El fabricante de camiones eléctricos Nikola Corporation ha solicitado la protección por bancarrota bajo el Capítulo 11, con el objetivo de vender sus activos y minimizar el impacto financiero tras enfrentar una crisis de liquidez. La empresa, que alguna vez fue vista como una posible competidora de Tesla en el sector de vehículos eléctricos, ha sufrido un desplome en el valor de sus acciones, que han perdido más del 99% desde su salida a bolsa en 2020.

Un declive marcado por la falta de demanda y problemas financieros

Nikola alcanzó un valor de mercado de 29.000 millones de dólares en los días posteriores a su salida a bolsa, pero su capitalización cayó a menos de 100 millones de dólares antes de la declaración de quiebra. La falta de demanda en el sector de vehículos eléctricos, combinada con una elevada quema de efectivo y la dificultad para obtener financiamiento debido a las altas tasas de interés, ha llevado a la empresa a este desenlace.

Las acciones de Nikola se desplomaron un 55% antes de la apertura del mercado en Wall Street tras conocerse la noticia. La compañía ha indicado que continuará con algunas operaciones de camiones y de abastecimiento de hidrógeno hasta finales de marzo, mientras busca compradores para sus activos.

Factores que llevaron a la bancarrota

Nikola, que inició su trayectoria fabricando semirremolques eléctricos y luego apostó por camiones impulsados por hidrógeno, ha enfrentado múltiples desafíos a lo largo de los años. Su crisis se suma a la de otras empresas emergentes del sector de vehículos eléctricos, como Fisker, Proterra y Lordstown Motors, que también se han declarado en bancarrota en los últimos años debido a la disminución del financiamiento y la caída en la demanda.

El CEO de Nikola, Steve Girsky, reconoció que la empresa ha enfrentado «factores macroeconómicos y de mercado» que afectaron su capacidad para operar. “Desafortunadamente, nuestros mejores esfuerzos no han sido suficientes para superar estos importantes desafíos”, declaró Girsky.

Impacto en la industria y perspectivas futuras

La quiebra de Nikola refuerza la incertidumbre en la industria de los vehículos eléctricos, que ha visto una desaceleración en las ventas y problemas financieros generalizados. Incluso Tesla, líder del sector, registró su primera caída en ventas anuales en 2024 debido a los altos costos de financiamiento y la falta de nuevos modelos atractivos para los consumidores.

Según documentos judiciales, Nikola listó activos valuados entre 500 millones y 1.000 millones de dólares, mientras que sus pasivos se estiman entre 1.000 y 10.000 millones de dólares. Además, la compañía entra en este proceso con solo 47 millones de dólares en efectivo disponible, reflejando el grave deterioro de su situación financiera desde finales de 2023, cuando aún contaba con 464,7 millones de dólares.

La bancarrota de Nikola marca un punto crítico en la transición hacia la electrificación del transporte, evidenciando los retos financieros y estructurales que enfrentan las empresas emergentes en este mercado altamente competitivo.