“Si alguna lección aprendí en mi vida política es que el poder se ejerce en soledad, pero no en aislamiento, porque uno (el presidente) siempre debe estar en conexión con la ciudadanía y sus demandas”. Así sintetiza, medio siglo de actividad política y un período en la presidencia de Uruguay (1990-1995) el Dr. Luis Alberto Lacalle Herrera (79) en la entrevista que concedió al Diario Digital Economía durante su estadía en Asunción, hasta donde llegó para presentar su último libro sobre el Mercosur.
Una mañana lluviosa y en un ambiente natural -por el corte de energía- el Dr. Lacalle Herrera recibe al equipo de ECONOMIA en la casa del embajador uruguayo en Asunción, Carlos María Irigaray. Como siempre, vigoroso y con buena onda, saluda en guaraní y se adelanta en acomodar el lugar para la entrevista, sin bajar su termo y guampa, tan característico de los charrúas.
Cuando se refiere al Paraguay dice Ñaneretä y recuerda que conoce el país desde 1956. En más de 60 años de idas y venidas y, de interactuar con los presidentes, parlamentarios y empresarios paraguayos desde entonces, el Dr. Lacalle Herrera observa cambios extraordinarios.
Considera que la tierra fértil, la energía barata y la población joven son esenciales para el desarrollo integral del Paraguay.
Su presencia, esta vez, fue para presentar su último libro: Mercosur: nacimiento, vida y decadencia. Se trata de un texto que recoge su experiencia y según refiere, “no es para ser actor, sino testigo” de un ambicioso proyecto nacido en los 90, en coincidencia con el retorno de la democracia en la mayoría de los países fundadores del Mercado Común del Sur.
A 30 años de la creación del Mercosur, Lacalle Herrera considera que es tiempo de pausa y reflexión para “hacer un ejercicio de autocríticas y elegir el rumbo más adecuado”.
Para el Dr. Lacalle, el Mercosur tuvo un nacimiento trabajoso y la organización caminaba hacia una integración auspiciosa “hasta que tuvo una contaminación ideológica con la llegada de Chávez (Hugo) y de a poco pasó a ser una asociación de gobierno con ideologías afines sin considerar que “un tratado hace los gobiernos, no los partidos”.
Para el expresidente uruguayo el Mercosur tiene que ser una asociación de libre comercio y debe aumentar la prosperidad de los habitantes mediante los acuerdos comerciales entre bloques o en forma bilateral.
Uno de los errores, según reflexiona, fue el impulso de compararse y querer imitar a la Unión Europea “que es un proyecto que nació en los ’50 con el carbón y el acero y luego de un período de solidez y fortalecimiento llegaron a la creación del Parlamento Europeo; pero acá se apuró todo, se eligió un Parlamento del Mercosur y con resoluciones sin transcendencia; no es un parlamento, es una juntada de amigos”, cuestionó.
En el mismo sentido agudizó aún más sus críticas “hay una cierta costumbre de avance en papel… ¿qué hay adentro?, nada, solo papel”, y recordó que hasta una moneda común se intentó crear “eso no se inventa, debe tener una base fuerte”, insistió.
Reconoce que los acuerdos comerciales entre países, es bastante difícil y si bien Paraguay y Uruguay abrieron un poco más el mercado, lo que generó interés en muchas empresas “Brasil y Argentina siempre apretaron a los más chicos”.
El expresidente, antes de abordar otro tema vuelve sobre la cuestión ideológica para reafirmar que “no se puede dirigir la política exterior de un país a partir de ideas partidaria, no es la mejor idea, el interés del país es uno solo”.
Intervención del Estado en la economía
Para el expresidente Lacalle, la cuestión económica pasa por la apertura del mercado y la competitividad. Para analizar la intervención del Estado en la economía prefiere hacer la siguiente pregunta: ¿cuál es la función esencial del Estado?… ¿refinar petróleo?, ¿producir y vender electricidad? O, ¿generar las condiciones para que haya competencia y se beneficie la ciudadanía?
No obstante, reconoce que “es difícil cambiar porque hay una fuerte oposición, especialmente de los empleados y, porque todavía el sentido del estado sigue siendo muy fuerte”.
Luego menciona la situación de Uruguay con el precio de los combustibles. El gobierno de (su hijo) Luis Lacalle Pou resolvió habilitar una plataforma para informar a la ciudadanía cuánto se pagaría si se importara en vez de refinar y, la gente, cada vez que carga combustible a su vehículo sabe cuánto está pagando de más.
De ahí, sostiene que es mucho más ventajoso para el país la apertura de los mercados y la promoción de las competencias que al final favorece a los consumidores.
Lecciones aprendidas
Antes de finalizar la entrevista pedimos al Dr. Lacalle sobre las lecciones aprendidas como presidente. Hace una pausa, toma un sorbo de mate y responde: “ir siempre a lo posible” y continúa, “el poder se ejerce en soledad, porque el presidente es el último el que decide… en soledad, no en aislamiento que es distinto a la soledad”.
Lacalle recuerda que “el presidente tiende a ser rodeado de gente que le dice que todo está fantástico y el ser humano quiere creer más eso, por eso hay que tratar de no perder la vinculación con la gente de la calle, tener un amigo que te dice te estás equivocando, porque para las lisonjas se hacen filas”.
Por eso, agrega, el presidente tiene que mantenerse en contacto con la gente, visitar familias, las empresas. “Ojo con el encierro”, reitera.
Luego, él mismo se hace la pregunta cómo quiere que le recuerden y menciona con orgullo una decisión tomada por su gobierno: “la reforma portuaria cambió la economía uruguaya” y explica “El Uruguay existe por la Bahía de Montevideo, desde antes de la Independencia, por eso fue la competencia con Argentina y Brasil.
Aquella decisión tomada durante su gobierno hoy reporta un ingreso entre 1.500 a 1.600 millones de dólares anuales a Uruguay y genera un gran movimiento de cargas en varios puertos privados entre Colonia y Montevideo.
El Dr. Lacalle anota una debilidad entre las lecciones aprendidas: la comunicación. Eso le lleva a analizar la situación de los líderes de la actualidad y asegura que, con la sobreexposición de los políticos, aquel que no comunica no existe y, el que no habla ya dejó de ser líder.
Con su experiencia de más de 5 décadas en el ejercicio de la política cierra su conversación con ECONOMIA abordando la comunicación digital y la reelección. Considera que los partidos políticos todavía no supieron valorar y aprovechar en su magnitud esta herramienta. Advierte sobre el uso de las redes «porque a veces es fácil decir que se haga esto o lo otro, pero las decisiones políticas no siempre son blanco o negro, son distintos tonos de grises, de acuerdo con las alianzas y consensos que se generan en las negociaciones».
Se manifiesta contrario a la reelección y aunque existan voces desde el primer día que quieren promoverla, aún en contra de las leyes, el Dr. Lacalle prefiere trazar un cronograma 60 meses y “terminado ese tiempo, rendir un examen ante la ciudadanía que te puede aprobar o aplazar… y ya está”.