El fabricante de vehículos eléctricos liderado por Elon Musk obtuvo ganancias de 1.373 millones de dólares pese a facturar 28.100 millones, mientras enfrenta presión regulatoria por defectos en baterías y problemas con su sistema de conducción autónoma

La rentabilidad se resiente pese al crecimiento de ingresos

Tesla registró un beneficio neto de 1.373 millones de dólares (1.182 millones de euros) durante el tercer trimestre del ejercicio, lo que supone un descenso del 36,8% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta caída contrasta con el crecimiento de sus ingresos, que alcanzaron los 28.095 millones de dólares (24.199 millones de euros), un incremento del 11,6% interanual.

La compañía ha atribuido la reducción de sus márgenes de beneficio al aumento de los costes de comercialización de vehículos y a las inversiones realizadas en su transformación hacia el negocio de la inteligencia artificial y la robótica. Los resultados, además, no cumplieron con las expectativas de Wall Street, que proyectaba unas ganancias por acción de 0,56 dólares frente a los 0,50 dólares reportados.

Las acciones de Tesla cayeron más del 3% en las operaciones posteriores al cierre del mercado, reflejando la decepción de los inversores ante unos resultados que evidencian las dificultades operativas de la compañía en un entorno cada vez más competitivo.

Récord de entregas impulsado por el fin de los créditos fiscales

Durante el trimestre, Tesla logró entregar 497.000 vehículos entre julio y septiembre, un 7% más que en el mismo periodo del año anterior y la cifra más alta registrada por la compañía. Este incremento pone fin a dos trimestres consecutivos de caídas en las ventas y superó ampliamente las estimaciones de los analistas, que proyectaban unas 456.000 entregas.

El aumento de las ventas estuvo impulsado, en gran medida, por la eliminación de los créditos fiscales federales para vehículos eléctricos en Estados Unidos, implementada por la administración Trump en octubre. Los consumidores aceleraron sus compras para aprovechar los subsidios de hasta 7.500 dólares antes de su desaparición, generando una demanda anticipada que podría traducirse en menores ventas en los próximos trimestres.

Los ingresos automotrices aumentaron un 6% hasta alcanzar los 21.200 millones de dólares, lo que representa un crecimiento del 24,8% respecto al trimestre anterior, que había registrado la mayor caída de ventas en más de una década.

La apuesta estratégica por la inteligencia artificial y la robótica

Tesla ha enfatizado en su comunicado a los inversores que su enfoque estratégico está virando hacia la escalabilidad de su negocio principal de hardware mediante la maximización de entregas e implementaciones, con productos que aportarán «un valor creciente a los clientes con el tiempo a través de servicios impulsados por inteligencia artificial».

La compañía considera que la venta tradicional de automóviles va a experimentar un cambio estructural, de ahí su apuesta por impulsar el desarrollo de coches, robots y drones autónomos. «Nuestra escala y estructura de costes nos permitirán afrontar las cambiantes dinámicas del mercado global con mayor eficacia que nuestros competidores, ya que los avances en IA convierten nuestros productos en los más atractivos del mercado», ha explicado el fabricante.

Este giro estratégico responde al rápido envejecimiento de su gama de vehículos eléctricos ante la fuerte competencia de los fabricantes chinos y el aumento de la producción de vehículos propulsados por baterías por parte de otras marcas tradicionales, lo que ha intensificado la presión en un sector tremendamente competitivo.

Presión regulatoria: investigación sobre conducción autónoma y retiro de vehículos

La compañía enfrenta una creciente presión regulatoria en Estados Unidos. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) abrió a principios de octubre una investigación sobre 2,88 millones de vehículos Tesla equipados con el sistema de conducción autónoma Full Self-Driving (FSD), tras recibir más de 50 reportes de infracciones de tráfico y varios accidentes.

La investigación se centra en determinar el alcance, la frecuencia y las posibles consecuencias de seguridad vinculadas al comportamiento del sistema FSD, después de que al menos 58 incidentes hayan sido registrados, incluyendo vehículos que habrían cruzado semáforos en rojo y circulado en sentido contrario bajo este sistema de automatización parcial.

