia Saudita estuvieron cerca de establecer lazos diplomáticos. Este acuerdo, negociado por Estados Unidos, se habría configurado como un pacto trilateral que incluiría garantías de seguridad estadounidenses. Sin embargo, el acuerdo está actualmente congelado, ya que «el reino saudí no puede retroceder de su ‘línea roja’, es decir, en que es necesario un camino creíble hacia un Estado palestino», según expertos.

A pesar de encontrarse en la región, Trump no ha programado una reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo que subraya la decisión de mantener el conflicto entre Israel y Gaza fuera de la agenda de esta gira.

Inversiones cruzadas: El verdadero motor de la relación

Los expertos coinciden en que los negocios son el elemento central de esta gira. «Los dirigentes saudíes están buscando inversiones y asociaciones con empresas estadounidenses y han ofrecido 600.000 millones de dólares en comercio e inversión durante cuatro años», señalan analistas. Por su parte, «los Emiratos Árabes Unidos planean invertir 1,4 billones de dólares en Estados Unidos en la próxima década, centrándose en infraestructuras de inteligencia artificial y semiconductores».

Estas cifras evidencian que tanto los países del Golfo como Estados Unidos ven en esta relación una oportunidad de beneficio mutuo: mientras Riad necesita inversiones extranjeras directas para lograr los objetivos de su estrategia Vision 2030, Washington busca fortalecer su posición económica y geopolítica en la región.

La polémica del avión qatarí

Un elemento que ha generado controversia en vísperas de la gira es la oferta de Qatar de proporcionar a Trump un avión de lujo gratuito valorado en 400 millones de dólares para su uso durante su mandato. El presidente se declaró «decepcionado» con Boeing por la lentitud en la renovación del Air Force One, elogiando la generosidad qatarí.

Esta oferta ha despertado inquietudes entre organismos de control ético, que cuestionan si Doha podría estar esperando algún tipo de contraprestación por parte de Washington. Ante estas preocupaciones, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró que «cualquier obsequio otorgado por un gobierno extranjero siempre se acepta en pleno cumplimiento de todas las leyes aplicables» y reiteró el compromiso de la administración Trump con «la transparencia total».

Un funcionario de la Casa Blanca aclaró que el avión no será entregado ni aceptado durante la estancia de Trump en Qatar, segunda etapa de su viaje por Medio Oriente esta semana.

Esta gira de cuatro días promete consolidar el nuevo enfoque de la política exterior estadounidense hacia el Golfo, priorizando los acuerdos económicos y comerciales como base de una relación estratégica que busca estabilidad en una región volátil, mientras deja en segundo plano los conflictos más espinosos.