El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, defendió la intervención financiera de su país en Argentina tras anunciar un acuerdo de swap por USD 20.000 millones y la compra directa de pesos en el mercado cambiario. La operación, que busca estabilizar la economía argentina en vísperas de las elecciones legislativas del 26 de octubre, ha desatado un intenso debate en Estados Unidos sobre el uso de recursos públicos para apoyar al gobierno de Javier Milei, mientras economistas como el premio Nobel Paul Krugman cuestionan duramente tanto la estrategia económica argentina como los verdaderos beneficiarios del rescate.

La defensa del Tesoro: una apuesta por el peso subvaluado

En declaraciones a Fox News, Bessent rechazó las críticas que califican la operación como un rescate financiero sin retorno. «Hay que comprar barato y vender caro, y el peso está subvaluado», afirmó el funcionario, quien cuenta con cuatro décadas de experiencia en inversiones y mercados de divisas. El secretario insistió en que el Fondo de Estabilización Cambiaria «nunca ha perdido dinero y no lo perderá aquí», argumentando que la intervención responde a una oportunidad de inversión más que a un salvataje tradicional.

Bessent enfatizó que no se trata de una transferencia directa de fondos sino de un mecanismo de intercambio de monedas que utiliza recursos actualmente cotizados por debajo de su valor de mercado. «No es un rescate. No hay dinero transferido», precisó, añadiendo que Estados Unidos ha empleado este tipo de medidas excepcionales en solo cuatro ocasiones desde 1996.

La intervención del Tesoro estadounidense se concretó el jueves pasado con la compra directa de pesos argentinos a través de bancos internacionales como Citi, JP Morgan y Santander. La operación tuvo efectos inmediatos en los mercados: el peso se apreció por primera vez en dos semanas cerrando en 1.450 pesos por dólar, los bonos soberanos se dispararon un 10% y las acciones subieron hasta un 15%.

El factor geopolítico: China y la estrategia regional

Más allá de los argumentos financieros, Bessent ubicó el respaldo a Argentina en un contexto geopolítico más amplio. El funcionario destacó que Milei «tiene el compromiso de sacar a China de la Argentina» y calificó al país sudamericano como «un faro en América Latina» para los intereses estadounidenses.

«Argentina es un referente en América Latina. El presidente Milei ha hecho lo correcto. Está intentando romper con cien años de un ciclo negativo en Argentina. Además, es un gran aliado para Estados Unidos», explicó Bessent, quien advirtió sobre el riesgo de que el país se convierta en un Estado fallido como Venezuela. «No queremos un Estado fallido. El riesgo es terminar enfrentados con más barcos cañoneros», agregó.

El secretario del Tesoro señaló que Estados Unidos busca fortalecer vínculos con Argentina frente al avance de empresas chinas en la región, particularmente en sectores estratégicos como tierras raras y uranio, recursos abundantes en territorio argentino. Bessent mencionó que la actual alineación de países como Paraguay, Ecuador y Bolivia hacia gobiernos de centro-derecha facilita la cooperación regional y permite «reafirmar alianzas con gobiernos de modelos capitalistas fuertes».

En este sentido, el funcionario criticó que durante la administración de Barack Obama se perdió una oportunidad relevante para estrechar vínculos económicos y políticos cuando varios países de la región giraron al centro-derecha. «Apoyamos a nuestros aliados», puntualizó Bessent al describir la política exterior de la administración Trump.

El impacto en el sector agrícola estadounidense y la disputa comercial con China

El rescate financiero a Argentina ha generado críticas significativas en Estados Unidos, particularmente entre agricultores del Medio Oeste afectados por la caída del precio de la soja. La controversia se intensifica porque China, el mayor consumidor mundial de soja, ha dejado de comprar a productores estadounidenses debido a la guerra arancelaria entre ambas potencias, recurriendo en su lugar a Brasil y Argentina.

