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Nvidia y AMD ceden 15% de sus ingresos por chips de IA en China a Estados Unidos en acuerdo histórico que redefine el comercio tecnológico bilateral

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En una decisión que marca un hito en las relaciones comerciales tecnológicas entre Estados Unidos y China, las gigantes estadounidenses Nvidia y AMD han establecido un acuerdo extraordinario con el gobierno de Washington para ceder el 15% de los ingresos generados por la venta de microchips avanzados de inteligencia artificial en territorio chino. Esta medida, revelada por el Financial Times, constituye el primer caso en la historia corporativa moderna donde empresas estadounidenses aceptan transferir una porción de sus beneficios a cambio de licencias de exportación.

El pacto permite a ambas compañías reanudar la comercialización de sus semiconductores más sofisticados en el mercado chino, tras meses de restricciones que habían paralizado estas operaciones comerciales fundamentales para sus balances financieros globales.

Las cifras del acuerdo: H20 y MI308 bajo el microscopio financiero

Según fuentes cercanas a las negociaciones, Nvidia transferirá el 15% de los ingresos obtenidos por las ventas de su chip H20 específicamente diseñado para el mercado chino, mientras que AMD aplicará el mismo porcentaje sobre los beneficios derivados de su modelo MI308. Estas cifras representan miles de millones de dólares potenciales, considerando que analistas de la consultora Bernstein estimaron que Nvidia habría vendido aproximadamente 1,5 millones de chips H20 en China sin las restricciones, generando ingresos cercanos a los 23.000 millones de dólares.

La magnitud económica del acuerdo cobra especial relevancia al considerar que China representa el 13% de los ingresos totales de Nvidia, y que el CEO Jensen Huang había advertido previamente sobre una posible reducción de 15.000 millones de dólares en los ingresos anuales de la compañía debido a las restricciones comerciales.

El contexto estratégico: rivalidad tecnológica y guerra comercial

Esta negociación se enmarca dentro de la estrategia comercial de la Administración Trump, caracterizada por privilegiar la inversión nacional y evitar la imposición de aranceles tradicionales, buscando maximizar los beneficios para la economía estadounidense en medio de la disputa tecnológica con China. El acuerdo refleja el constante esfuerzo del presidente Trump por obtener compensaciones financieras directas a cambio de concesiones comerciales, siguiendo la línea de acuerdos previos como la promesa de Apple de invertir 600.000 millones de dólares en manufactura nacional.

El departamento de Comercio estadounidense comenzó a expedir licencias de exportación para los chips H20 el viernes pasado, apenas dos días después de una reunión entre Jensen Huang y el presidente Trump, encuentro que resultó definitivo para cerrar las negociaciones iniciadas hace menos de un mes.

Controversias de ciberseguridad y tensiones diplomáticas

El acuerdo se produce en un momento de máxima tensión relacionada con preocupaciones de ciberseguridad. La Administración del Ciberespacio de China (CAC) había citado a Nvidia a finales de julio para que presentara evidencias de que su chip H20 no contenía características ocultas que permitieran acceso remoto. Estas sospechas fueron amplificadas por Yuyuan Tantian, una cuenta oficial vinculada a CCTV en la red social Weibo, que sugirió la viabilidad técnica de incorporar funciones de rastreo, localización geográfica o apagado remoto en procesadores de IA.

Ante estas acusaciones, Nvidia respondió categóricamente que la ciberseguridad tiene «importancia crucial» para la empresa y aseguró que «no pone puertas traseras en sus chips para dar a nadie acceso o control remoto», reafirmando su compromiso con las normativas de seguridad internacionales.

Implicaciones geopolíticas y precedente regulatorio

Jacob Feldgoise, investigador del Centro para la Seguridad y la Tecnología Emergente con sede en Washington, calificó este acuerdo como un precedente sin igual desde la perspectiva del control de exportaciones, advirtiendo que «el acuerdo corre el riesgo de invalidar la justificación de seguridad nacional de los controles de exportación estadounidenses».

El experto señala que esta medida podría debilitar la posición negociadora de Estados Unidos con sus aliados para implementar controles complementarios, ya que «los aliados podrían no creer en la sinceridad de los responsables políticos estadounidenses si están dispuestos a intercambiar preocupaciones de seguridad nacional por concesiones económicas».

El dilema estratégico estadounidense y la respuesta china

Estados Unidos enfrenta desde hace meses un dilema aparentemente paradójico: vender hardware de inteligencia artificial a China o prohibirlo completamente y permitir que desarrollen alternativas propias. Los recientes avances de modelos de IA chinos como DeepSeek y chips como los de Huawei demuestran que las restricciones tecnológicas no han logrado frenar el desarrollo autóctono chino, sino que han incentivado la innovación local.

Por su parte, Beijing ha mostrado creciente hostilidad hacia la utilización del chip H20 por parte de empresas chinas, y probablemente no recibirá favorablemente la implementación de este «impuesto al chip» que beneficia directamente al gobierno estadounidense sobre transacciones realizadas en territorio chino.

Expectativas y cambio de paradigma en el mercado

A pesar de las restricciones y el nuevo esquema de participación en ingresos, se espera que las empresas chinas realicen pedidos significativos tanto de los chips de Nvidia como de AMD, dada la demanda creciente de tecnología de inteligencia artificial en el mercado asiático. Sin embargo, las cifras finales de ingresos probablemente serán inferiores a las proyecciones iniciales debido a las nuevas condiciones comerciales.

Este acuerdo establece un precedente que podría influir en futuras negociaciones comerciales entre empresas tecnológicas y gobiernos, redefiniendo las reglas del juego en el comercio internacional de semiconductores y abriendo la puerta a nuevas formas de regulación y tributación en el sector tecnológico global.

El uso final que el gobierno estadounidense dará a estos fondos permanece sin determinar, según funcionarios consultados por el Financial Times, añadiendo una capa adicional de incertidumbre sobre las implicaciones a largo plazo de este acuerdo sin precedentes en la historia del comercio tecnológico internacional.