Nvidia, el gigante de los semiconductores, enfrenta un revés financiero significativo tras nuevas restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos. La compañía notificó el martes a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) que espera asumir un impacto de 5.500 millones de dólares en el trimestre actual debido a restricciones en la venta de chips H20 a China.

Nuevas barreras comerciales entre EEUU y China

Funcionarios estadounidenses informaron a Nvidia la semana pasada que deberá obtener licencias especiales para exportar sus chips H20 a China, citando preocupaciones de que estos componentes puedan ser utilizados en supercomputadoras chinas. Esta medida se suma a prohibiciones previas sobre la exportación de GPUs más avanzadas de Nvidia a territorio chino.

La noticia provocó una caída de más del 6% en las acciones de la compañía durante las operaciones posteriores al cierre del mercado, agravando la volatilidad que ya experimentaban desde el anuncio de los aranceles de Trump el 2 de abril.

Impacto financiero y operativo

«El actual trimestre fiscal de Nvidia finaliza el 27 de abril. Se espera que los resultados del primer trimestre incluyan hasta unos 5.500 millones de dólares de cargos asociados a los productos H20 por inventario, compromisos de compra y reservas relacionadas», explicó la empresa en su notificación a la SEC.

La medida afecta específicamente a las unidades de procesamiento gráfico (GPU) con un ancho de banda similar al de la H20, chips que, aunque menos potentes que los modelos premium de Nvidia, siguen siendo altamente capaces. La preocupación radica en que estas unidades, al operar en conjunto mediante conexiones de alta velocidad, podrían permitir la creación de supercomputadoras comparables a las más avanzadas del mundo.

Cambio estratégico: producción en territorio estadounidense

En un giro notable, Nvidia anunció el lunes que comenzará a fabricar supercomputadoras de inteligencia artificial en Estados Unidos por primera vez. La compañía ha habilitado más de 90.000 metros cuadrados de espacio de fabricación en Arizona y Texas para la construcción y prueba de chips Blackwell y supercomputadoras de IA.

«Incorporar la fabricación estadounidense ayuda a nuestra compañía a satisfacer mejor la increíble y creciente demanda de chips y supercomputadoras de IA, fortalece la cadena de suministro y aumenta su resiliencia», afirmó Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia.

Este proyecto forma parte de un compromiso más amplio para producir infraestructura de IA valorada en 500.000 millones de dólares en Estados Unidos durante los próximos cuatro años, una iniciativa que la Casa Blanca ha celebrado como parte del «renacimiento de la manufactura estadounidense» y del «efecto Trump».

El mercado chino: de vital a vulnerable

El impacto de estas restricciones es particularmente significativo considerando la evolución de la presencia de Nvidia en China. En el año fiscal 2025, el 13% de las ventas de la compañía provinieron de direcciones de facturación en China, una caída considerable desde el 26% registrado en el año fiscal 2022, antes de que el gobierno federal comenzara a limitar sus exportaciones hacia clientes chinos.

Esta reciente restricción representa una escalada en la política comercial restrictiva iniciada en 2022, cuando la administración Biden prohibió la venta de hardware completo de Nvidia en China pero permitió versiones con capacidades limitadas. Ahora, incluso estas versiones reducidas requieren licencias especiales que, según se reporta, son «altamente improbables de aprobarse».

La batalla por la arquitectura de IA: CUDA como ventaja competitiva

Más allá del hardware, la verdadera fortaleza de Nvidia radica en CUDA (Compute Unified Device Architecture), la arquitectura sobre la que se desarrollan la mayoría de los proyectos de inteligencia artificial globales. Esta tecnología aglutina el compilador y las utilidades de desarrollo en las GPU de Nvidia, creando un ecosistema dominante en el sector.

Empresas chinas como Huawei han desarrollado alternativas como CANN (Compute Architecture for Neural Networks), pero estas soluciones aún no alcanzan la popularidad o eficiencia de CUDA. Según Li Guojie, científico informático de la Academia China de Ciencias, aunque los chips Ascend 910 de Huawei son comparables a las soluciones de Nvidia en términos de capacidad de cálculo, persiste la necesidad de «desarrollar un sistema alternativo para alcanzar la autosuficiencia en IA».

Una semana de contrastes

La notificación de restricciones recibida el 9 de abril contrasta fuertemente con el anuncio realizado apenas días después sobre la inversión de 500.000 millones de dólares en territorio estadounidense. Esta cifra incluye principalmente los gastos de capital de clientes como Amazon, Microsoft y Google, pero también contempla una planta de ensamblaje nacional para servidores de inteligencia artificial de Nvidia.

Las acciones de Nvidia cayeron aproximadamente un 5% en las operaciones posteriores al cierre del martes, reflejando la preocupación de los inversores ante esta nueva realidad comercial.

Implicaciones futuras

El caso de Nvidia ilustra las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China en el sector tecnológico y la estrategia de la administración Trump de utilizar aranceles y barreras comerciales para presionar a Beijing. Sin embargo, plantea también interrogantes sobre el futuro: si China, urgida por las circunstancias, logra desarrollar una alternativa eficiente a CUDA, Nvidia podría enfrentar pérdidas mucho mayores que los 5.500 millones de dólares actuales.

Mientras tanto, la compañía se encuentra en una posición paradójica: expandiendo su producción en territorio estadounidense mientras ve severamente limitado su acceso a uno de los mercados más grandes del mundo.