La crisis humanitaria en la Franja de Gaza ha alcanzado dimensiones económicas y sociales catastróficas, con 59 palestinos fallecidos por hambre y desnutrición en los primeros siete meses de 2025, según confirmó el Ministerio de Sanidad del enclave. Esta cifra supera el total conjunto de los dos años anteriores (54 muertes) y refleja un deterioro acelerado de las condiciones de vida que tiene profundas implicaciones económicas tanto a nivel local como internacional.

El costo humano del bloqueo económico: cifras que revelan una tragedia sistemática

Los datos oficiales palestinos revelan una escalada dramática en la mortalidad por desnutrición: de cuatro fallecimientos en 2023 y 50 en 2024, la cifra se ha disparado a 59 en los primeros meses de 2025. Del total de 113 muertes registradas desde octubre de 2023, el 72% corresponde a menores de edad (81 niños), evidenciando el impacto desproporcionado sobre la población más vulnerable.

La situación se agravó especialmente tras las 11 semanas de bloqueo total israelí (del 2 de marzo al 18 de mayo de 2025), período durante el cual se restringió completamente el acceso a alimentos, medicinas y combustible. Este bloqueo económico sistemático ha generado efectos multiplicadores devastadores en la estructura socioeconómica del territorio.

Inflación descontrolada: cuando la ayuda humanitaria se convierte en mercancía especulativa

El colapso del sistema de distribución ha provocado una hiperinflación sin precedentes en los productos básicos. Según testimonios recogidos, una lata de leche alcanza los 320 shéquel (95 dólares), mientras que la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) reporta que un saco de harina cuesta 100 dólares en el mercado gazatí.

Esta distorsión extrema de precios refleja no solo la escasez artificial creada por el bloqueo, sino también la financiarización de la supervivencia, donde los productos básicos se han convertido en activos especulativos en una economía de guerra. La dinámica económica resultante genera un círculo vicioso donde la población civil queda excluida del acceso a alimentos básicos por razones puramente monetarias.

El colapso logístico como arma económica: 950 camiones retenidos y un sistema de permisos kafkiano

El análisis de la cadena de suministro revela un sistema diseñado para la ineficiencia deliberada. Aunque Israel reporta 950 camiones con ayuda esperando en el cruce de Kerem Shalom, el proceso burocrático impuesto multiplica exponencialmente los costos operativos y temporales. Los organismos internacionales requieren múltiples permisos para cada operación, generando cuellos de botella que transforman la ayuda humanitaria en un mecanismo de control económico.

La UNRWA mantiene el equivalente a 6.000 camiones con suministros en Jordania y Egipto, valorados en millones de dólares, que permanecen inmovilizados. Este represamiento artificial de recursos genera costos de almacenamiento, deterioro de productos perecederos y una ineficiencia económica masiva que se traduce en vidas humanas perdidas.

Consecuencias económicas estructurales: colapso sanitario y productivo

El impacto económico trasciende la crisis alimentaria inmediata. El Ministerio de Sanidad palestino reporta 28.677 casos de desnutrición infantil en 2025, junto con 1.556 nacimientos prematuros y 3.120 abortos y muertes fetales relacionados con la malnutrición materna. Estos indicadores representan no solo una tragedia humanitaria, sino una destrucción sistemática del capital humano futuro del territorio.

El sector sanitario enfrenta un colapso operativo total. En el Hospital Nasser, 168 pacientes pediátricos y obstétricos no pudieron recibir alimentos durante 48 horas consecutivas, mientras que el personal médico —incluyendo doctores, enfermeras y trabajadores humanitarios— experimenta desnutrición que compromete su capacidad de trabajo.

La economía de la supervivencia: cuando los profesionales luchan por alimentarse

La crisis ha generado una distorsión única en el mercado laboral gazatí. Médicos Sin Fronteras y otras organizaciones reportan que periodistas, trabajadores humanitarios y personal médico se ven obligados a competir por alimentos en las mismas condiciones que la población civil, creando una economía de subsistencia donde incluso los sectores más cualificados luchan por la supervivencia básica.

Esta situación genera costos de oportunidad masivos: el tiempo dedicado a la búsqueda de alimentos reduce dramáticamente la productividad en sectores críticos como salud, información y ayuda humanitaria, multiplicando el impacto económico negativo.

Violencia económica sistémica: 1.054 muertos en la búsqueda de alimentos

Los datos de la ONU revelan que 1.054 personas han muerto mientras intentaban acceder a alimentos, 766 de ellas cerca de puntos de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF). Esta cifra representa un costo humano directo del sistema de distribución implementado, transformando la búsqueda de supervivencia en una actividad de alto riesgo económico y vital.

La estrategia de distribución concentrada en puntos específicos ha creado dinámicas de mercado perversas, donde el acceso a alimentos requiere asumir riesgos mortales, generando una prima de riesgo extrema en la economía de subsistencia gazatí.

Impacto en la economía mediática internacional: periodistas como víctimas económicas

La crisis ha afectado también a la economía global de la información. Agencias internacionales como AFP, Reuters, AP y BBC enfrentan costos operativos extraordinarios para mantener cobertura desde Gaza, donde sus colaboradores locales experimentan desnutrición severa. Francia ha anunciado planes de evacuación para periodistas, evidenciando que el costo económico de mantener corresponsales se ha vuelto insostenible.

Marco legal y económico internacional: crímenes de guerra con implicaciones financieras

La Corte Penal Internacional ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra, incluyendo la privación deliberada de alimentos a la población civil. Esta determinación legal tiene implicaciones económicas potenciales significativas, desde sanciones hasta reparaciones, aunque su implementación enfrenta obstáculos geopolíticos.

Una crisis económica humanitaria con consecuencias devastadoras

La situación en Gaza representa un caso de estudio único sobre cómo el bloqueo económico sistemático puede utilizarse como arma de guerra, generando costos humanos exponenciales. Los 59 muertos por hambre en 2025 son solo la manifestación más visible de un colapso económico estructural que afecta a 2,4 millones de personas.

La hiperinflación de alimentos básicos, el represamiento artificial de ayuda humanitaria, y la transformación del acceso a alimentos en una actividad de alto riesgo revelan una economía de guerra diseñada para maximizar el sufrimiento civil. Los costos económicos de esta crisis —desde la destrucción del capital humano hasta los gastos internacionales de ayuda humanitaria— se medirán en décadas, convirtiendo la hambruna gazatí en una de las crisis económico-humanitarias más costosas del siglo XXI.