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miércoles, noviembre 20, 2024

«Jacobo Hurwitz: el espía que conquistó América»

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Jacobo Hurwitz, conocido como «el espía continental» y «el hombre de Stalin en América Latina», fue una figura intrigante del siglo XX, cuya vida entrelazó política, idealismo y activismo. Este peruano, nacido en 1901 en Lima, se convirtió en un personaje central en la lucha por el comunismo en el continente, destacando por su oratoria, intelecto y habilidades camaleónicas.

Hijo de inmigrantes judíos, Hurwitz creció en un entorno marcado por el antisemitismo, lo que moldeó su carácter rebelde y su interés por las causas sociales. Desde joven, se involucró en movimientos de izquierda, inspirándose en José Carlos Mariátegui. En 1923, participó en protestas por la libertad de expresión, lo que le valió el exilio.

Su travesía comenzó en Panamá, donde apoyó el movimiento inquilinario, continuó en Cuba y finalmente llegó a México, donde se vinculó con figuras como Diego Rivera y Frida Kahlo. En México, lideró campañas de apoyo al ejército de Augusto Sandino y trabajó en el Socorro Rojo Internacional, ganando notoriedad en Moscú.

Gracias a su dominio de múltiples idiomas y su capacidad para asumir distintas identidades, Hurwitz fue clave en misiones políticas en América Latina. Sin embargo, su activismo también le costó caro. En 1930, tras el atentado contra el presidente mexicano Pascual Ortiz Rubio, fue arrestado y torturado, acusado de ser parte de un complot comunista.

La vida personal de Hurwitz fue igualmente intensa. Su relación con María Oynick, fotógrafa y activista polaca, culminó en un matrimonio por poder y el nacimiento de su hijo, Víctor Anteo, en 1937. A pesar de sus constantes viajes, Hurwitz encontró tiempo para enseñar, escribir poesía y participar en la Guerra Civil Española.

Durante la Segunda Guerra Mundial, continuó su lucha contra el fascismo, moviéndose entre Perú y México. Finalmente, en 1957, se asentó en Lima, donde cultivó rosas, vendió libros y dirigió una imprenta. Su vida terminó abruptamente en 1973, en un accidente automovilístico.

Jacobo Hurwitz simboliza los dilemas del siglo XX en América Latina: idealismo frente al poder, la lucha por la igualdad y la resistencia a la opresión. Su historia, aunque olvidada, sigue resonando como un eco de las tensiones políticas y sociales que aún persisten.

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