El precio del oro se disparó brevemente por encima de los 3.490 dólares (unos 3.066 euros) la onza este martes, marcando un nuevo máximo histórico antes de estabilizarse. Este repunte, que representa un aumento del 5,7% en la semana y un impresionante 14,2% en el mes, sitúa la ganancia anual del metal precioso cerca del 31%, duplicando su valor respecto a los niveles pre-pandemia de marzo 2020.

La administración Trump y la crisis de confianza

La escalada en el precio del oro está estrechamente vinculada a las recientes declaraciones y acciones del presidente estadounidense Donald Trump. A pesar de haber anunciado una pausa de 90 días en sus llamados aranceles «recíprocos», los mercados bursátiles mundiales ya han sufrido un impacto significativo, mientras los inversores cuestionan si este período será suficiente para estabilizar la situación.

Las críticas de Trump al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, han intensificado la incertidumbre. El mandatario ha criticado abiertamente a Powell por no reducir los tipos de interés con mayor rapidez, a pesar de la significativa disminución de la inflación. En una publicación en Truth Social, Trump afirmó: «Con los costes de la energía muy bajos, los precios de los alimentos sustancialmente más bajos, y la mayoría de las otras ‘cosas’ con tendencia a la baja, prácticamente no hay inflación».

Las especulaciones sobre un posible despido de Powell han generado preocupación sobre la politización de la política monetaria estadounidense. Aunque tradicionalmente el presidente de la Fed ocupa un cargo independiente que no puede ser revocado sin causa justificada, el Tribunal Supremo está estudiando un caso que podría facilitar tal acción, lo que ha aumentado la agitación en los mercados.

Guerra comercial y tensiones geopolíticas

El panorama se complica aún más con la escalada de tensiones comerciales globales. Estados Unidos ha impuesto aranceles de hasta el 245% contra China, mientras que el gigante asiático ha respondido con gravámenes del 125%. La reciente investigación iniciada por Trump sobre las importaciones estadounidenses de minerales críticos podría deteriorar aún más las relaciones bilaterales.

Esta situación ha provocado un debilitamiento del dólar estadounidense, que acumula una depreciación del 11% en 2025 y marca mínimos desde principios de 2022, reforzando la demanda de activos refugio como el oro y la plata, que también ha experimentado una subida del 1,3% esta semana.

El oro como último refugio seguro

El cambio en la percepción de los activos tradicionalmente seguros es notable. «En momentos de aversión al riesgo, los operadores recurren a la deuda pública estadounidense. Sin embargo, dada la reciente liquidación de bonos del Tesoro y la situación fiscal de Estados Unidos, el oro es ahora el único refugio seguro real que queda», señalan desde Jefferies.

Este sentimiento se refleja en los mercados: mientras el oro ha avanzado un 100% en los últimos cinco años, el S&P 500 ha subido solo un 52% en el mismo período. Jhon Velis, estratega de Bank of New York Mellon, advierte: «Con la creciente retórica de la administración exhortando a la Fed a recortar las tasas y la posibilidad de reemplazar al presidente de la Fed, no esperamos un retorno masivo al mercado de deuda desde el exterior. El estatus de refugio de estos activos está cada vez más en tela de juicio».

Perspectivas y proyecciones

Aunque los analistas de Bloomberg advierten sobre niveles de sobrecompra en el corto plazo que podrían provocar correcciones bruscas, las perspectivas a largo plazo son alcistas. Goldman Sachs pronostica que para mediados del próximo año, la onza de oro podría alcanzar los 4.000 dólares.

En las reuniones del FMI y el Banco Mundial que se están celebrando esta semana en Washington DC, predomina el pesimismo ante las deterioradas previsiones económicas. El crecimiento mundial proyectado por el FMI es el más bajo desde la pandemia y uno de los menores de las últimas décadas, excluyendo las recesiones globales de 2001 y 2008.

Factores adicionales en la ecuación

La demanda del metal precioso también ha sido impulsada por las compras masivas realizadas por bancos centrales de todo el mundo, especialmente China. Esta tendencia comenzó en 2022 tras la guerra en Ucrania, cuando muchos países decidieron diversificar sus reservas más allá del dólar.

Adicionalmente, aunque la oferta mundial de oro es relativamente sólida actualmente, el envejecimiento de las minas, el agotamiento de las reservas y la disminución de las calidades del mineral generan preocupación a largo plazo, lo que podría seguir presionando los precios al alza.

Un futuro de incertidumbre

Si las condiciones actuales de la economía global continúan deteriorándose, el consenso entre analistas sugiere que el precio del oro podría seguir ascendiendo a niveles sin precedentes. Como señala Lee Liang Le, analista de Kallanish Index Services: «El rápido ascenso del oro indica que los mercados tienen menos confianza que nunca en Estados Unidos. La narrativa del ‘comercio Trump’ se ha convertido en una narrativa de ‘vender a Estados Unidos'».

En un mundo donde la incertidumbre económica y geopolítica parece ser la única constante, el oro continúa consolidándose como el refugio preferido de los inversores, reflejando la creciente preocupación por el futuro de la economía global y la estabilidad del sistema financiero internacional.