Home Negocios Industrias La escalada del oro impulsa la minería informal al 30% de la...

La escalada del oro impulsa la minería informal al 30% de la producción mundial: crisis ambiental y desafíos de regulación en el sector aurífero

0
1

El pronunciado ascenso en las cotizaciones del oro está generando una expansión sin precedentes de la minería informal y artesanal a escala global, un fenómeno que plantea serios desafíos ambientales, sociales y de seguridad internacional. Según análisis recientes del World Gold Council (WGC), esta actividad no regulada podría representar actualmente cerca del 30% del suministro mundial de oro, una proporción significativamente superior a las estimaciones previas y que refleja la magnitud de una transformación estructural en el sector minero impulsada por factores económicos y la falta de alternativas laborales en regiones productoras.

Del 20% al 30%: la nueva dimensión de la minería artesanal

Terry Heymann, director financiero del WGC, ha señalado que las cifras utilizadas hasta hace poco han quedado obsoletas ante la dinámica actual del mercado. Mientras el Banco Mundial estimaba en 2021 que la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) representaba el 20% de la oferta global, los datos más recientes sugieren que esta participación ha crecido hasta aproximadamente el 30%. Este incremento de diez puntos porcentuales en apenas unos años constituye un cambio estructural de gran envergadura en la industria aurífera mundial.

El suministro total de oro procedente de minas alcanzó las 3.591,29 toneladas en 2024, según registros del WGC. A los precios actuales del metal, este volumen equivale a un valor superior a los 480.000 millones de dólares, una cifra extraordinaria que actúa como poderoso imán para la expansión de operaciones informales en países con yacimientos auríferos.

Transformación de medios de vida: de la agricultura a la minería

El fenómeno está generando cambios profundos en las estructuras económicas de comunidades rurales, particularmente en naciones africanas y latinoamericanas con fuerte presencia de recursos auríferos. Ghana constituye un caso paradigmático: numerosos habitantes de zonas rurales están abandonando la agricultura tradicional para dedicarse a la extracción artesanal de oro, atraídos por la posibilidad de obtener ingresos que superan ampliamente los salarios agrícolas.

«Las personas están cambiando sus medios de vida, y eso está directamente vinculado al precio del oro. Es preocupante», afirmó Heymann, subrayando la correlación directa entre las cotizaciones del metal y la migración laboral hacia la minería informal. En algunas comunidades rurales de países exportadores, unos pocos gramos de oro pueden equivaler al salario mínimo de un mes o incluso de un año, lo que explica el poder de atracción de esta actividad pese a sus riesgos y consecuencias.

Contaminación por mercurio y degradación ambiental

Las implicaciones ambientales de este crecimiento constituyen una de las mayores preocupaciones. La minería artesanal opera frecuentemente con métodos rudimentarios que incluyen el uso indiscriminado de mercurio para separar el oro de la roca, una práctica que genera contaminación severa de fuentes hídricas y emisiones tóxicas que afectan tanto a la salud humana como a los ecosistemas.

Entre 2001 y 2020, el mundo perdió aproximadamente 1,4 millones de hectáreas de cobertura arbórea debido a la minería y actividades relacionadas, una superficie equivalente al territorio de Montenegro. Esta deforestación liberó a la atmósfera unos 36 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente anualmente, emisiones comparables a las generadas por los combustibles fósiles de Finlandia en 2022.

De particular gravedad resulta el impacto en selvas tropicales primarias: 450.000 hectáreas de las pérdidas forestales relacionadas con minería en las dos últimas décadas ocurrieron en estos ecosistemas, que se encuentran entre los más ricos en carbono y biodiversidad del planeta. Adicionalmente, 150.000 hectáreas se perdieron en áreas protegidas y 260.000 hectáreas en tierras de pueblos indígenas y comunidades locales.

Crimen organizado y financiamiento ilegal

El auge de la minería informal ha abierto nuevas vías de financiamiento para el crimen organizado. Un informe del WGC titulado «El silencio es oro», elaborado en colaboración con Dominic Raab, revela que la industria de la MAPE —responsable de aproximadamente el 20% del suministro anual de oro y cerca del 80% del empleo en la minería aurífera— está siendo infiltrada por bandas criminales, grupos armados y funcionarios corruptos, lo que representa una amenaza real para la seguridad internacional.

El documento identifica tres desafíos fundamentales: la falta de transparencia en empresas y gobiernos para implementar y hacer cumplir normas legales; las fallas en la rendición de cuentas que generan graves violaciones del derecho nacional y obligaciones internacionales; y la falta de coordinación entre naciones y organismos internacionales que permite a los criminales obtener enormes ganancias de abusos de derechos humanos.

Concentración geográfica: once países concentran el 87% de las pérdidas forestales

La pérdida de bosques relacionada con la minería entre 2001 y 2020 presenta una marcada concentración geográfica. Once países acumulan el 87% de la pérdida de cubierta arbórea y el 89% de las emisiones asociadas: Indonesia, Brasil, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Perú, Ghana, Surinam, Myanmar, Australia y Guyana.

Indonesia registra la mayor pérdida de cobertura arbórea relacionada con minería, con 370.000 hectáreas, seguida de Brasil con 170.000 hectáreas. Estos países albergan extensas franjas de selva tropical primaria, y sus pérdidas forestales se deben principalmente a la minería de carbón y a la extracción aurífera a pequeña escala, respectivamente.