Bessent acusó directamente a China de manipular las compras de soja y señaló que la mayoría de las exportaciones estadounidenses que antes se destinaban al país asiático ahora se dirigen a Brasil. Para contrarrestar las críticas y proteger al sector, adelantó que su gobierno prepara un programa para subsidiar y financiar adicionalmente a los agricultores estadounidenses, con el objetivo de asegurar la seguridad alimentaria. Se estima que este paquete de ayudas podría alcanzar los USD 10.000 millones.

El secretario defendió que apoyar a Argentina tiene sentido estratégico porque la estabilidad del país es central para frenar la influencia china en la región y reducir riesgos de crisis institucionales que podrían afectar los intereses comerciales estadounidenses a largo plazo.

La crítica frontal de Paul Krugman: intereses financieros y abandono humanitario

El premio Nobel de Economía Paul Krugman publicó una columna duramente crítica en su blog, calificando el acuerdo como «una peligrosa intromisión» y acusando al Tesoro de «salvar a los amigos de Scott Bessent». El economista destacó una contradicción moral: la administración Trump retira ayuda humanitaria a millones de niños pobres mientras ofrece un millonario salvataje al gobierno argentino.

«La administración Trump realmente detesta otorgar ayuda exterior con fines humanitarios, pero una línea de rescate al gobierno de derecha de Argentina, ¡ningún problema!», ironizó Krugman, quien sostuvo que no existe «ningún escenario plausible» en el que los USD 20.000 millones «salven la fallida estrategia económica de Javier Milei».

El Nobel comparó el plan económico de Milei con el Plan de Convertibilidad de 2001, describiéndolo como una «estabilización basada en el tipo de cambio» que generó «una euforia inicial seguida por el desastre». Krugman recordó su propia experiencia durante la crisis argentina de 2001, cuando asistió a una reunión en la Casa Rosada con el entonces presidente Fernando de la Rúa: «Ni yo ni nadie tenía una solución: el Plan de Convertibilidad era insalvable», advirtiendo que el esquema actual no será diferente.

Sospechas de tráfico de influencias y enriquecimiento de fondos de cobertura

La crítica más contundente de Krugman apunta a los presuntos beneficiarios reales del rescate. Apoyándose en un análisis del periodista Matthew Klein, el economista afirmó que «el dinero de los contribuyentes estadounidenses está apuntalando el peso argentino mientras los inversores se fugan del país». Según esta interpretación, los préstamos «permiten que los fondos de cobertura vendan sus activos argentinos a precios inflados antes de la caída del peso».

Krugman señaló específicamente a Rob Citrone, multimillonario gestor de fondos de cobertura y «viejo amigo y excolega de Bessent», quien habría comprado activos argentinos poco antes del anuncio del rescate. «¿Aprovechará Citrone el ‘puente financiero’ respaldado por los contribuyentes para retirar su dinero y huir? Si no lo hace, sería un tonto, porque eso es lo que está haciendo el dinero inteligente», advirtió.

El Nobel explicó que cuando entidades como el FMI o el Tesoro estadounidense prestan dinero al gobierno argentino, los fondos «fluyen inmediatamente hacia afuera» mediante fuga de capitales. Los inversores aprovechan el sostenimiento artificial del peso para vender activos a precios inflados, solo para que la moneda colapse nuevamente. Esto convierte el dinero de los contribuyentes en un «puente temporal» que enriquece a especuladores mientras Argentina quema miles de millones de dólares en reservas.

«Debo aprender a ser más cínico», admitió Krugman con sarcasmo, concluyendo: «Mientras millones de niños mueren por los recortes de ayuda internacional, los contribuyentes estadounidenses terminan pagando miles de millones para rescatar a los amigos de Bessent en un intento inútil y predecible de salvar al ‘Elon Musk del Sur'».

