La histórica cooperativa láctea SanCor atraviesa una de sus peores crisis, en un contexto de creciente deterioro del sector agroindustrial argentino. Con una deuda acumulada de más de 650 millones de dólares, la empresa se suma a otras cuatro compañías agropecuarias que han solicitado concursos de acreedores, reflejando la grave situación financiera que afecta a la industria.
SanCor: de líder del mercado a la incertidumbre
Fundada en 1938, SanCor fue durante décadas uno de los pilares del sector lácteo en Argentina, con una fuerte presencia en el mercado interno y exportaciones a varios países. Sin embargo, problemas de gestión, endeudamiento creciente y una caída en la rentabilidad han puesto en jaque su continuidad.
La crisis de la cooperativa no es reciente. En 2017, estuvo al borde de la quiebra y logró sobrevivir gracias a un acuerdo con el Estado y una reestructuración parcial. No obstante, la falta de inversión y la persistente crisis económica en el país han deteriorado aún más su situación. Hoy, SanCor opera al 30% de su capacidad, con plantas cerradas y una drástica reducción de su producción.
Una crisis que golpea a todo el sector
La difícil situación de SanCor es solo un reflejo de los problemas estructurales de la industria láctea en Argentina. La caída del consumo interno, el aumento de costos de producción y las restricciones para acceder al financiamiento han llevado a una reducción en la rentabilidad de los productores y la incertidumbre sobre el futuro del sector.
A esto se suman las dificultades climáticas que han afectado la producción de leche y la volatilidad en el precio de los insumos. La crisis también ha impactado a otras grandes empresas agropecuarias, como Aceitera General Deheza, Vicentin, Molino Cañuelas y Lartirigoyen, que recientemente han solicitado concursos de acreedores, acumulando en conjunto una deuda de más de 650 millones de dólares.
Consecuencias económicas y sociales
El colapso de SanCor tendría un fuerte impacto en miles de trabajadores y productores tamberos, que dependen de la empresa para la comercialización de su producción. Además, podría generar una mayor concentración del mercado en pocas compañías, lo que afectaría la competitividad y los precios para los consumidores.
En medio de este panorama, el gobierno analiza posibles medidas para contener la crisis, pero la falta de financiamiento y las restricciones fiscales complican cualquier intervención. Mientras tanto, la incertidumbre sigue creciendo, y el futuro de SanCor y de la industria láctea argentina pende de un hilo.