Paraguay se consolida como potencia agroindustrial en superalimentos, exportando 75.000 toneladas de chía en 2024 y procesando 3.700 toneladas de maní, mientras enfrenta desafíos climáticos e impulsa inversiones en tecnología y valor agregado.

Dominio global en la producción de chía

El dominio ha alcanzado una posición imponente en el mercado internacional de chía, abasteciendo más de la mitad de la demanda mundial estimada en 150.000 toneladas anuales. Esta supremacía se sustenta en tres pilares fundamentales: la elevada capacidad productiva del país, la consistencia en los estándares de calidad y la incorporación de tecnología avanzada en las instalaciones industriales.

El Ministerio de Industria y Comercio (MIC) confirmó que durante 2024 las exportaciones paraguayas de este superalimento superaron las 75.000 toneladas, cifra que representa un hito histórico para el sector. Esta performance consolida al país como el actor principal en un mercado global que experimenta crecimiento sostenido, impulsado por la demanda de alimentos saludables ricos en proteínas y nutrientes.

«La calidad y estabilidad de cada grano marcan la diferencia», afirmó Shoichi Takahashi, presidente de la Cámara Paraguaya de Chía y titular de Hypergrain SA, destacando los factores que posicionan a la producción nacional por encima de competidores internacionales.

Desafíos climáticos y estrategias de mitigación

Sin embargo, el sector enfrenta un desafío significativo para 2025. Las heladas registradas durante el presente año han impactado negativamente en los cultivos, generando proyecciones de una reducción en la producción para el próximo ciclo. Ante esta situación, los actores del sector han implementado medidas preventivas para minimizar los efectos adversos del clima.

Entre las estrategias adoptadas destacan las siembras escalonadas, que distribuyen el riesgo temporal de eventos climáticos extremos, y el desarrollo de investigaciones genéticas orientadas a crear variedades más resistentes a condiciones adversas. «No podemos controlar el clima, pero sí minimizar el impacto y buscar alternativas más resilientes de producción», explicó Takahashi, resumiendo la filosofía con la que el sector enfrenta la incertidumbre climática.

Estas iniciativas de adaptación resultan cruciales para mantener la posición competitiva del país en un mercado global donde la consistencia en el suministro constituye un factor determinante para los compradores internacionales.

Expansión empresarial y acceso al financiamiento

El crecimiento del sector se refleja en la evolución de las principales empresas procesadoras. Hypergrain SA ejemplifica esta tendencia al haber triplicado su capacidad de acopio en apenas dos años, pasando de 2.000 a 5.000 toneladas, lo que la posiciona como la cuarta compañía más grande del país en este rubro.

Este crecimiento empresarial se ha visto facilitado por cambios en el sistema financiero local. Según Takahashi, el «retorno de la confianza» en las instituciones bancarias paraguayas ha resultado fundamental, ya que estas han introducido herramientas innovadoras de evaluación y financiamiento específicamente diseñadas para economías especializadas como la producción de chía.

Esta evolución del sector financiero permite que empresas y agricultores con trayectoria comprobada en mercados locales e internacionales accedan a créditos productivos en condiciones más favorables, generando un círculo virtuoso de inversión y expansión.

Inversión estratégica en infraestructura industrial

El sector se encuentra en un momento clave de su evolución, transitando desde la exportación de materias primas hacia una mayor transformación industrial. En este contexto, destaca como iniciativa fundamental la instalación de una nueva planta esterilizadora de chía, que representa un salto cualitativo significativo.

Esta infraestructura permitirá al país ofrecer productos con mayor valor agregado, cumplir con estándares sanitarios más exigentes demandados por mercados internacionales sofisticados y optimizar la logística de exportación. La inversión no solo facilitará el acceso a nuevos destinos comerciales, sino que también fortalecerá la competitividad paraguaya frente a otros proveedores globales.

El MIC resalta que esta estrategia de industrialización se enmarca en una política nacional orientada a agregar valor a la producción primaria, generando mayores márgenes de rentabilidad y empleo calificado.

Perspectivas de expansión comercial

La demanda mundial de alimentos saludables continúa en ascenso, lo que amplía las oportunidades para la producción paraguaya. Takahashi se mostró optimista respecto al potencial de crecimiento: «Si la producción se duplicara, hay mercado que la absorbería. Creemos en Paraguay, trabajamos por un Paraguay mejor».

Esta confianza se sustenta en la ventaja competitiva que representa la especialización del país en un producto cuya demanda global mantiene tendencia creciente. El presidente de la Cámara Paraguaya de Chía enfatizó la importancia de sostener políticas de apertura comercial para expandir la presencia internacional y potenciar el impacto positivo en la balanza comercial nacional.

El maní como complemento estratégico

Paralelamente al liderazgo en chía, el maní mantiene su relevancia como pilar de la economía agrícola paraguaya. La producción nacional alcanza aproximadamente 30.000 toneladas anuales, de las cuales 3.700 toneladas son procesadas por Indugrapa, empresa referente en el sector.

De este volumen procesado, 2.500 toneladas se destinan a exportación hacia Estados Unidos y Brasil, mientras que 1.200 toneladas abastecen el mercado interno. La demanda local experimenta un auge sostenido, impulsada por productos populares como el ka’i ladrillo, maní salado y manteca de maní.

Este crecimiento del consumo doméstico genera oportunidades concretas para ampliar la capacidad de procesamiento nacional y reducir importaciones en nichos específicos, contribuyendo a la sustitución de importaciones y al desarrollo de la cadena agroindustrial local.

Generación de empleo y sostenibilidad

Las iniciativas en ambos sectores trascienden el impacto comercial inmediato. La expansión de la producción y procesamiento de chía y maní genera empleo directo e indirecto en zonas rurales, contribuyendo a la distribución territorial del desarrollo económico.

Además, el enfoque en investigación genética y prácticas agrícolas adaptativas promueve la sostenibilidad a largo plazo, elemento cada vez más valorado tanto por mercados internacionales como por consumidores conscientes del impacto ambiental de los alimentos que adquieren.

Un modelo agroindustrial en consolidación

Con proyecciones optimistas a pesar de los desafíos climáticos, Paraguay se perfila como un modelo de innovación en la producción de superalimentos. La combinación de liderazgo en volumen, inversión en tecnología, desarrollo de capacidades industriales y acceso mejorado al financiamiento configura un escenario favorable para consolidar y expandir la posición competitiva del país.

El sector agroindustrial paraguayo demuestra que la especialización estratégica, acompañada de inversión en valor agregado y adaptación a desafíos estructurales, puede transformar ventajas comparativas naturales en liderazgos comerciales sostenibles en mercados globales altamente competitivos.