Felaban: La inclusión financiera como motor de desarrollo en la región
En el marco de la 58ª Asamblea de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), realizada en Asunción, Paraguay, expertos destacaron la importancia de la inclusión financiera como motor de desarrollo en la región y el papel fundamental que juega la tecnología en este proceso.
Durante la conferencia magistral sobre «La inclusión financiera como agenda estratégica de desarrollo», Juan Carlos Elorza, director de Análisis del CAF, enfatizó que la inclusión financiera es un negocio con un enorme potencial aún por explotar. «La tecnología es un instrumento muy potente para abordar de manera dinámica y eficiente este negocio», afirmó.
Elorza destacó que los desafíos en la región incluyen la segmentación de los servicios financieros, las desigualdades sociales y la falta de acceso a las herramientas, a pesar del avance de los pagos digitales. Para superar estos obstáculos, es fundamental enfocarse en los segmentos no atendidos, como las microempresas, la población rural y las personas no bancarizadas, y utilizar las nuevas tecnologías como complemento.
Por su parte, Diego Flaiban, director y jefe de dirección del BID Invest, resaltó la importancia de invertir en infraestructura financiera para lograr una mayor inclusión. «En regiones sin acceso a conectividad, se deben buscar soluciones como las antenas satelitales para garantizar el acceso a datos», señaló. Además, Flaiban destacó la necesidad de encontrar formas de conectar los pagos digitales, como las remesas, con el sistema financiero formal para reducir la informalidad.
Tanto Elorza como Flaiban coincidieron en que la tecnología financiera es un negocio que genera desarrollo sostenible y que las fintech, en lugar de ser competidoras de los bancos, pueden ser aliadas estratégicas para mejorar la oferta de servicios financieros.
En conclusión, la inclusión financiera se posiciona como una prioridad en la región, y la tecnología se presenta como una herramienta clave para lograr este objetivo. Al aprovechar las nuevas tecnologías y fortalecer la infraestructura financiera, los países de América Latina podrán reducir las desigualdades sociales y promover un desarrollo más equitativo e inclusivo.