El peso argentino se desplomó y los mercados entraron en pánico mientras el Banco Central intervino desesperadamente para evitar un colapso monetario

El presidente argentino Javier Milei enfrentó la semana pasada una de las crisis financieras más severas de su mandato, que obligó al Banco Central a inyectar US$ 1.100 millones en solo tres días para defender el peso argentino de una caída libre. La intervención cambiaria representa un monto extraordinario para un país que, según estimaciones de economistas, mantiene menos de US$ 20.000 millones en reservas internacionales líquidas.

La turbulencia financiera llevó a Milei a admitir públicamente que «el mercado está en modo pánico», mientras los operadores del Banco Central vendieron US$ 678 millones el viernes en un intento desesperado por satisfacer la demanda de divisas fuertes y evitar un colapso total de la moneda nacional.

Derrumbe generalizado en los activos argentinos

Los indicadores financieros argentinos experimentaron un deterioro generalizado durante septiembre. El índice S&P Merval de las acciones líderes argentinas acumuló un derrumbe del 15%, mientras que los bonos soberanos en dólares registraron caídas entre 21% y 29%. El índice de riesgo país trepó casi 74%, reflejando la pérdida de confianza de los inversores internacionales.

La devaluación del peso alcanzó el 10%, llevando al propio Milei a reconocer el sábado que esta depreciación «podría trasladarse a los precios y podría además impactar sobre el nivel de actividad». El presidente admitió que «se volatilizó la demanda de dinero» y expresó preocupación por el impacto en las transacciones y la actividad económica general.

Revés electoral desencadena la crisis de confianza

La crisis financiera se intensificó tras la dura derrota electoral del oficialismo en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre, donde Libertad Avanza sufrió un revés significativo frente al peronismo. Esta provincia concentra el 38% de la población argentina, convirtiendo la derrota en un golpe político crucial para el gobierno de Milei.

Las encuestas recientes revelan un crecimiento en el nivel de desaprobación de la gestión presidencial, mientras las protestas callejeras de sectores afectados por las políticas de ajuste se repiten semanalmente. La oposición ha ganado fuerza en el Congreso para frenar la negativa presidencial a destinar más recursos a áreas como salud, educación y discapacidad.

Derek Holt, vicepresidente y jefe de economía de mercados de capital de Scotiabank, señaló en una nota que Milei está «gastando reservas de divisas a un ritmo frenético para apuntalar un peso en caída libre». Holt advirtió que «sostener este tipo de cambio implicaría el riesgo de devolver al país a una hiperinflación descontrolada que Milei prometió erradicar».

Contracción económica agrava el panorama

Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) confirmaron que el Producto Interno Bruto (PIB) argentino se contrajo 0,1% en el segundo trimestre de 2025 respecto al trimestre anterior. La caída se explicó por un descenso de las exportaciones del 2,2%, del consumo privado del 1,1% y de la inversión del 0,5%, mientras las importaciones disminuyeron 3,3%.

Esta contracción económica, combinada con la crisis cambiaria, pone en riesgo la agenda de reformas de libre mercado de Milei, especialmente considerando que su partido enfrenta una reducción en las encuestas antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre.

Estados Unidos confirma apoyo financiero estratégico

En medio de la crisis, el gobierno estadounidense confirmó su decisión de respaldar financieramente a Argentina. Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, declaró que «Argentina es un aliado sistémicamente importante de Estados Unidos en América Latina» y que su departamento «está dispuesto a hacer lo que sea necesario dentro de su mandato para apoyar a Argentina».

Bessent especificó que las opciones de apoyo «pueden incluir líneas de swap, compras directas de divisas y compras de deuda gubernamental denominada en dólares estadounidenses del Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro». El anuncio generó un efecto inmediato en los mercados: el peso recuperó fuerza, los bonos subieron 12%, el riesgo país se redujo 20% y las acciones aumentaron la misma cifra.

