Integrantes de la Comisión Mixta del Río Paraná (Comip), lado paraguayo, se reunió ayer para afinar detalles del pliego de bases y condiciones (PBC) para la licitación del dragado del río Paraná, que será vía excepción y pagado por Obras Públicas. Se trata de un trabajo histórico, puesto que es la primera vez que se realiza una intervención de esta magnitud en las aguas compartidas con Argentina.
El llamado será vía excepción porque se busca que en febrero del año que viene, el río Paraná se encuentre navegable. Actualmente, los barcos viajan con dificultades, explicó José Ávila, de la Dirección de Proyectos Estratégicos (Dipe) del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
Ávila especificó que se dispondrá de US$ 4 millones, que sería para el dragado de 350.000 m3 y que en dos meses se tendría que terminar. Estimó que en 15 días se iniciarán los trabajos.
Lucas Krivenchuk, representante del sector privado, señaló que se aguarda el informe de la profundidad de las aguas, que se conocerá con la batimetría, y con eso se establecerán los puntos prioritarios, que serán aquellos que están por debajo de los siete pies de calado. “La idea de que se realice vía excepción es para garantizar el transporte de soja, que se inicia a finales de enero y febrero”, dijo ayer. Agregó que la intervención del río se da después de 30 años.
Al respecto, Ávila señaló que el dragado lo pagará el Paraguay, atendiendo que es el más interesado, al ser el que más utiliza la hidrovía por el transporte de cargas. Según Obras Públicas, por el río Paraná se transportan 2,5 millones de toneladas de cargas.
Cancillería había reportado que en la quincena del mes pasado, se obtuvo el permiso de Argentina para realizar los trabajos en el río Paraná. El objetivo es normalizar las condiciones de navegabilidad, en particular el tramo que comprende desde la represa de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) hasta la confluencia con el río Paraguay.
La zona sur del país es de alto potencial productivo y las exportaciones se realizan por barcos. La bajante crítica de las aguas del Paraná impide la normal navegación, lo cual obliga a que los barcos tengan menos carga de su capacidad para garantizar su llegada a destino.
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