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jueves, junio 12, 2025

Economía mundial enfrenta la década de crecimiento más crítica en medio siglo por tensiones comerciales y políticas arancelarias

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El panorama económico global se ensombrece con proyecciones alarmantes que apuntan hacia la década de menor expansión económica desde los años sesenta, según revela el más reciente informe «Perspectivas Económicas Mundiales» del Banco Mundial. Las políticas comerciales restrictivas y la creciente incertidumbre normativa configuran un escenario de desaceleración que amenaza décadas de progreso en la reducción de la pobreza y el desarrollo económico mundial.

Proyecciones de crecimiento mundial marcan mínimos históricos

Las estimaciones del organismo internacional proyectan un crecimiento económico global de apenas 2,3% para 2025, representando una reducción de casi medio punto porcentual respecto a las previsiones iniciales del año. Esta cifra constituye el ritmo de expansión más lento registrado desde la crisis financiera de 2008, excluyendo períodos de recesión absoluta.

La desaceleración no se limita al presente inmediato. Si se materializan las proyecciones para los próximos dos años, el crecimiento mundial promedio en los primeros siete años de la década de 2020 será el más débil de todos los decenios desde los años sesenta, marcando un punto de inflexión en la trayectoria económica global.

Políticas arancelarias estadounidenses generan turbulencia comercial

Las medidas comerciales implementadas por el presidente Donald Trump han emergido como el principal catalizador de esta desaceleración económica. La imposición de un arancel universal del 10% sobre todas las importaciones que ingresan a Estados Unidos, junto con aranceles superiores dirigidos específicamente a productos provenientes de China y aumentos en los impuestos sobre acero y aluminio, han provocado disrupciones significativas en el sistema de comercio internacional.

El panorama legal de estas medidas permanece incierto. En mayo pasado, un tribunal de comercio estadounidense declaró ilegales la mayoría de los aranceles globales impuestos por la administración Trump, aunque la Casa Blanca logró mantenerlos vigentes mediante una apelación exitosa. Esta inestabilidad jurídica ha amplificado la incertidumbre en los mercados internacionales.

Riesgo de paralización del comercio mundial

El Banco Mundial advierte sobre la posibilidad de una paralización del comercio mundial durante el segundo semestre de 2025, acompañada de un colapso generalizado de la confianza empresarial. Esta situación podría desencadenar una cascada de efectos negativos, incluyendo mayor incertidumbre, turbulencias en los mercados financieros y una erosión significativa de la estabilidad económica global.

A pesar de estas proyecciones adversas, el organismo mantiene que las probabilidades de una recesión mundial completa permanecen por debajo del 10%, sugiriendo que, aunque el crecimiento será débil, no se anticipa una contracción absoluta de la economía global.

Impacto desproporcionado en economías en desarrollo

Las economías en desarrollo enfrentan el impacto más severo de esta desaceleración. Se proyecta que el crecimiento en estos países se desacelerará en casi 60% de los casos durante 2025, alcanzando un promedio de 3,8% antes de recuperarse gradualmente a 3,9% en 2026 y 2027. Esta cifra representa más de un punto porcentual por debajo del promedio registrado en la década de 2010.

Indermit Gill, economista en jefe del Banco Mundial, caracterizó la situación de manera contundente: «Aparte de Asia, el mundo en desarrollo se está convirtiendo en una zona libre de desarrollo». Esta afirmación subraya la magnitud del desafío, ya que el crecimiento de las economías en desarrollo ha experimentado una tendencia descendente sostenida durante tres décadas consecutivas.

Los países de ingreso bajo experimentarán un crecimiento del 5,3% en 2025, lo que representa una disminución de 0,4 puntos porcentuales respecto a las previsiones iniciales. Esta desaceleración frenará los esfuerzos para impulsar la creación de empleo, reducir la pobreza extrema y disminuir las diferencias de ingreso per cápita con las economías avanzadas.

América Latina: entre la recuperación y la incertidumbre

Para América Latina y el Caribe, las proyecciones indican un crecimiento estable del 2,3% en 2025, con una ligera mejora hacia un promedio de 2,5% en 2026-2027. Sin embargo, esta aparente estabilidad oculta disparidades significativas entre los países de la región.

