La administración Trump intensifica su presión diplomática sobre el gobierno de Javier Milei mientras negocia un paquete de asistencia económica crucial para la estabilidad financiera del país sudamericano
Washington vincula el salvavidas económico con restricciones al avance de Beijing
La relación entre Estados Unidos y Argentina atraviesa un momento decisivo en el que la asistencia financiera se entrelaza con demandas geopolíticas de alto calibre. Según reveló The Wall Street Journal en una nota exclusiva, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, ha mantenido conversaciones intensas con el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, centradas en restringir el acceso chino a recursos estratégicos del país, particularmente minerales críticos y uranio.
El paquete de ayuda económica que Estados Unidos puso a disposición del presidente Javier Milei asciende a USD 40.000 millones y se estructura en dos componentes: un swap de divisas de USD 20.000 millones con el Departamento del Tesoro y una línea de crédito adicional de USD 20.000 millones liderada por bancos de inversión, aunque esta última aún está pendiente de estructuración y garantías definitivas.
Este respaldo financiero llega en un momento crítico para la economía argentina. Tras implementar recortes en el gasto público y medidas impopulares para reducir el déficit, el gobierno de Milei enfrenta pagos de deuda crecientes para el próximo año y reservas internacionales en descenso. La derrota del partido oficialista en una elección provincial en septiembre provocó una fuerte depreciación del peso y evidenció el desgaste del apoyo popular a las reformas promercado.
El uranio y las telecomunicaciones en el centro de las negociaciones
Personas al tanto de las negociaciones indicaron a The Wall Street Journal que en las conversaciones entre Bessent y Caputo se ha discutido específicamente la posibilidad de ampliar el acceso estadounidense a las reservas de uranio argentinas. Este elemento cobra relevancia estratégica en un contexto donde China financia actualmente la construcción de una central nuclear con tecnología propia en territorio argentino y mantiene inversiones relevantes en proyectos mineros buscando ampliar su acceso al uranio ante el aumento de la demanda eléctrica global.
El interés estadounidense se extiende también al sector de las telecomunicaciones. Funcionarios del Tesoro han transmitido a altos cargos argentinos su deseo de que empresas estadounidenses sean el principal proveedor de estos servicios, desplazando a compañías chinas. Actualmente, la presencia china es significativa: la empresa local Telecom Argentina recibió recientemente un préstamo de USD 74 millones del Bank of China, y Huawei opera una red de telefonía móvil 5G en el país.
Durante una reunión en la Casa Blanca, Trump expresó con contundencia su postura ante Milei: «Puedes hacer algo de comercio, pero ciertamente no deberías ir más allá de eso. Ciertamente no deberías hacer nada relacionado con lo militar con China. Y si eso está ocurriendo, me molestaría mucho», según consignaron fuentes citadas por The Wall Street Journal.
La disputa por las tierras raras: un activo estratégico para la inteligencia artificial
Uno de los puntos más calientes en las negociaciones es la obtención de las llamadas «tierras raras», minerales esenciales para industrias tecnológicas y de defensa. La visita del gobierno libertario que culminó con el nuevo endeudamiento argentino incluyó la participación del ministro de Defensa, Luis Petri, quien según fuentes de su cartera dialogó con Trump específicamente sobre estos minerales estratégicos.
China controla actualmente el 70% del mercado global de tierras raras, no por su escasez sino por las dificultades de extracción. Estos minerales se han vuelto uno de los eslabones necesarios para que avance la inteligencia artificial, uno de los sectores que más dinero mueve en el mundo. El itrio y el praseodimio, por ejemplo, sirven para la fabricación de pantallas y motores de alta resistencia utilizados en defensa.
Según información del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), el país contabiliza más de 190.000 toneladas probables de tierras raras, una cantidad equivalente a la explotación de China durante el año 2024. Los yacimientos con alto potencial se concentran en provincias como Salta, Jujuy y San Luis, aunque la explotación es limitada por falta de infraestructura y estudios. Las zonas con mayor documentación son Rodeo de los Molles en San Luis y el Distrito Rangel en Salta/Jujuy, que contienen lantano y cerio respectivamente.
El principal desafío para Argentina es que, a pesar de contar con los recursos, todavía no dispone de plantas de separación y refinación a gran escala, por lo que la mayoría de las tierras raras se podrían comercializar inicialmente como concentrados. Este factor resulta crucial para entender las limitaciones operativas del país ante las demandas estadounidenses.
