Paraguay se enfrentó a una serie de crisis internacionales que amenazaron su soberanía durante un largo periodo anterior a la guerra grande. Constantes tensiones iban emergiendo en el contexto de la región, lo que de a poco iría marcando una tendencia que finalmente encontraría su punto cúlmine años después.

Sin embargo, la astucia diplomática de Francisco Solano López, en su rol de canciller, logró evitar conflictos mayores y preservar la estabilidad del país en momentos de gran tensión. A continuación, se detallan las cuatro ocasiones en las que su intervención fue clave para salvar a Paraguay.

La mediación con Brasil: Un acuerdo pacífico en 1855

El primer incidente ocurrió en 1854, cuando un conflicto fronterizo con Brasil llevó al Imperio brasileño a enviar al almirante Ferreira de Oliveira para presionar a Paraguay. El presidente Carlos Antonio López adoptó una postura beligerante, incluso llegando a declarar que enseñaría a los paraguayos a «cortar pescuesos de negros». Sin embargo, su hijo Francisco Solano López, quien se encontraba en el buque Tacuarí, intervino con una actitud mediadora. En lugar de aceptar la guerra, Solano López negoció con el representante brasileño, José María da Silva Paranhos, futuro visconde de Río Branco. Como resultado, se alcanzó un acuerdo en el que Paraguay cedía el derecho de permitir a Brasil enviar algunos buques al Mato Grosso, aunque Brasil ya tenía ese control de facto.

El incidente con Estados Unidos: De la amenaza a la resolución pacífica

El segundo conflicto se produjo cuando el cónsul de Estados Unidos, Edward Hopkins, se vio envuelto en una disputa con el gobierno paraguayo. En un intento de resolver sus diferencias, Hopkins amenazó con la intervención de la marina estadounidense. Como consecuencia, el vapor Waterwich ingresó ilegalmente en aguas paraguayas y fue cañoneado, lo que causó muertes y daños a los estadounidenses. En respuesta, el gobierno de Estados Unidos envió una flota de invasión. Sin embargo, Francisco Solano López, fiel a su vocación pacifista, recomendó a su padre, Carlos Antonio López, que buscaran una solución diplomática. Tras intensas negociaciones, Estados Unidos asumió la responsabilidad del incidente, se disculpó y Paraguay indemnizó a los marinos muertos y heridos del Waterwich.

La crisis con los colonos franceses: Una intervención oportuna

Paraguay también enfrentó tensiones con los colonos franceses que se habían establecido en el país. Tras varios fracasos, los colonos pidieron indemnización y solicitaron abandonar Paraguay. La prensa en Buenos Aires y Río de Janeiro aprovechó la situación, difundiendo acusaciones falsas de maltrato hacia los colonos franceses. El emperador Napoleón III, influenciado por las noticias, ordenó que los buques franceses intervinieran en Paraguay. El Bison, uno de esos buques, ingresó ilegalmente en aguas paraguayas, pero fue hundido por el Tacuarí. Ante la inminencia de un conflicto con Francia, Francisco Solano López usó su estrecha relación con Napoleón III para resolver el problema. Tras un intercambio diplomático, el gobierno francés se disculpó, y Paraguay aceptó a los ex colonos franceses que querían regresar a su país.

El ataque inglés: El control de los ánimos en tiempos de crisis

El cuarto y último incidente involucró a Inglaterra, cuando James Kamstad, un anglo-uruguayo, conspiró para asesinar al presidente Carlos Antonio López. La trama fue descubierta y Kamstad fue capturado. En represalia, los británicos bombardearon el buque paraguayo Tacuarí, donde se encontraba Francisco Solano López. A pesar de la provocación, el futuro mariscal optó por la diplomacia, buscando calmar las tensiones. Su intervención, a pesar de la furia británica, ayudó a evitar una escalada del conflicto. Las negociaciones culminaron con una disculpa del gobierno británico, que fue aceptada por Solano López en nombre de su padre, quien ya se encontraba gravemente enfermo.