El yuan chino tocó su nivel más débil en más de 17 años este jueves, continuando una tendencia a la baja que se ha mantenido durante seis sesiones consecutivas. Esta depreciación ocurre en un momento crítico para la economía china, que enfrenta una renovada guerra comercial con Estados Unidos tras la imposición de aranceles sin precedentes del 125% por parte del presidente Donald Trump.

La dinámica del yuan bajo presión

El par onshore del yuan (USD/CNY) alcanzó los 7,3511 yuanes por dólar, su nivel más alto desde finales de 2007. Este indicador, que mide la cantidad de yuanes necesarios para comprar un dólar en los mercados locales, está estrechamente controlado por el Banco Popular de China (PBOC), que establece un punto medio diario alrededor del cual se permite fluctuar a la divisa.

La reciente caída de la moneda china coincide con la decisión del PBOC de fijar puntos medios más débiles durante seis días consecutivos, señalando una posible estrategia para contrarrestar el impacto de las tensiones comerciales escalantes.

Escalada arancelaria sin precedentes

El deterioro en las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo alcanzó un nuevo punto crítico esta semana. El miércoles, el presidente Trump impuso un arancel del 125% sobre productos chinos, una medida drástica que provocó la inmediata respuesta de Pekín, que había aplicado previamente aranceles del 84% a productos estadounidenses.

China fue el único país importante afectado por estos «aranceles recíprocos», ya que Trump anunció una prórroga de 90 días para todos los demás países que originalmente serían objeto de estas medidas.

Estrategia monetaria como arma económica

Los analistas anticipan que Pekín permitirá una mayor depreciación del yuan como estrategia defensiva. Un yuan más débil hace que las exportaciones chinas sean más baratas en mercados extranjeros, lo que podría mitigar parcialmente el impacto de los elevados aranceles estadounidenses.

«Creemos que el liderazgo de Pekín ve los aranceles estadounidenses como una declaración de guerra económica, no solo una disputa comercial», afirmó Arthur Budaghyan, estratega jefe de mercados emergentes/China en BCA Research, en un informe reciente.

El mismo informe pronostica una depreciación del 8-10% en el yuan offshore (CNH) frente al dólar durante los próximos seis meses, sugiriendo que el PBOC podría reducir aún más las tasas de interés como consecuencia.

Medidas defensivas y control monetario

Según reportes de Reuters, el PBOC ha emitido una orientación informal a los bancos estatales para que detengan las compras de dólares estadounidenses, buscando mantener la estabilidad del yuan. Estas instituciones también habrían recibido instrucciones de aumentar la vigilancia al procesar órdenes de compra de dólares para clientes, en un aparente intento de desalentar la negociación especulativa.

Los grandes bancos estatales intervinieron activamente el miércoles en el mercado de divisas nacional, vendiendo dólares y comprando yuanes para frenar el ritmo de depreciación. Fuentes cercanas al asunto enfatizan que China no planea recurrir a una política de devaluación drástica del yuan para enfrentar el impacto arancelario.

Implicaciones para mercados globales

BCA Research advierte que un debilitamiento sustancial del yuan podría pesar fuertemente sobre las divisas y acciones de mercados emergentes, ya que estos tienden a correlacionarse con la moneda china. Los estrategas de la firma han rebajado las acciones offshore chinas de Neutral a Infraponderar, citando su mayor vulnerabilidad tanto a salidas de capital como a posibles órdenes de desinversión estadounidenses.

«Las acciones offshore chinas caerán considerablemente», escriben los estrategas, añadiendo que los activos de riesgo globales y de mercados emergentes probablemente «reanudarán su tendencia bajista después del repunte» reciente.

Perspectivas y equilibrio estratégico

Aunque una devaluación moderada podría ayudar a China a mantener su competitividad en mercados internacionales, una depreciación excesiva introduciría riesgos monetarios significativos, incluyendo posibles fugas de capital.

Desde un punto de vista político interno, algunos analistas consideran que China está en una posición más fuerte que Estados Unidos para soportar contratiempos económicos a corto plazo en busca de objetivos estratégicos de largo plazo. La devaluación de la moneda se presenta como una respuesta tanto económica como política, permitiendo a Pekín posicionarla como una medida defensiva para apoyar a los exportadores.

BCA señala que tal devaluación «no será suficiente para ayudar a los exportadores continentales que venden a EE.UU. Sin embargo, ayudará a las exportaciones chinas a ganar cuota de mercado fuera de EE.UU.», sugiriendo una reorientación estratégica del comercio exterior chino hacia otros mercados globales.