La complejidad constitucional y las limitaciones del gobierno nacional
Una complicación adicional para las negociaciones surge del propio marco jurídico argentino. La constitución del país otorga a las provincias la propiedad de los recursos minerales, lo que limita la capacidad del gobierno nacional para comprometerse con Washington sin el respaldo de los gobernadores provinciales. Esta particularidad institucional añade una capa de complejidad a cualquier acuerdo que involucre la explotación de minerales estratégicos.
En este contexto, fuentes calificadas del ministerio de Defensa indicaron que la minería en «tierras raras» es «un tema amplio dentro del cual hay un ángulo de defensa y estamos para escuchar cual es el interés de Estados Unidos». Esta postura evidencia una apertura del gobierno argentino a las propuestas estadounidenses, aunque reconoce implícitamente las limitaciones institucionales para su implementación.
China como segundo socio comercial: una relación difícil de desarticular
La magnitud de la presencia china en la economía argentina complica cualquier intento de Washington de desplazar su influencia. El país asiático es el segundo socio comercial de Argentina, solo superado por Brasil, y el principal comprador de sus exportaciones agrícolas. Esta posición ha convertido a China en un actor central cuya participación resulta difícil de sustituir en el corto plazo.
Un portavoz del Departamento del Tesoro estadounidense declaró a The Wall Street Journal que «estabilizar Argentina es ‘America First’. Una Argentina fuerte y estable ayuda a anclar un hemisferio occidental próspero, lo cual es explícitamente de interés estratégico para Estados Unidos». Esta declaración revela la dimensión geopolítica que Washington otorga a su respaldo financiero, insertándolo en una estrategia más amplia de contención de la influencia china en América Latina.
Declaraciones cruzadas y tensiones diplomáticas
El debate sobre la relación con China ha generado declaraciones públicas de alto voltaje que han tensado la situación diplomática. En una entrevista con Fox News, Scott Bessent afirmó que Milei está «comprometido a sacar a China de Argentina». Posteriormente, el funcionario escribió en redes sociales: «No queremos otro Estado fallido o liderado por China en América Latina».
Estas afirmaciones provocaron la inmediata reacción de la embajada china en Buenos Aires, que calificó los comentarios de Bessent como un reflejo de una mentalidad de Guerra Fría que atenta contra la independencia latinoamericana. El gobierno de Beijing ha defendido históricamente su relación comercial con Argentina como un vínculo basado en el respeto mutuo y la cooperación económica.
Desde el gobierno argentino se ha intentado matizar la situación. En una entrevista televisiva reciente, Javier Milei negó que su administración vaya a romper relaciones con China y aseguró que la Casa Blanca no le ha solicitado tal medida. «No, no, eso no es cierto», respondió Milei ante la pregunta sobre un eventual abandono de los lazos con China, recordando que tanto Caputo como el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se reunieron con funcionarios chinos durante los encuentros anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Por su parte, el ministro Luis Caputo aseguró que el gobierno de Estados Unidos «no pidió nada a cambio» del apoyo financiero, una afirmación que contrasta con las revelaciones de The Wall Street Journal sobre las conversaciones mantenidas con funcionarios estadounidenses. Una portavoz del Ministerio de Finanzas argentino evitó hacer comentarios sobre las negociaciones, y el equipo de prensa del presidente Milei no respondió a las solicitudes de información.
El precedente ucraniano y la estrategia global de Trump
La estrategia estadounidense con Argentina sigue un patrón similar al aplicado con Ucrania. A fines de abril, la administración Trump llegó a un acuerdo con el gobierno ucraniano para la explotación de minerales críticos como compensación al millonario apoyo —estimado en unos USD 350.000 millones— que Estados Unidos le brindó en los últimos dos años en su guerra con Rusia. En aquella ocasión fue también Scott Bessent quien suscribió el acuerdo con la viceprimera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko.
Este antecedente revela un modus operandi de la administración Trump: vincular el respaldo financiero con el acceso a recursos estratégicos. Es necesario recordar que el propio Donald Trump, en diálogo con el ucraniano Volodímir Zelenski, pidió acceso a estos recursos naturales a cambio de ayudarlo financieramente en su guerra con Rusia.
