El gigante automotriz japonés Nissan Motor Co. atraviesa la crisis más severa de su historia reciente, con pérdidas netas que alcanzaron los 670.900 millones de yenes (4.120 millones de euros) durante el ejercicio fiscal 2024, y un plan de reestructuración que requerirá costes adicionales de hasta 370 millones de euros durante el presente año fiscal.

Las cifras presentadas por la compañía revelan la magnitud de una crisis que ha llevado a la tercera automotriz japonesa a implementar medidas drásticas, incluyendo el despido de 20.000 trabajadores y el cierre de siete de sus 17 plantas de producción a nivel mundial.

Un año fiscal devastador marca el punto de inflexión

Los resultados del ejercicio fiscal 2024, que abarcó desde el 1 de abril de 2024 hasta el 31 de marzo de 2025, exponen la profundidad de los problemas estructurales que enfrenta Nissan. Las pérdidas netas de 4.120 millones de euros incluyen 460.000 millones de yenes (2.830 millones de euros) por deterioro de activos y 60.000 millones de yenes (370 millones de euros) en costes directos del plan de reestructuración.

Durante una sesión con analistas celebrada el 13 de mayo, el presidente y CEO Iván Espinosa reveló que la compañía estima costes adicionales de otros 60.000 millones de yenes (370 millones de euros) para el ejercicio fiscal 2025, principalmente en forma de salidas de efectivo. «Tenemos la intención de financiar los costes de reestructuración mediante la venta estratégica de activos», declaró el ejecutivo.

Las proyecciones internas para el primer trimestre del año fiscal actual pintan un panorama igualmente sombrío, con pérdidas operativas estimadas en 200.000 millones de yenes (1.230 millones de euros) y un flujo de caja libre negativo de 550.000 millones de yenes (3.380 millones de euros).

Plan de reestructuración Integral: el programa «Re:Nissan»

La respuesta de Nissan a esta crisis sin precedentes se materializa en el ambicioso plan «Re:Nissan», que contempla una transformación radical de la estructura operativa de la compañía. El programa incluye la eliminación de 20.000 puestos de trabajo a nivel global, representando uno de los recortes de personal más significativos en la historia de la industria automotriz japonesa.

Paralelamente, la compañía reducirá su capacidad de producción global en un 30%, excluyendo las operaciones en China, mediante el cierre de siete plantas de las 17 actuales. Esta consolidación busca optimizar la eficiencia operativa y reducir los costes fijos que han lastrado la rentabilidad de la empresa.

El plan también contempla una simplificación tecnológica sin precedentes, con una reducción del 70% en la complejidad de las piezas y la discontinuación de seis plataformas de vehículos. Sin embargo, la compañía ha confirmado que mantendrá su apuesta por Infiniti, su marca de lujo, como parte de su estrategia de diferenciación en el mercado premium.

Entre las decisiones estratégicas ya implementadas se encuentra el cese de la producción en Argentina, con la consolidación de las operaciones de camionetas en México, y el abandono del proyecto para construir una nueva fábrica de baterías para vehículos eléctricos en Kitakyushu.

Factores estructurales detrás de la crisis

La crisis de Nissan no surge en el vacío, sino que refleja una combinación de factores internos y externos que han erosionado su posición competitiva. La debilidad persistente de las ventas en mercados clave como Estados Unidos y China ha sido agravada por una línea de productos que los analistas consideran obsoleta frente a la competencia.

La revolución hacia la electrificación ha encontrado a Nissan en una posición vulnerable, a pesar de haber sido pionera con el Nissan Leaf. La compañía ha perdido terreno frente a competidores más ágiles, tanto tradicionales como nuevos entrantes del mercado chino, que han logrado posicionarse mejor en el segmento de vehículos eléctricos.

Adicionalmente, la inestabilidad en la cúpula directiva ha generado incertidumbre estratégica, dificultando la implementación de planes de largo plazo necesarios para navegar la transformación de la industria automotriz.

El fracaso de la megafusión con Honda: una oportunidad perdida

El intento de fusión entre Nissan y Honda, anunciado con gran expectativa en diciembre de 2024, representaba una oportunidad histórica para crear el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo, solo superado por Toyota y Volkswagen. La operación, que debía concluirse en junio de 2025 y salir a bolsa en agosto de 2026, prometía sinergias significativas y mayor capacidad de competencia frente a los desafíos globales.

