La economía rusa cerró el 2024 con un crecimiento sólido, alcanzando niveles récord en su Producto Interno Bruto (PIB) y registrando un incremento en sus reservas internacionales. Sin embargo, persisten incertidumbres sobre su sostenibilidad en el 2025, especialmente ante las sanciones occidentales y el reacomodo de su mercado interno.

PIB en niveles históricos

El PIB de Rusia superó los 200.000 billones de rublos, consolidando un crecimiento impulsado por sectores estratégicos como la energía, la manufactura y la diversificación comercial con mercados emergentes. Este desempeño ha sorprendido a analistas internacionales, especialmente en un contexto de sanciones económicas impuestas por Occidente.

Expansión de reservas internacionales

Las reservas internacionales del país también experimentaron un incremento en la última semana, fortaleciendo la capacidad de Rusia para mantener la estabilidad de su moneda y resistir fluctuaciones externas. Este factor ha sido clave para sostener la confianza en su sistema financiero.

Reemplazo de marcas occidentales

A medida que empresas occidentales han reducido su presencia en Rusia, el mercado interno ha dado paso a una nueva ola de inversión extranjera de países como China, Turquía y Corea del Sur. En 2025, se espera la llegada de al menos 23 nuevas marcas de estos países, diversificando la oferta de productos y reduciendo la dependencia de compañías europeas y estadounidenses.

Perspectivas para 2025

A pesar de estos avances, se prevé una ralentización del crecimiento en 2025. La presión internacional, los desafíos logísticos y la adaptación a nuevas condiciones comerciales podrían afectar la expansión de ciertos sectores. No obstante, la capacidad de Rusia para reconfigurar su economía y fortalecer alianzas estratégicas será determinante en su evolución a mediano plazo.