La Unión Europea ha puesto en marcha un ambicioso plan económico-defensivo que busca transformar los desafíos geopolíticos actuales en oportunidades para el crecimiento industrial del bloque. Durante la reciente cumbre de los Veintisiete, los líderes europeos establecieron una conexión directa entre el fortalecimiento de la competitividad económica y el incremento de la inversión en defensa, señalando que ambos objetivos «están estrechamente ligados».

Un plan de 800.000 millones para el rearme europeo

El núcleo de esta estrategia es el denominado plan «Rearmar Europa», presentado por la Comisión Europea, que prevé movilizar hasta 800.000 millones de euros para reforzar la defensa y seguridad del continente. La mayor parte de esta financiación —650.000 millones en cuatro años— provendrá de los presupuestos nacionales, aprovechando una flexibilidad especial que permitirá que este gasto no compute en las reglas de déficit comunitarias.

El elemento más innovador del plan es un fondo de 150.000 millones de euros en préstamos europeos, destinados a financiar compras conjuntas de equipamiento militar. Estas adquisiciones estarán condicionadas a un requisito fundamental: al menos el 65% de los componentes deberán ser fabricados en Europa. Como explicó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: «Debemos comprar más europeo, porque eso supone reforzar la capacidad de defensa e industrial de Europa».

Privilegiando la industria europea

La estrategia responde a una realidad preocupante: desde el inicio de la guerra de Ucrania, el 80% de las adquisiciones militares de la UE se han efectuado fuera del bloque. Para revertir esta tendencia, el plan limita los países que podrán proveer estos bienes, excluyendo a naciones consideradas amenazas para la seguridad europea, como Rusia. Sin embargo, sí contempla la participación de terceros países con los que la UE tiene acuerdos de asociación en defensa, como Noruega, Japón y Corea del Sur.

Para hacer aún más atractivas estas compras conjuntas, Bruselas ha diseñado incentivos adicionales: las adquisiciones de armamento a través de estos fondos podrían estar exentas de IVA, y la Comisión Europea se compromete a anticipar hasta un 15% de las transferencias solicitadas por los Estados miembros, con un plazo de devolución extendido hasta diciembre de 2030.

Mercados de capitales para impulsar la defensa

Más allá del componente militar, los líderes europeos identificaron tres áreas cruciales para fortalecer la competitividad: la integración de los mercados financieros, la reducción de los precios energéticos y la simplificación regulatoria.

En el ámbito financiero, respaldaron la estrategia para una Unión de Ahorro e Inversión, presentada por la Comisión Europea, que busca canalizar parte de los 10 billones de euros que los europeos mantienen en depósitos bancarios hacia inversiones productivas. Christine Lagarde, presidenta del BCE, subrayó durante la cumbre «la importancia de acelerar los esfuerzos para construir una verdadera unión de los mercados de capitales», así como de implementar el euro digital.

Los líderes también destacaron específicamente la importancia de movilizar financiación privada para la defensa, solicitando explorar el uso de instrumentos del presupuesto comunitario como InvestEU, que emplea fondos europeos para atraer inversiones privadas hacia proyectos estratégicos.

Simplificación normativa para la competitividad

Otro pilar fundamental de esta estrategia es la simplificación de la normativa europea. Los Veintisiete apoyaron las iniciativas de la Comisión para agilizar las reglas de sostenibilidad corporativa y solicitaron propuestas específicas para hacer lo mismo en los ámbitos de defensa y descarbonización industrial, con el objetivo de reducir en un 25% los costes regulatorios para las empresas.

Controversias terminológicas

A pesar del amplio consenso sobre la necesidad de fortalecer las capacidades defensivas europeas, han surgido algunas discrepancias respecto a la denominación del plan. España e Italia han expresado su incomodidad con el término «rearme», una preocupación que contrasta con la urgencia expresada por la mayoría de los estados miembros para avanzar en la adquisición de sistemas militares como misiles, artillería, drones y sistemas de defensa aérea.

Desde la Comisión Europea, sin embargo, han sido claros: «Es lo que es», señalan fuentes del Ejecutivo de Von der Leyen, reconociendo que aunque los términos empleados pueden mover «sensibilidades», el objetivo del plan es inequívoco: rearmar a Europa ante las crecientes amenazas geopolíticas, particularmente aquellas procedentes de Rusia.

Esta iniciativa representa un cambio fundamental en la política económica y de defensa de la UE, que busca convertir la necesidad defensiva en una oportunidad para el desarrollo industrial y tecnológico europeo, consolidando así tanto su autonomía estratégica como su competitividad global.