Eliminación temporal de retenciones al agro

Como medida complementaria al apoyo estadounidense, el gobierno argentino anunció la eliminación temporal hasta finales de octubre del impuesto a las exportaciones de granos y oleaginosas, conocido como «retenciones». Esta medida busca incentivar la liquidación de exportaciones por parte de los productores agropecuarios.

El esquema establece una competencia entre productores: se beneficiarán aquellos que liquiden sus exportaciones primero, hasta alcanzar US$ 7.000 millones. Los productores que lleguen después continuarán pagando los impuestos habituales, que oscilan entre 9,5% y 26%. Esta decisión representa una cesión de aproximadamente US$ 1.600 millones en recaudación fiscal.

Negociaciones de alto nivel en Nueva York

Milei viajó a Nueva York para participar en la Asamblea General de las Naciones Unidas y mantener reuniones cruciales con Bessent y el presidente Donald Trump. Estas negociaciones buscan definir el alcance específico del apoyo financiero estadounidense, aunque el canciller argentino Gerardo Werthein negó que alcance los US$ 30.000 millones mencionados en algunos reportes.

El presidente argentino agradeció públicamente el apoyo estadounidense: «Enorme agradecimiento a Bessent y Trump por el apoyo incondicional al pueblo argentino, que hace dos años eligió dar vuelta un siglo de decadencia con mucho esfuerzo», escribió en sus redes sociales.

Condiciones geopolíticas del rescate

El apoyo estadounidense no viene sin condiciones. Según fuentes conocedoras del proceso, Estados Unidos ha expresado interés en que Argentina cancele los swaps vigentes con China, valorados en US$ 18.000 millones en yuanes. Este requerimiento se enmarca en la competencia geopolítica entre Washington y Beijing por influencia en América Latina.

Además, el interés estadounidense en Argentina incluye el acceso a minerales críticos, el potencial desarrollo de inteligencia artificial «made in USA» y la provisión de energía nuclear para centros de datos. La posición geográfica argentina, cercana a la Antártida y con extensa costa atlántica, añade valor estratégico a la relación bilateral.

Desafíos estructurales persistentes

Pese al alivio temporal proporcionado por el apoyo estadounidense, Argentina enfrenta desafíos estructurales significativos. El país debe pagar deudas por US$ 8.500 millones hasta julio de 2026, recursos que no posee actualmente en el Banco Central. Para la primera mitad de 2026, Argentina enfrenta casi US$ 10.000 millones en pagos al FMI.

Mark Sobel, expresidente del Foro Oficial de Instituciones Monetarias y Financieras de Estados Unidos, reconoció que «el programa de Milei de duro ajuste fiscal y monetario ha sido la medicina adecuada para poner fin al habitual sobrendeudamiento de Argentina». Sin embargo, también señaló que Milei «no ha gestionado con éxito la moneda argentina».

Escenario de incertidumbre y riesgos latentes

La crisis actual ha reavivado el debate sobre la dolarización de la economía argentina, propuesta que Milei había promovido durante su campaña presidencial. El presidente estimó que un proceso de dolarización tomaría aproximadamente cuatro años y requeriría que los bancos locales conviertan sus carteras a dólares estadounidenses.

Milei atribuyó la crisis actual al «sabotaje organizado por sus oponentes políticos» tras su derrota en Buenos Aires, declarando que «estas personas no tienen problema en tratar de destruir todo». Esta interpretación política de la crisis financiera refleja la polarización del país y los desafíos que enfrenta el gobierno para mantener la estabilidad económica y política.

El éxito del plan de rescate dependerá no solo del apoyo financiero estadounidense, sino de la capacidad del gobierno argentino para recuperar la confianza de los mercados internacionales y implementar las reformas estructurales necesarias para garantizar la sostenibilidad económica a largo plazo. La combinación de presiones electorales, restricciones fiscales y demandas geopolíticas configura un escenario complejo que requerirá una navegación política y económica extremadamente hábil.