Históricamente, el oro y el carbón han sido los principales impulsores de la pérdida de cobertura arbórea relacionada con la minería. Según un estudio de WWF, la extracción de estos dos materiales representó más del 71% de la deforestación total vinculada a minería entre 2001 y 2019. El actual auge de la minería de oro comenzó tras la crisis financiera mundial de 2008, cuando el precio del metal se disparó y se consolidó como activo refugio ante la incertidumbre económica.

Respuestas institucionales: formalización y procesamiento sin mercurio

Ante esta problemática, Heymann y el WGC recomiendan fortalecer los procesos de formalización mediante el establecimiento de instalaciones autorizadas para el procesamiento de mineral. El ejemplo destacado es la planta Veta Dorada, operada por Dynacor Group en Perú, que permite a los mineros artesanales procesar su mineral sin utilizar mercurio y comercializarlo dentro del mercado formal.

Este tipo de infraestructura puede contribuir simultáneamente a reducir la contaminación ambiental, mejorar los ingresos de los pequeños productores y cerrar espacios a las redes ilegales que se benefician de la informalidad. La formalización no solo aborda la dimensión ambiental del problema, sino también las implicaciones sociales y de seguridad asociadas a la minería no regulada.

Propuestas estratégicas: cuatro objetivos y veinticuatro acciones

El informe «El silencio es oro» describe cuatro objetivos estratégicos con 24 acciones prácticas dirigidas a gobiernos, organizaciones internacionales, ONG, empresas mineras y organizaciones de desarrollo económico. Estas incluyen el enjuiciamiento y desarticulación de redes criminales, así como el mantenimiento de un esfuerzo internacional coordinado centrado en los países del G7 y el G20 para abordar estos problemas generalizados.

Entre las estrategias propuestas figuran la promoción de estándares de trazabilidad que permitan certificar que el oro proviene de fuentes responsables y legales, el apoyo a programas de capacitación y acceso a financiamiento para que los mineros artesanales puedan operar correctamente, el desarrollo de tecnología menos contaminante y más eficiente que pueda adoptarse en operaciones pequeñas, y la colaboración entre autoridades gubernamentales y comunidades para mejorar la gobernanza en zonas mineras.

Desafíos de monitoreo y alcance del problema

Las cifras oficiales probablemente subestiman la magnitud real del problema. Los análisis existentes no consideran la pérdida indirecta de cobertura arbórea causada por actividades mineras como la construcción de caminos de acceso para maquinaria pesada, almacenes y otras infraestructuras. La evidencia muestra además que las minas frecuentemente se expanden, generando inmigración y el establecimiento de asentamientos cercanos que degradan aún más los bosques mediante agricultura y tala.

La minería artesanal e informal, por su naturaleza dispersa y frecuentemente ilegal, resulta particularmente difícil de monitorear en comparación con la minería a gran escala industrial. Esta opacidad complica tanto la medición precisa de impactos como la implementación de políticas efectivas de regulación y control.

Implicaciones para mercados y cadenas de valor

El crecimiento de la minería informal afecta múltiples dimensiones de la cadena de valor del oro. La trazabilidad comprometida dificulta el seguimiento del metal y limita las iniciativas de comercio responsable y sostenible. Las empresas y joyerías que no regulan adecuadamente la procedencia de sus insumos pueden verse involucradas en controversias sociales o ambientales que dañan su reputación.

Adicionalmente, la competencia desleal que representa el oro obtenido sin controles fiscales y laborales, que puede venderse a precios más bajos, afecta a productores formales. La inseguridad y falta de control en sectores informales puede generar volatilidad en la oferta y demanda globales, introduciendo elementos de incertidumbre en los mercados internacionales del metal.

Demanda futura: minerales para energías renovables

Aunque el oro y el carbón han dominado históricamente la pérdida de cobertura arbórea relacionada con minería, los minerales esenciales para dispositivos electrónicos y energías renovables se están convirtiendo en un motor creciente de la actividad extractiva. Se espera que esta demanda aumente significativamente en los próximos años, conforme avanza la transición energética global y crece la producción de tecnologías verdes.

Este escenario plantea el desafío de gestionar la extracción de minerales necesarios para la descarbonización sin replicar los problemas ambientales y sociales que actualmente afectan a la minería de oro y carbón. La experiencia acumulada en estas actividades debería informar políticas preventivas que eviten la repetición de patrones destructivos en nuevas fronteras extractivas.

Hacia una responsabilidad colectiva

El fenómeno de la minería informal refleja desequilibrios sociales y económicos profundos que no pueden resolverse únicamente mediante acciones punitivas o de control. La falta de alternativas económicas viables en regiones productoras impulsa a comunidades enteras hacia actividades que, aunque ambientalmente destructivas y frecuentemente ilegales, representan para muchas familias la única vía de subsistencia disponible.

La respuesta efectiva requiere una aproximación integral que combine regulación, formalización, desarrollo de alternativas económicas y participación genuina de comunidades locales en los procesos de toma de decisiones. Para consumidores, empresarios y autoridades resulta imprescindible adoptar una actitud responsable que genere valor económico sin sacrificar el medio ambiente ni los derechos humanos, reconociendo las complejidades de un problema que vincula mercados globales con realidades locales en algunas de las regiones más vulnerables del planeta.