El memorando de entendimiento y los antecedentes de cooperación
Hace un año, en agosto de 2024, Estados Unidos y Argentina firmaron un Memorando de Entendimiento para fortalecer la cooperación en minerales críticos. Como parte del Diálogo de Seguridad Energética bilateral, el subsecretario de Estado para el Crecimiento Económico, Energía y Medio Ambiente de Estados Unidos, Jose W. Fernandez, y la entonces ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, suscribieron el acuerdo.
El memorando explicitó el trabajo para una mayor colaboración en la gobernanza del sector de recursos minerales críticos, la inversión y la seguridad de la cadena de suministro global, como parte de un interés común de apoyar la transición energética y desplegar tecnologías de energía limpia. Este antecedente muestra que las negociaciones actuales no surgen de manera abrupta, sino que se insertan en un marco de cooperación preexistente que ahora adquiere una dimensión más urgente y concreta.
La carrera global por minerales críticos y las tensiones comerciales
La disputa por la influencia en Argentina se produce en un contexto de crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Pekín ha impuesto restricciones a la exportación de minerales de tierras raras, esenciales para la industria tecnológica, mientras que Trump ha amenazado con aranceles adicionales del 100% a China a partir del 1 de noviembre. Se prevé que Trump y el presidente chino Xi Jinping se reúnan en Corea del Sur a finales de mes.
El jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Alvin Holsey, declaró ante el Congreso en febrero que China está «atacando los intereses estadounidenses desde todas las direcciones» en América Latina. Esta afirmación sintetiza la percepción de Washington sobre el avance chino en la región y explica la prioridad que la administración Trump otorga a la contención de esta influencia.
La transición energética y la revolución tecnológica dependen en buena medida de la disponibilidad en volúmenes y precio accesibles de estos minerales. Esa carrera abre una ventana de oportunidades para países como Argentina de formar parte de una pieza fundamental en la cadena de suministro de nuevas tecnologías, cuyo alineamiento está modelando las relaciones comerciales y políticas a nivel mundial.
La rentabilidad económica: un desafío para la explotación
A pesar del valor estratégico de las tierras raras, su rentabilidad económica presenta desafíos significativos. Estos minerales van de USD 400 a USD 2.000 la tonelada métrica y se encuentran en concentraciones similares al oro: entre 0,4% a 1,5%. Sin embargo, no se comparan en valor con el metal precioso, que hoy se vende a más de USD 3.500 la onza, equivalente a 33 gramos. Con este esquema, resulta mucho menos rentable y menos interesante para los inversores apostar por extraerlos.
Las tierras raras reciben ese nombre porque la mayoría demoraron más en determinarse en la tabla periódica. Son 15 elementos del grupo de los lantánidos y otros dos. Comparten características como magnetismo y aplicaciones para la electrónica. Entre sus utilizaciones está el uso en imanes de alta potencia para turbinas eólicas y motores eléctricos, en catalizadores automotrices, en vidrio y cerámica de alta tecnología, y en aleaciones especiales para aplicaciones industriales y de investigación.
Aunque las tierras raras pesadas, necesarias para aplicaciones de última generación en defensa o energía, son escasas en Argentina, las concentraciones de elementos ligeros ofrecen oportunidades para abastecer sectores industriales locales y exportar concentrados minerales. Este factor técnico resulta relevante para evaluar el potencial real de cooperación entre Argentina y Estados Unidos en este campo.
El dilema argentino: equilibrio entre pragmatismo económico y autonomía estratégica
Argentina enfrenta un dilema complejo entre asegurar el respaldo financiero estadounidense que necesita urgentemente para estabilizar su economía y mantener márgenes de autonomía en sus relaciones internacionales. El país debe evaluar cuidadosamente hasta qué punto puede comprometer el acceso a sus recursos estratégicos sin alienar a su segundo socio comercial y principal comprador de exportaciones agrícolas.
La situación se complica por la proximidad de las elecciones legislativas y la necesidad del gobierno de Milei de mostrar resultados económicos concretos que justifiquen las medidas de ajuste implementadas. La población busca refugio en el dólar ante la incertidumbre, y las reservas internacionales continúan en descenso, lo que aumenta la presión sobre el gobierno para asegurar respaldo financiero externo.
En este contexto, la administración de Trump ha convertido la contención de la influencia china en América Latina en una prioridad de seguridad nacional, presionando a otros países de la región para que reduzcan sus vínculos con Pekín. Argentina se encuentra así en el centro de una disputa geopolítica global cuyas consecuencias para su economía y su posicionamiento internacional serán determinantes en los próximos años.



