Paraguay experimentó una significativa contracción en las entradas de Inversión Extranjera Directa (IED) durante 2024, al registrar US$ 400 millones frente a los US$ 576 millones del período anterior, lo que representa una caída del 30,6%. Esta reducción se produce en un contexto regional adverso, donde América del Sur en su conjunto registró una disminución del 6,4% en los flujos de inversión extranjera, según el reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La retracción paraguaya forma parte de una tendencia generalizada en la región, que vio reducirse sus entradas de IED de US$ 122.633 millones en 2023 a US$ 114.812 millones en 2024, representando una pérdida de US$ 7.822 millones. Sin embargo, la magnitud de la caída en Paraguay superó considerablemente el promedio regional, evidenciando desafíos específicos para atraer capitales foráneos.
Brecha persistente con socios comerciales estratégicos
El desempeño paraguayo contrasta marcadamente con el de sus principales socios comerciales. Brasil consolidó su liderazgo regional al recibir US$ 71.070 millones en 2024, registrando un crecimiento del 13,8% respecto al año anterior y concentrando el 37,6% del total de inversiones en América del Sur. En contraposición, Paraguay apenas representó el 0,2% del flujo regional, evidenciando la persistente brecha competitiva.
Argentina, pese a experimentar una drástica reducción del 53% que llevó su IED de US$ 24.757 millones a US$ 11.644 millones, mantuvo niveles de inversión significativamente superiores a los paraguayos. Similar situación presentaron Chile, con US$ 12.521 millones tras una caída del 31,9%, y Colombia, que registró US$ 14.269 millones con una reducción del 15%.
Esta disparidad subraya la necesidad urgente de fortalecer el clima de inversión nacional para acortar la brecha con socios estratégicos y dinamizar sectores productivos clave para mejorar la competitividad estructural del país.
Componentes de la inversión revelan debilidades estructurales
El análisis detallado de los componentes de la IED paraguaya revela aspectos preocupantes para la sostenibilidad del flujo de capitales. Si bien los aportes de capital se mantuvieron relativamente estables con un incremento del 2%, representando el 93% del total de entradas, otros componentes mostraron deterioros significativos.
Los préstamos entre empresas experimentaron una fuerte contracción del 128%, agravando cifras ya negativas registradas en 2023. Esta tendencia refleja menor confianza de las empresas matrices en sus filiales paraguayas y reduce las posibilidades de financiamiento corporativo internacional.
Particularmente preocupante resulta la disminución del 32% en la reinversión de utilidades, componente que tradicionalmente indica el nivel de confianza de las empresas extranjeras en las perspectivas del mercado local. Esta reducción sugiere menor entusiasmo empresarial por expandir operaciones o modernizar instalaciones en territorio paraguayo.
Anuncios de proyectos se contraen significativamente
Los anuncios de nuevos proyectos de inversión registraron una caída dramática del 62,4%, pasando de niveles sin precedentes en 2023 a apenas 12 iniciativas por US$ 551 millones en 2024. Esta contracción señala un enfriamiento del interés inversionista y plantea interrogantes sobre la capacidad de atracción de capitales en el mediano plazo.
El sector de comunicaciones mantuvo su liderazgo al concentrar el 52,4% del valor total anunciado, seguido por hoteles y turismo (16,4%) y productos químicos (10,9%). El dinamismo del sector comunicaciones, impulsado principalmente por proyectos de centros de datos que aprovechan el bajo costo de la energía hidroeléctrica, ha sido una constante desde 2020, aunque su valor se redujo aproximadamente a la mitad respecto al año anterior.
La infraestructura digital y los servicios asociados continúan representando una ventaja competitiva relativa para Paraguay, permitiendo mantener cierto atractivo inversionista en un contexto regional y local desafiante.
Grado de inversión sin traducirse en resultados tangibles
La obtención del grado de inversión otorgado por la calificadora Moody’s hace casi un año no ha logrado traducirse en mejoras sustanciales en la atracción de IED. Esta situación plantea interrogantes sobre la efectividad de las estrategias de promoción económica y la capacidad de capitalizar el mejor posicionamiento crediticio internacional.
Los más de cuarenta viajes al exterior del presidente Santiago Peña desde el inicio de su gestión, junto con los anuncios gubernamentales sobre mejor posicionamiento internacional, tampoco han constituido una catapulta efectiva para el arribo de inversiones significativas. Esta desconexión entre esfuerzos diplomáticos y resultados económicos tangibles sugiere la necesidad de revisar las estrategias de atracción de capitales.
Contexto regional adverso y desafíos estructurales
El informe de CEPAL revela que 2024 fue un año de retracción generalizada en las inversiones extranjeras en América del Sur, con excepciones puntuales como Perú. Factores como la incertidumbre global, cambios regulatorios y menor apetito por riesgo influyeron en las decisiones empresariales de inversión.
Paraguay, aunque históricamente registra cifras modestas en términos absolutos, no escapó a esta tendencia regional. La consultora Mentu confirma que Brasil y México continúan concentrando el 60% de las inversiones extranjeras en América Latina, evidenciando la persistente concentración geográfica de los flujos de capital.
La urgente necesidad de reformas estructurales
La sostenida caída en la IED por segundo año consecutivo exige una revisión profunda de las políticas de atracción de inversiones. El país deberá fortalecer estrategias específicas en sectores con potencial competitivo, particularmente el digital y turístico, aprovechando ventajas comparativas como el costo energético y la estabilidad institucional.
La necesidad de diversificar la estructura productiva y mejorar el clima de negocios se torna imperativa para revertir la tendencia negativa. Solo mediante reformas estructurales que aborden limitaciones institucionales, infraestructurales y regulatorias, Paraguay podrá aspirar a competir efectivamente por los flujos internacionales de capital y reducir la brecha con sus socios regionales.
El desafío trasciende la obtención de calificaciones crediticias favorables y requiere transformaciones profundas que conviertan al país en un destino atractivo y confiable para la inversión productiva de largo plazo.