La transformación industrial de la soja en Paraguay está experimentando su mejor desempeño en cinco años, impulsada por condiciones internacionales favorables y la reducción en las exportaciones de grano sin procesar. Este cambio estratégico está generando mayores divisas y consolidando la posición del país en los mercados globales.
Procesamiento supera marcas de los últimos cinco años
Según datos de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), hasta octubre de 2025 las industrias del sector procesaron 2.950.978 toneladas de soja, superando los volúmenes registrados en los últimos cinco años. La cifra más cercana a este nivel se observó en 2020, mientras que en todo 2021 se procesó 6% menos que lo acumulado hasta octubre del presente año.
El mes de octubre mostró un desempeño particularmente destacado, con 295.000 toneladas procesadas, duplicando ampliamente las cifras del mismo mes de 2024. Este ritmo de operación refleja un aprovechamiento del 82% de la capacidad instalada de las agroindustrias asociadas al gremio, lo que representa un incremento de 11 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año anterior.
Contexto internacional impulsa la industrialización local
El gremio industrial atribuye este crecimiento a un escenario internacional favorable, caracterizado por la disminución de las presiones externas sobre la producción nacional y la consecuente reducción en la exportación de soja en estado natural. Esta situación ha permitido que una mayor proporción de la cosecha se destine al procesamiento local, agregando valor antes de su comercialización.
Las industrias mantienen expectativas positivas sobre la continuidad de este ritmo favorable, especialmente considerando que el volumen de granos disponibles para exportación sin procesar es reducido. Esta dinámica posiciona a 2025 como el mejor año de la presente década para la agroindustria paraguaya.
Exportaciones industriales crecen 11% en valor
El valor de las exportaciones de productos procesados de soja alcanzó US$ 1.059,16 millones al cierre de octubre, registrando un incremento de 11% respecto al mismo período de 2024. Este crecimiento representa una mejora significativa comparado con el aumento interanual de 4% que se había conseguido hasta septiembre.
Con este nivel de ventas al exterior, los productos industrializados representan el 32% de lo generado por el complejo sojero, un crecimiento de 8 puntos porcentuales con respecto al mismo periodo del año pasado. Esta participación consolida la posición de la industria dentro de la cadena productiva, particularmente en años de reducción en la cosecha.
Diversificación geográfica frente a concentración del grano
Los derivados industriales paraguayos de soja —aceite, harina y cascarilla— llegaron a 35 mercados diferentes distribuidos en cinco continentes, según datos de la Ventanilla Única del Exportador (VUE). Esta amplia diversificación contrasta notablemente con las exportaciones de soja en estado natural, que se concentran en apenas 10 destinos.
Los principales mercados para los productos industrializados son la Unión Europea con 21% de participación, seguida por Chile con 19%, Perú con 13%, India con 9%, Vietnam con 7%, y otros países que suman el 39% restante. En cambio, la soja sin procesar muestra una fuerte concentración: Argentina absorbe el 81%, Brasil el 14%, Rusia el 3%, y otros mercados el 2%.
Impacto económico y cadena de valor
Desde la Cappro destacan que estos flujos comerciales significativos no solo consolidan la marca país a nivel global, sino que demuestran el impacto positivo de la agroindustria nacional cuando las condiciones de competitividad permiten operar cerca de su capacidad instalada.
El gremio resalta que el escenario de aumentos en el procesamiento genera un círculo virtuoso que permite dinamizar la economía nacional y crear empleos de calidad, al facilitar también el crecimiento de otras industrias relacionadas. No obstante, señalan que aún existe espacio importante para incrementar el agregado de valor considerando la capacidad instalada disponible en las plantas industriales.
Perspectivas de cosecha para la zafra 2025/26
Mientras la industria aprovecha el buen momento, las condiciones climáticas podrían retrasar la próxima cosecha. Hugo Pastore, director ejecutivo de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), indicó que las temperaturas frescas y días nublados están enlenteciendo el desarrollo de los cultivos.
«Probablemente vamos a empezar a tener ritmo de cosecha bien entrado el mes de enero», señaló Pastore, advirtiendo que este año no se repetirían las cosechas de finales de diciembre registradas en zafras anteriores. Se prevé que los trabajos de recolección inicien en la segunda quincena de enero y se extiendan hasta finales de ese mes y durante febrero.
La expectativa de producción entre zafra y zafriña se mantiene en 10 millones de toneladas, aunque los productores mantienen prudencia ante la necesidad de conservar el régimen de lluvias periódicas y monitorear el desarrollo del cultivo. Esta cifra contrasta con los 11,2 millones de toneladas producidos en la zafra 2023-2024.
Factores externos y competitividad regional
Las variaciones en el mercado argentino también han influido en el desempeño paraguayo. Pastore explicó que Argentina implementó en dos momentos del año medidas extraordinarias en materia de impuestos a la producción, incentivando a los productores argentinos y afectando la dinámica regional del comercio de soja.
Esta combinación de factores internos y externos está redefiniendo el rol de Paraguay en la cadena de valor de la soja, con una clara tendencia hacia la industrialización que genera mayores beneficios económicos y fortalece la presencia del país en los mercados internacionales más exigentes.