Paralelamente, Tesla ha anunciado el retiro de 12.963 vehículos en Estados Unidos —modelos 2025 Model 3 y 2026 Model Y— por un posible defecto en un componente del paquete de baterías. El problema está localizado en el contactor del paquete de baterías, que podría abrirse durante la marcha por calor o desgaste, cortando el suministro de energía al sistema de propulsión y provocando una pérdida repentina de potencia que aumenta el riesgo de accidente.

Tesla ha confirmado que sustituirá sin coste la pieza en todos los vehículos afectados. Hasta el 7 de octubre, la compañía contabilizaba 36 reclamaciones en garantía y 26 informes de campo, sin registrar choques, heridos ni fallecidos vinculados a este asunto.

El impacto de la política de Trump y la participación de Musk en el Gobierno

El fabricante de vehículos eléctricos está sufriendo las consecuencias del giro de la administración Trump respecto a los coches eléctricos. Tras una insólita imagen en la que el presidente estadounidense vendía las bondades de los coches Tesla en la Casa Blanca, la relación se deterioró y Trump reniega ahora de los vehículos eléctricos.

La compañía también enfrenta las secuelas de la guerra arancelaria implementada por Trump, al ver cómo se encarecen algunos materiales esenciales para la fabricación de los coches, como los minerales y tierras raras exportados de China.

Por otra parte, la participación activa de Elon Musk en política ha generado reacciones adversas entre los consumidores. El empresario de origen sudafricano colaboró activamente en el Gobierno de Donald Trump, dirigiendo entre enero y mayo la oficina de recortes presupuestarios federales, conocida como DOGE, que fue artífice de miles de despidos y reducciones de gasto público. Esta implicación ha provocado que ciudadanos demócratas den la espalda a sus empresas, surgiendo movimientos sociales en contra de Tesla y la red social X, compañía que también dirige.

Competencia creciente y pérdida de valor de marca

Tesla ha experimentado un descenso significativo en su valoración como marca. Un informe publicado por la consultora de gestión Interbrand clasificó a Tesla como la 25.ª mejor marca global, cayendo desde el puesto 12 que ocupaba en 2024, y situándose por detrás de los fabricantes de automóviles BMW, Mercedes y Toyota.

Interbrand atribuyó el declive de Tesla —a la que se refirió como la antigua «fuerza disruptiva de la industria automotriz»— a la creciente competencia de vehículos eléctricos y a la incursión de Musk en la política. La consultora añadió: «La falta de innovación en productos y la competencia de bajo coste han generado preocupación sobre la capacidad de Tesla para mantener altos márgenes de beneficio».

El último trimestre de Tesla se caracterizó por una caída en las ventas en Europa, a medida que se intensificaba la competencia entre las alternativas de vehículos eléctricos de Volkswagen y BYD, que han acelerado su producción y ofrecen opciones más económicas.

Perspectivas inciertas y confianza de los inversores

Pese a los desafíos operativos, regulatorios y de mercado, las acciones de Tesla han mostrado una recuperación significativa en lo que va de año. Tras un arranque repleto de incertidumbres, con caídas acumuladas de hasta el 30%, las acciones de Tesla se han revalorizado un 20% anual.

Esta valoración refleja que Tesla es una de esas compañías que valen más por lo que serán que por la realidad actual. Solo así se explica que una empresa que vende cerca de medio millón de coches al trimestre cuadruplique el valor de su primer competidor, Toyota, que entrega cerca de 2,5 millones de vehículos en el mismo periodo.

Sin embargo, tanto Elon Musk como Vaibhav Taneja, director financiero de Tesla, advirtieron el trimestre pasado que el fabricante de automóviles tendría dificultades adicionales. Musk afirmó que esperaba que Tesla tuviera algunos trimestres difíciles, mientras que Taneja señaló que Tesla podría enfrentar problemas con el inventario en el contexto de los aranceles generalizados implementados por la administración estadounidense.

La compañía ha lanzado recientemente alternativas más económicas a sus modelos Y y Model 3, el primer lanzamiento de producto del fabricante en años, en un intento por mantener su competitividad en un mercado cada vez más saturado. Los analistas esperan con especial interés novedades sobre el servicio de robotaxi que Tesla planea implementar en Texas y California, así como sobre la producción y las ventas de estos nuevos modelos de menor precio.