El gigante automotriz japonés multiplica por nueve sus previsiones negativas anteriores

Nissan Motor Co., la tercera mayor firma automovilística japonesa por volumen de ventas, ha sorprendido al mercado con un dramático anuncio financiero: espera incurrir en pérdidas de entre 700.000 y 750.000 millones de yenes (aproximadamente 4.320-4.620 millones de euros) para su ejercicio fiscal finalizado en marzo de 2025. Esta cifra representa un deterioro nueve veces mayor que la previsión anterior de 80.000 millones de yenes, convirtiéndose en el peor resultado económico en toda la historia de la compañía.

Factores detrás del colapso financiero

La empresa atribuye esta revisión devastadora a múltiples factores. Por un lado, los costes relacionados con su ambicioso plan de reestructuración, que incluye deterioros de activos superiores a los 500.000 millones de yenes (3.085 millones de euros) en Norteamérica, Latinoamérica, Europa y Japón. A esto se suman gastos de reestructuración que superan los 60.000 millones de yenes (370 millones de euros).

Adicionalmente, Nissan enfrenta un «deterioro del rendimiento de las ventas» en mercados clave como Estados Unidos y China, agravado por una gama de vehículos envejecida que ha obligado a la compañía a ofrecer importantes descuentos para evitar la acumulación de inventario, erosionando así sus márgenes de beneficio.

Turbulencia en la cúpula directiva

Este desplome financiero se produce en medio de una importante crisis de liderazgo. El pasado mes, Makoto Uchida dimitió como CEO para asumir la responsabilidad por el deterioro de la situación, siendo reemplazado por Iván Espinosa, de 46 años, quien anteriormente ocupaba el cargo de director de planificación.

El nuevo CEO se enfrenta a una tarea monumental: revertir la decadente fortuna de la compañía, renovar su anticuada gama de productos y encontrar un nuevo socio comercial, especialmente después del fracaso de las negociaciones con Honda a principios de este año. El propio Uchida había advertido que sería «difícil sobrevivir» sin establecer algún tipo de alianza estratégica.

Desafíos múltiples en un entorno adverso

Nissan afronta una tormenta perfecta de desafíos. Por un lado, debe hacer frente a obligaciones de deuda por valor de 5.600 millones de dólares para el próximo año, con una deuda total estimada para el cierre del ejercicio 2024 de 1,9 billones de yenes (11.720 millones de euros).

A nivel competitivo, la empresa carece de modelos híbridos que ofrecer a los clientes en mercados clave, mientras que los aranceles generalizados del 25% impuestos por la administración Trump a las importaciones estadounidenses de automóviles y piezas complicarán aún más su situación en Norteamérica.

El castigo del mercado ha sido inmediato: las acciones de Nissan han sufrido una caída del 31% este año, tras un descenso del 13% en 2024, reflejando la pérdida de confianza de los inversores.

Reestructuración global con impacto en Latinoamérica

Como parte de su plan de reestructuración, Nissan anunció la eliminación de hasta 9.000 puestos de trabajo y un recorte de producción de hasta un 20% para el próximo año fiscal. Esta estrategia de consolidación ya está teniendo efectos concretos en diversas regiones.

Un ejemplo claro es el reciente cierre de su planta en Argentina, una decisión que refleja una problemática más amplia para la industria automotriz en América Latina. Aunque la empresa mantendrá sus concesionarios y servicios de mantenimiento en el país, el mensaje es inequívoco: los fabricantes globales están reevaluando sus prioridades geográficas.

México, con cinco plantas de Nissan en Morelos y Aguascalientes, y Brasil, con su planta en Resende, se posicionan como los principales beneficiarios de esta reestructuración regional, ofreciendo entornos de negocio más favorables, previsibilidad y ventajas de costos.

Perspectivas y reacción del mercado

A pesar del sombrío panorama, Iván Espinosa ha declarado: «Anticipamos una pérdida neta significativa para el año, debido principalmente a un importante deterioro de activos y a los costos de reestructuración a medida que continuamos estabilizando la empresa. A pesar de estos desafíos, contamos con importantes recursos financieros, una sólida cartera de productos y la determinación de recuperar la posición de Nissan en el próximo período».

Los analistas, como Tatsuo Yoshida de Bloomberg Intelligence, ofrecen una visión más cautelosa: «Nissan admite por fin lo inevitable, así que eso es bueno. El mercado ya esperaba una pérdida mayor». Sin embargo, añade que aunque el fabricante está contabilizando sus pérdidas para empezar de nuevo, eso «no significa necesariamente que el futuro sea brillante».

La compañía publicará oficialmente sus resultados anuales el próximo 13 de mayo, momento en que se conocerán con mayor detalle las medidas específicas que planea implementar para revertir su crítica situación financiera y recuperar la competitividad en un mercado global cada vez más exigente.