El presidente estadounidense Donald Trump anunció el martes por la noche un «gigantesco pacto» comercial con Japón, que según describió podría ser «tal vez el más grande de la historia». El acuerdo, comunicado a través de su plataforma Truth Social, establece que Japón invertirá 550.000 millones de dólares en Estados Unidos, mientras que se aplicará un arancel del 15% a todas las exportaciones japonesas hacia territorio estadounidense.

Según los términos revelados por Trump, Estados Unidos «recibirá el 90% de las ganancias» de esta inversión masiva, aunque no se han especificado los mecanismos exactos de cálculo ni se han publicado documentos oficiales que detallen las condiciones del acuerdo.

Apertura de mercados japoneses para productos estadounidenses

Uno de los componentes más significativos del acuerdo radica en la apertura del mercado japonés a productos estadounidenses que tradicionalmente han enfrentado barreras comerciales. «Quizás lo más importante es que Japón abrirá su país al comercio, incluyendo los automóviles, camiones, arroz y otros productos agrícolas», declaró Trump en su mensaje.

El sector automotriz, pilar de la economía japonesa, había sido un punto de fricción constante en las negociaciones. Trump había criticado repetidamente que «no les vendimos ni un solo auto en 10 años», aunque datos de la Asociación de Importadores de Automóviles de Japón indican que el país importó 16.707 vehículos estadounidenses el año pasado.

En el caso del arroz, otro producto de alta sensibilidad comercial, Trump había señalado anteriormente que Japón «no acepta nuestro arroz» pese a tener «una enorme escasez». Los datos del Censo estadounidense muestran que Japón compró arroz estadounidense por valor de 298 millones de dólares el año pasado, y 114 millones entre enero y abril de 2025.

Reducción arancelaria tras amenazas de gravámenes del 30%

El arancel final del 15% representa una reducción significativa respecto a las amenazas iniciales de la administración Trump. En abril, cuando el presidente mostró públicamente una tabla con aranceles para decenas de socios comerciales, Japón enfrentaba un gravamen del 24%. Posteriormente, en julio, Trump amenazó con imponer aranceles del «30%, 35% o la cantidad que determinemos» si no se alcanzaba un acuerdo antes del 1 de agosto.

Según fuentes gubernamentales citadas por la emisora pública japonesa NHK, los aranceles sobre automóviles japoneses se han reducido al 12,5%, desde el 25% inicialmente planeado, lo que sumado a la tasa original del 2,5% totaliza el 15% anunciado.

Impacto económico y reacciones de mercado

El acuerdo cobra especial relevancia considerando que el comercio bilateral de bienes entre ambos países alcanzó casi 230.000 millones de dólares en 2024, con un superávit japonés cercano a los 70.000 millones. Japón ocupa la quinta posición como socio comercial de bienes de Estados Unidos, habiendo enviado productos por valor de 148.000 millones de dólares el año pasado.

La reacción de los mercados japoneses fue inmediata y positiva. El índice Nikkei de la Bolsa de Tokio subió más de un 2% en la apertura del miércoles, superando los 40.000 puntos con un avance del 2,10% hasta 40.608,34 puntos. Las empresas automotrices lideraron las ganancias: Toyota subió un 10,07%, Honda un 8,56% y Nissan un 8,75%.

Crisis política interna japonesa y timing del acuerdo

El anuncio del acuerdo coincide con un momento de alta tensión política en Japón. El primer ministro Shigeru Ishiba estaría evaluando su permanencia en el cargo tras la derrota electoral de su coalición gobernante en las elecciones a la Cámara Alta del domingo, según informó el periódico Yomiuri.

Fuentes cercanas al primer ministro indicaron que Ishiba había planificado decidir sobre su dimisión en función del progreso alcanzado en las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Tras conocerse el acuerdo, Ishiba declaró que aún debe revisar los detalles antes de ofrecer comentarios definitivos, aunque señaló que el pacto «ayuda a proteger los intereses nacionales de Japón y Estados Unidos».

Contexto de la estrategia comercial trumpista

El acuerdo con Japón se enmarca en la agresiva política comercial de Trump, caracterizada por amenazas arancelarias como herramienta de negociación. Desde abril, la administración había enviado cartas a dos docenas de socios comerciales, incluyendo la Unión Europea, amenazando con aranceles si no se alcanzaban acuerdos bilaterales.

Hasta este martes, solo se habían materializado acuerdos limitados: con Reino Unido, Vietnam, Indonesia y una tregua parcial con China. El caso de Brasil resulta paradigmático de la volatilidad de esta estrategia: recibió el arancel más alto amenazado hasta ahora (50%), cinco veces mayor al del abril, debido a la posición de Trump respecto al tratamiento judicial de Jair Bolsonaro.

Efectos regionales y competencia asiática

El acuerdo genera presión inmediata sobre otros aliados asiáticos de Estados Unidos. Corea del Sur, competidor directo de Japón en sectores automotriz y siderúrgico, ya ha comenzado a evaluar las implicaciones del pacto. El ministro de Industria surcoreano, Kim Jung-kwan, declaró que Seúl está «evaluando con atención» el acuerdo y se encuentra en Washington para reuniones con contrapartes estadounidenses.

Paralelamente, Trump anunció también un acuerdo con Filipinas que establece aranceles del 19% a cambio de acceso libre estadounidense al mercado filipino y cooperación militar, demostrando la aplicación sistemática de esta estrategia negociadora en toda la región del Pacífico.

Entre la expectativa y la realidad del escenario

Si bien Trump calificó el acuerdo como creador de «cientos de miles de empleos» y «algo nunca visto», persisten interrogantes sobre la implementación práctica de los términos anunciados. La ausencia de documentación oficial detallada y la falta de especificidad sobre los mecanismos de distribución de ganancias plantean desafíos para evaluar el impacto real del acuerdo.

Japón mantiene una posición estratégica particular en esta dinámica al ser el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos, poseyendo 1.100 millones en bonos del Tesoro estadounidense que financian la creciente deuda estadounidense. Esta interdependencia financiera añade complejidad a la relación comercial bilateral más allá de los flujos comerciales tradicionales.

El acuerdo representa un hito significativo en la estrategia comercial de Trump, estableciendo un precedente para futuras negociaciones con otros socios comerciales importantes que aún enfrentan la amenaza de aranceles elevados si no alcanzan acuerdos antes del plazo del 1 de agosto.