El contexto político argentino: una semana convulsa antes del rescate

El anuncio del respaldo financiero puso fin a una semana turbulenta para el gobierno de Milei. El domingo previo renunció José Luis Espert, principal candidato a diputado en la provincia de Buenos Aires, por presuntos vínculos con el narcotráfico. El lunes, Milei protagonizó un recital de rock que desató críticas internacionales. El miércoles, la Justicia electoral determinó que la reemplazante de Espert debía ser Karen Reinchardt, ex actriz sin experiencia política, y no Diego Santilli del Pro, como pretendía el oficialismo.

Paralelamente, el equipo económico enfrentó una tormenta cambiaria que lo obligó a vender más de USD 2.000 millones en solo seis jornadas para evitar una devaluación brusca. El gobierno logró a duras penas sostener el valor del peso, pero estaba cerca de quedarse sin liquidez cuando llegó la intervención estadounidense.

Las últimas encuestas muestran un descenso del apoyo popular que Milei mantuvo durante la primera mitad de su mandato. La posibilidad de una derrota en las urnas del 26 de octubre preocupa tanto a Trump, quien ve al mandatario argentino como uno de sus grandes aliados en Sudamérica, como al FMI, que en abril aprobó un préstamo adicional por otros USD 20.000 millones.

Incógnitas sobre las condiciones del acuerdo y resistencia legislativa

Las condiciones específicas del swap se mantienen por ahora reservadas. Se desconoce en cuántos tramos será el intercambio de monedas y si Estados Unidos obligará a Argentina a cancelar el instrumento similar que mantiene con China. Los economistas subrayaron que el anuncio traerá tranquilidad a los mercados en el corto plazo, pero algunos cuestionaron que el Tesoro estadounidense afecte la política monetaria y cambiaria argentina con operaciones sorpresivas que pueden cambiar de dirección según las circunstancias.

Bessent criticó específicamente la postura de sectores políticos que intentan frenar el uso del fondo de estabilización a favor de Argentina. Mencionó la iniciativa de la senadora demócrata Elizabeth Warren para prohibir este tipo de operaciones, calificando la propuesta de «curiosa» y relacionándola con la historia política argentina.

De no haber cambios de última hora, los detalles completos del rescate se darán a conocer la próxima semana, cuando el ministro de Economía argentino Luis Caputo regrese a Estados Unidos acompañando a Milei, quien será recibido por Trump en la Casa Blanca el martes 14 de octubre. La primera reacción del presidente argentino fue elogiar a su ministro: «¡Lejos, el mejor ministro de economía de toda la historia argentina…! ¡Viva la libertad carajo!», señaló en redes sociales junto a una foto de ambos.

Cuestionamientos estructurales al modelo económico de Milei

Más allá del debate sobre el rescate, Krugman también desmitificó los logros económicos del gobierno argentino. Aunque Milei ha impuesto duros recortes en el gasto social causando «sufrimiento generalizado», el economista señala que gran parte de la reducción del déficit proviene de drásticos recortes en la inversión pública: de un 10% de los ingresos ordinarios a solo un 2%.

Citando a Maurice Obstfeld, ex economista jefe del FMI, Krugman afirma que «América Latina es un museo de esfuerzos fallidos de estabilización basada en el tipo de cambio». El Nobel advierte que el actual esquema argentino, que intenta sostener artificialmente el peso para combatir la inflación, ha colapsado repetidamente en la región y no hay razón para creer que esta vez será diferente.

Bessent, por su parte, se mostró confiado en que Milei logrará buenos resultados en las elecciones y aseguró que el oficialismo pretende «dejar atrás el camino peronista». El funcionario consideró que el presidente argentino «está intentando romper con cien años de un ciclo negativo» y que Estados Unidos debe anticipar empresas privadas que serán buenos socios para desarrollar sectores estratégicos como tierras raras y uranio.

El rescate financiero de USD 20.000 millones representa así un caso complejo donde convergen intereses geopolíticos, apuestas financieras, alianzas ideológicas y cuestionamientos éticos sobre el uso de recursos públicos, todo ello en el marco de una economía argentina históricamente volátil y unas elecciones que podrían redefinir el rumbo político del país y la relación bilateral con Estados Unidos.