México emerge como el caso más preocupante, con un pronóstico de crecimiento de apenas 0,2% para 2025. Esta proyección refleja el impacto directo de los aranceles del 25% impuestos por Washington sobre importaciones mexicanas no incluidas en el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Considerando que México envió el 80% de sus exportaciones a Estados Unidos en 2024, estas medidas han debilitado significativamente su sector exportador.

Brasil, Chile y Perú también enfrentarán un crecimiento económico menor al registrado el año anterior, mientras que las perspectivas para Colombia y Argentina muestran señales más positivas, aunque dentro del contexto general de desaceleración regional.

Erosión del «gran milagro económico»

El informe del Banco Mundial identifica una reversión preocupante de las fuerzas que impulsaron lo que denomina el «gran milagro económico» de los últimos 50 años. Durante este período, el PIB per cápita en los países en desarrollo casi se cuadriplicó y más de 1.000 millones de personas lograron salir de la pobreza extrema.

Este progreso histórico se fundamentó en la integración comercial, la reducción de barreras arancelarias y la estabilidad de las políticas comerciales internacionales establecidas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las disputas comerciales actuales han trastocado muchas de estas certezas políticas que facilitaron la expansión de la prosperidad global durante décadas.

Presiones inflacionarias adicionales

Los aumentos arancelarios y la rigidez de los mercados laborales ejercen presión al alza sobre la inflación mundial, que se proyecta en un promedio del 2,9% para 2025. Esta cifra se mantiene por encima de los niveles registrados antes de la pandemia, complicando aún más el panorama económico para los bancos centrales que buscan mantener la estabilidad de precios.

Perspectivas regionales diferenciadas

El análisis regional revela patrones diversos de crecimiento económico:

Asia Oriental y el Pacífico experimentará una desaceleración hacia el 4,5% en 2025 y 4,0% en 2026, aunque mantiene tasas relativamente robustas comparadas con otras regiones.

Oriente Medio y Norte de África muestra perspectivas de recuperación, con crecimiento proyectado del 2,7% en 2025 y fortalecimiento hacia un promedio del 3,9% en 2026-2027.

Asia Meridional presenta moderación hacia el 5,8% en 2025, seguida de una recuperación hacia el 6,2% promedio en 2026-2027.

África Subsahariana anticipa un crecimiento del 3,7% en 2025 y un promedio del 4,2% en 2026-2027.

Estrategias de mitigación y cooperación internacional

Ante este panorama desafiante, el Banco Mundial propone estrategias específicas para las economías en desarrollo. M. Ayhan Kose, economista en jefe adjunto del organismo, enfatiza la importancia de «redoblar los esfuerzos en materia de integración con nuevos asociados, promover reformas que favorezcan el crecimiento y apuntalar la resiliencia fiscal».

Las recomendaciones incluyen la liberalización comercial más amplia, el establecimiento de asociaciones estratégicas para el comercio y la inversión, y la diversificación comercial mediante acuerdos regionales. En el ámbito fiscal, se prioriza la movilización de ingresos internos, la protección de hogares vulnerables y el fortalecimiento de marcos fiscales.

El informe también identifica un escenario optimista: si las disputas comerciales actuales se resolvieran mediante acuerdos que reduzcan los aranceles a la mitad respecto a sus niveles actuales, el crecimiento mundial podría ser 0,2 puntos porcentuales más fuerte en promedio durante 2025 y 2026.

Consecuencias a largo plazo del estancamiento

Las implicaciones de esta desaceleración trascienden las cifras inmediatas. El crecimiento del ingreso per cápita en las economías en desarrollo alcanzará apenas el 2,9% en 2025, situándose 1,1 puntos porcentuales por debajo del promedio registrado entre 2000 y 2019.

Bajo las proyecciones actuales, las economías en desarrollo (excluyendo China) requerirían aproximadamente dos décadas para retomar la trayectoria de producción económica anterior a la pandemia, asumiendo que puedan sostener un crecimiento del PIB del 4% anual.

Esta perspectiva subraya la magnitud del desafío que enfrentan los países en desarrollo para mantener el impulso hacia la reducción de la pobreza y el mejoramiento de los estándares de vida de sus poblaciones, consolidando la década de 2020 como un período de oportunidades perdidas en el desarrollo económico global.

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