El premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz ha lanzado una dura crítica contra las políticas económicas de la administración Trump y ha denunciado la situación en Gaza como «un claro genocidio», durante su investidura como doctor honoris causa por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander. El economista estadounidense, catedrático de la Universidad de Columbia, ha alertado sobre el deterioro del estado de derecho en Estados Unidos y ha señalado que Europa enfrenta una oportunidad histórica para atraer talento académico en medio de la crisis institucional norteamericana.
Trump convierte el mercado «en un bazar donde todo vale»
Stiglitz ha sido contundente al evaluar la gestión económica del presidente Donald Trump, a quien ha acusado de provocar un caos sin precedentes en los mercados. El economista ha descrito los aranceles impuestos por la administración estadounidense como «un desastre» y ha expresado su decepción ante la rendición de Europa en las negociaciones comerciales con Washington.
«Es realmente importante que Europa no ceda porque esto puede cambiar. Si cede, eso supondría dejar de lado la soberanía de Europa», advirtió el Nobel durante la rueda de prensa previa al acto académico, que contó con la presencia del ministro de Economía español, Carlos Cuerpo.
El economista señaló que las decisiones tomadas por Trump representan un «giro de 180 grados» respecto a la tradición económica estadounidense, con políticas antiglobalización, rebajas fiscales a los más ricos y un relajamiento de la supervisión institucional que han provocado inestabilidad tanto dentro como fuera del país. «Se ha socavado la propiedad intelectual, fundamental para mercados equilibrados, y se ha llevado a una especie de bazar en el que todo vale», denunció Stiglitz.
Una fuga de cerebros que ya ha comenzado
Uno de los aspectos más preocupantes que identificó el economista es el clima de temor instalado en las universidades estadounidenses. Stiglitz alertó sobre el miedo de los estudiantes extranjeros a ser deportados por expresar opiniones críticas, lo que les lleva a evitar salir del Estado o regresar a sus países durante las vacaciones por temor a no poder volver.
Esta situación ha desencadenado lo que el Nobel calificó como «una fuga de cerebros» que «ya ha comenzado» en Estados Unidos. Sin embargo, Stiglitz ve en este éxodo una «buena oportunidad» para Europa de atraer talento a países como Italia o España.
El economista reconoció que los salarios pueden suponer un «obstáculo» al ser inferiores a los de Norteamérica, aunque destacó que los estudiantes que deciden instalarse en Europa «priorizan» la calidad de vida europea por encima de consideraciones puramente económicas.
«Un claro genocidio» en Gaza y el deber de Europa de pronunciarse
Stiglitz, de ascendencia judía, no eludió uno de los temas más controvertidos de la actualidad internacional al referirse a la situación en Gaza como «un claro genocidio, tanto humano como académico». El economista instó a los líderes europeos a cumplir con «la obligación de hablar» sobre esta crisis humanitaria.
El premio Nobel defendió la solución de «los dos Estados» como «la más adecuada» y «solución duradera de paz», advirtiendo que cualquier otra alternativa derivaría en un caso de «apartheid o limpieza étnica». Además, acusó directamente al presidente Trump de instrumentalizar el antisemitismo para fines políticos.
En este contexto, Stiglitz elogió la reciente intervención del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante la Semana de Alto Nivel de Naciones Unidas en la Universidad de Columbia, destacando su «liderazgo increíble». El economista recordó las palabras de Sánchez, quien afirmó que criticar a Israel no equivale a antisemitismo.
«Llevo 25 años trabajando en Columbia. Hemos luchado contra la discriminación, y ha sido Trump quien ha instrumentalizado el antisemitismo para atacar a las universidades y a los valores que defendemos», subrayó el Nobel.
La libertad académica como mecanismo esencial de control social
Durante su discurso de investidura en el Palacio de La Magdalena, Stiglitz centró su reflexión en el significado de la libertad y la importancia crucial de la libertad académica. El economista definió esta última no como «un privilegio de unos pocos, sino como una parte esencial para los mecanismos de control de la sociedad».
Stiglitz describió a las universidades como lugares «donde nace el espíritu crítico, donde las personas tienen tiempo de hacerlo y pueden pensar por sí mismas». En su opinión, esta es precisamente una de las razones por las que «la derecha ataca a las universidades», porque «no quieren que estos jóvenes piensen por sí mismos».
El economista calificó los ataques de Trump a las instituciones académicas como lanzarse «una bala en su propio pie» y afirmó con contundencia: «Las universidades, con su gran sabiduría, son aquellas que podrán frenar estas olas autoritarias».
«Vamos a resistir, vamos a luchar contra esta situación por nuestra libertad académica, por nuestros principios, pero también lucharemos por toda nuestra sociedad», declaró Stiglitz, advirtiendo que lo que está ocurriendo con las universidades «debería ser también una advertencia sobre lo que puede venir».
Libertad, acción colectiva y desigualdad económica
El autor del libro ‘Camino de libertad: la economía y la buena sociedad’ expuso dos ideas fundamentales sobre la libertad. La primera se refiere a que existen «algunas absolutas», reconociendo que «a veces se adquiere a expensas de la libertad de otra persona». La segunda plantea que, a través de una acción colectiva, se puede «reformar» la libertad «de todos», ejemplificándolo en el pago de impuestos que permitieron el desarrollo de vacunas para hacer frente a la COVID-19.
Según Stiglitz, esta acción colectiva, junto con «un poco de cohesión», permitirá lograr «una mayor libertad». El economista sentenció que el diálogo democrático es «fundamental» y que es «importante» para la economía y el funcionamiento de las sociedades «hablar de desigualdad».
En referencia a la situación actual del mundo, el Nobel aseguró que «Europa tiene que confiar en sí misma y tiene que unir sus recursos para luchar contra los obstáculos».
Una trayectoria académica de transformación intelectual
El catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Vigo Carlos Manuel Gradín Lago, encargado de pronunciar la laudatio, destacó que Stiglitz ha sido «protagonista» de una de las transformaciones intelectuales «más profundas» de la economía contemporánea.
Gradín Lago resaltó que la obra de Stiglitz «cambió» la forma de entender cómo funcionan los mercados en economía, tanto en su eficiencia como en su equidad, así como la «compleja» interrelación que existe entre ambas, «no siempre bien entendida». Además, afirmó que el premio Nobel «redefinió» el papel del Estado y las instituciones, contribuyendo a «repensar» las estrategias de desarrollo económico y social. «Defiende reformas factibles y concretas para lograr una economía más justa, estable y sostenible», subrayó.
Stiglitz recibió el premio Nobel de Economía en 2001 por sus análisis de los mercados con información asimétrica, una contribución fundamental para comprender las fallas de mercado y sus implicaciones sociales. Desde ese año imparte clase en la Universidad de Columbia, donde fundó la ‘Initiative for Policy Dialogue’, un centro de pensamiento centrado en el desarrollo internacional.
En 2003 recibió el máximo honor académico de la universidad al ser nombrado ‘University Professor’. Es conocido por su trabajo sobre economía de la información, desarrollo global y desigualdad, así como por su papel en instituciones académicas y multilaterales de alto nivel. Ha desempeñado puestos como economista jefe del Banco Mundial, asesor del presidente Bill Clinton, activista en el debate sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y miembro de la comisión que redefinió la medición del progreso social, entre otras plataformas destacadas.
El acto fue clausurado por el rector de la UIMP, Carlos Andradas, quien pidió que «se detenga la barbarie, el horror, la destrucción, la hambruna, la masacre allá donde las haya, y en particular en Ucrania y en Gaza», tal y como «está haciendo una parte cada vez más numerosa de nuestra ciudadanía».