Sin embargo, las negociaciones colapsaron estrepitosamente en febrero de 2025, apenas dos meses después del anuncio inicial. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el punto de ruptura fue la propuesta de Honda de que Nissan se convirtiera en su subsidiaria, una condición inaceptable para la dirección de la compañía del escudo rojo.

La exigencia adicional de Honda sobre la renuncia de Makoto Uchida como CEO de Nissan, junto con diferencias irreconciliables sobre tecnologías propias como el sistema e-Power de Nissan, terminaron por dinamitar cualquier posibilidad de acuerdo.

El fracaso de esta fusión ha tenido consecuencias inmediatas en los mercados financieros. Las acciones de Nissan se desplomaron más del 4% en la Bolsa de Tokio tras conocerse la ruptura, obligando a suspender temporalmente su cotización, mientras que los títulos de Honda experimentaron una subida del 8%, reflejando el alivio de los inversores.

Toyota emerge como potencial salvador: estrategia de alianzas selectivas

En medio de este panorama turbulento, ha surgido información sobre un posible acercamiento de Toyota hacia Nissan. Según el periódico japonés Mainichi Shimbun, el coloso indiscutible de la industria automotriz japonesa habría contactado a Nissan tras el colapso de las negociaciones con Honda para ofrecer algún tipo de colaboración.

Esta estrategia no sería nueva para Toyota, que ya mantiene una red de alianzas estratégicas en la industria japonesa. La compañía posee participaciones del 20% en Subaru, 5.1% en Mazda, 4.9% en Suzuki y 5.9% en Isuzu, creando un ecosistema de colaboración que le permite expandir su influencia sin necesidad de fusiones completas.

Sin embargo, las estrictas leyes antimonopolio de Japón representan un obstáculo significativo para cualquier acuerdo de gran envergadura. El propio Akio Toyoda, presidente de Toyota, había especulado en enero de 2025 que una fusión completa «violaría las leyes antimonopolio», aunque esto no descarta formas alternativas de colaboración como el intercambio de tecnologías o participaciones minoritarias.

Perspectivas financieras y recuperación proyectada

A pesar de la gravedad de la situación actual, Nissan proyecta un retorno a la rentabilidad para el ejercicio fiscal 2026. Sin embargo, esta estimación no contempla el impacto potencial de aranceles comerciales, un factor que podría complicar significativamente la recuperación.

«Si los aranceles continúan hasta el ejercicio fiscal de 2026, necesitaremos dar con medidas para superarlos», declaró el CEO Iván Espinosa, reconociendo la vulnerabilidad de la compañía ante las tensiones comerciales globales.

La estrategia de financiación de la reestructuración mediante la venta de activos plantea interrogantes sobre qué activos específicos serán enajenados y si estas ventas podrían debilitar la posición competitiva de largo plazo de la empresa.

Implicaciones para la industria automotriz global

La crisis de Nissan trasciende los límites de una sola empresa y refleja los desafíos estructurales que enfrenta toda la industria automotriz tradicional. La transición hacia la electrificación, la competencia de fabricantes chinos emergentes, las tensiones comerciales globales y la disrupción tecnológica están redefiniendo el panorama competitivo.

La caída de más del 90% en las ganancias de Nissan sirve como advertencia para otros fabricantes tradicionales sobre la urgencia de adaptarse a un entorno empresarial en rápida transformación. La capacidad de respuesta ante estos cambios se ha convertido en un factor crítico de supervivencia.

Un momento decisivo para el futuro de Nissan

Nissan se encuentra en una encrucijada histórica. La combinación de pérdidas financieras masivas, la necesidad de una reestructuración profunda y la búsqueda de alianzas estratégicas define un momento decisivo para el futuro de la compañía.

El éxito del plan «Re:Nissan» y la capacidad de la empresa para encontrar socios estratégicos adecuados determinarán si la tercera automotriz japonesa logra superar esta crisis y recuperar su posición competitiva en un mercado global cada vez más desafiante.

La experiencia de Nissan también ofrece lecciones valiosas sobre la importancia de la adaptación temprana a los cambios industriales y la necesidad de mantener la estabilidad directiva durante períodos de transformación. En un sector donde la innovación y la eficiencia operativa son imperativas para la supervivencia, la crisis actual podría representar tanto el punto más bajo como el inicio de una renovación fundamental para una de las marcas más emblemáticas del automovilismo japonés.