La relación económica entre Estados Unidos y Brasil atraviesa su momento más crítico en años tras el anuncio del presidente Donald Trump de imponer aranceles del 50% a los productos brasileños, una medida que entrará en vigor el 1 de agosto y que responde tanto a diferencias políticas como comerciales entre ambas naciones.
La carta de Trump que desató la crisis diplomática
El miércoles 9 de julio, Donald Trump dirigió una carta oficial al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva comunicando la imposición de nuevos aranceles del 50% sobre las importaciones brasileñas. La decisión, según explicó el mandatario estadounidense, surge de múltiples factores que han deteriorado las relaciones bilaterales.
El elemento más controvertido de la carta se centra en la defensa que hace Trump del expresidente Jair Bolsonaro, quien enfrenta acusaciones por conspirar para dar un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022. «Conocí y traté con el expresidente Jair Bolsonaro, y le tenía un gran respeto, al igual que la mayoría de los demás líderes de otros países», escribió Trump, calificando el proceso judicial como «una caza de brujas que debe terminar DE INMEDIATO».
La respuesta brasileña: soberanía e independencia institucional
El gobierno brasileño respondió con firmeza a las presiones estadounidenses. Lula da Silva declaró desde el Palacio de Planalto que «Brasil es una nación soberana con instituciones independientes y no aceptará ningún tipo de tutela». El presidente brasileño enfatizó que los procesos judiciales contra Bolsonaro «son competencia exclusiva del Poder Judicial brasileño» y no están sujetos a interferencias externas.
En una medida diplomática sin precedentes, el gobierno brasileño devolvió la carta enviada por Estados Unidos por considerarla «ofensiva» y contener «falsedades», según fuentes citadas por la agencia EFE. Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores citó al encargado de negocios de la Embajada estadounidense, Gabriel Escobar, para pedir explicaciones por la defensa de Washington a Bolsonaro.
El desequilibrio comercial en disputa
Trump justificó la imposición arancelaria argumentando que la relación comercial bilateral «ha estado lejos de ser recíproca» y que «el 50% es mucho menos de lo que se necesita para lograr la igualdad de condiciones». El presidente estadounidense advirtió que si Brasil responde con aranceles recíprocos, los impuestos aumentarían otro 50%.
Sin embargo, las cifras oficiales contradicen las afirmaciones de Trump sobre un déficit comercial estadounidense. Según datos del propio gobierno de Estados Unidos, existe un superávit acumulado de 410.000 millones de dólares durante los últimos 15 años en el comercio de bienes y servicios con Brasil. La Cámara de Comercio Estadounidense para Brasil confirma que históricamente la balanza comercial ha sido favorable para Estados Unidos, con un superávit de 43.000 millones de dólares en los últimos diez años.
Impacto económico y sectorial de la medida
Las exportaciones brasileñas a Estados Unidos totalizaron 40.368 millones de dólares en 2024, representando el 12% de las ventas externas brasileñas. Estados Unidos se posiciona como el segundo socio comercial más importante de Brasil, solo por detrás de China, y ocupa el tercer lugar entre los principales destinos de exportación del país sudamericano.
La Confederación Nacional de la Industria (CNI) de Brasil expresó su «preocupación» y «sorpresa» ante el anuncio arancelario. Ricardo Alban, presidente de la CNI, declaró que «una ruptura de esta relación causaría un daño significativo a nuestra economía», destacando que Washington es el mayor destino de las exportaciones del sector de transformación industrial brasileño.
La escalada desde los BRICS y las tensiones previas
La crisis actual se enmarca en una escalada de tensiones que comenzó tras la cumbre de los BRICS celebrada en Río de Janeiro, donde Brasil ejerció un papel protagónico. Trump había amenazado previamente con imponer aranceles del 10% a los países BRICS, un bloque que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, entre otros.
Los miembros de los BRICS rechazaron el 7 de julio la acusación de Trump de que el bloque es «antiestadounidense» y criticaron la amenaza de aranceles adicionales. Esta postura brasileña en el foro multilateral contribuyó al deterioro de las relaciones bilaterales con Washington.
La amenaza de reciprocidad y contramedidas
Brasil activó su Ley de Reciprocidad Económica, aprobada por el Parlamento el 2 de abril, que permite tomar represalias comerciales ante barreras extranjeras. Lula da Silva advirtió que «cualquier aumento arancelario unilateral se abordará de conformidad con la Ley de Reciprocidad Económica de Brasil».
Esta legislación posibilita al gobierno brasileño implementar medidas espejo contra productos estadounidenses, lo que podría desencadenar una guerra comercial bilateral con consecuencias económicas significativas para ambos países.
Contexto y probable desarrollo de las relaciones
La relación entre Trump y Bolsonaro durante el primer mandato presidencial del republicano (2017-2021) estableció vínculos políticos que trascienden el ámbito comercial. Los hijos de Bolsonaro han sido partidarios del proyecto político de Trump, creando una conexión que ahora influye en las decisiones de política exterior estadounidense.
A pesar de la gravedad de la situación, ambos gobiernos mantienen contactos técnicos para intentar evitar la entrada en vigor del nuevo arancel programada para el 1 de agosto. Sin embargo, la polarización política y las diferencias institucionales sugieren que la resolución del conflicto requerirá concesiones significativas por ambas partes.
El vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, señaló que «no ve ninguna razón» para la subida de aranceles, mientras que diputados del oficialismo atribuyeron la escalada a motivaciones políticas vinculadas al entorno de Bolsonaro. La crisis expone las complejas interacciones entre comercio internacional, política doméstica y relaciones diplomáticas en el contexto de la nueva administración Trump.