El gigante asiático publicó este miércoles su tercera hoja de ruta para la región en menos de dos décadas, definiendo a Latinoamérica y el Caribe como socios estratégicos en medio de tensiones comerciales globales y con el comercio bilateral superando los 500.000 millones de dólares en 2024.

Relación bilateral alcanza nuevo umbral comercial tras superar medio billón de dólares

China presentó el «Documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe», el tercero de su tipo tras los publicados en noviembre de 2008 y noviembre de 2016. El ministro asistente de la Cancillería de Beijing, Cai Wei, destacó que el comercio bilateral superó por primera vez los 500.000 millones de dólares en 2024, mientras que en los primeros diez meses de 2025 alcanzó casi 450.000 millones de dólares, registrando un crecimiento del 3,5% pese al contexto adverso global. China se consolida como el segundo socio comercial de la región, el primero de Brasil y Perú, y una de sus principales fuentes de inversión extranjera directa.

El gigante asiático describe a América Latina y el Caribe como «parte importante del Sur Global» y «fuerza relevante para defender la paz y la estabilidad del mundo». Según las proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), China se perfila como el destino de mayor crecimiento para las exportaciones de bienes de la región este año, con un incremento proyectado del 7% en valor, impulsado principalmente por mayores ventas de carne y soja, así como por el aumento de precios de minerales como el cobre.

Tecnología e infraestructura: ejes centrales de la nueva cooperación estratégica

El documento traza áreas prioritarias para ampliar la colaboración bilateral. En el ámbito tecnológico, China propone explorar activamente la cooperación en sectores de alta tecnología como informática, inteligencia artificial, aviación, industria aeroespacial, nuevas energías, nuevos materiales, biomedicina y circuito integrado. Asimismo, identifica oportunidades para fortalecer la colaboración en energías limpias —hidráulica, solar, eólica e hidrógeno— y considera viable profundizar en la cooperación sobre el uso de energía nuclear con «fines pacíficos».

En infraestructura, el país asiático busca fortalecer la cooperación en consultoría técnica, construcción de obras, fabricación de equipos y gestión operativa, tanto en ámbitos tradicionales como en sectores emergentes: energías renovables, transporte inteligente, infraestructura digital y ciudades inteligentes. La hoja de ruta incluye el compromiso de utilizar efectivamente la línea de crédito de 66.000 millones de yuanes (unos 9.100 millones de dólares) anunciada en la Cuarta Reunión Ministerial del Foro China-Celac, con enfoque en infraestructura, energías limpias, agricultura, digitalización e inteligencia artificial.

Veinticuatro países de la región ya se han adherido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, mientras Beijing profundiza su cooperación con Cuba y Brasil en el marco de la construcción de comunidades de futuro compartido.

Recursos minerales y mecanismos financieros: propuesta para paliar riesgos externos

Otro eje estratégico radica en la explotación y utilización ecológica de recursos minerales en todos los eslabones. China expresa su disposición a «estudiar con los países de América Latina y el Caribe la posibilidad de establecer mecanismos como el suministro a largo plazo de energías y recursos, la cotización y la liquidación en moneda local para paliar el impacto de los riesgos económicos y financieros externos».

El documento plantea reformar la gobernanza económica mundial, actualizando las normas financieras globales y acelerando cambios en el sistema de cuotas y la estructura de decisión del Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de otorgar mayor voz y representación a países emergentes y en desarrollo. China busca reforzar la coordinación en organizaciones y mecanismos económicos y financieros internacionales, incluyendo el G20, la APEC, el BRICS, el FMI, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales, el Consejo de Estabilidad del Sistema Financiero y el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea.

Rechazo al proteccionismo y defensa del multilateralismo comercial

Aunque el documento no menciona específicamente a ningún país externo en medio de la guerra comercial, China expresa su rechazo contra «las conductas unilaterales» e insta a salvaguardar el sistema multilateral del comercio. El gigante asiático considera fundamental «defender un entorno internacional abierto y cooperativo, y promover la globalización económica hacia un rumbo acertado», además de «mantener la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales» y «oponerse al desacoplamiento y las disrupciones en las cadenas de suministro».

Esta postura adquiere relevancia en el contexto actual de tensiones comerciales y guerra arancelaria, en el cual China busca consolidar alianzas estratégicas con la región latinoamericana.

Cooperación ampliada: desde turismo hasta lucha contra la corrupción

La nueva hoja de ruta también contempla facilitar el turismo bidireccional y promover que las aerolíneas de China y América Latina cooperen comercialmente —mediante acuerdos de código compartido— y abran rutas directas según la demanda. El gobierno chino anunció el impulso de más rutas aéreas directas, becas gubernamentales, intercambios culturales, traducciones mutuas de obras audiovisuales y colaboración entre centros académicos.

En materia de seguridad, China propone ampliar la cooperación en la lucha contra la corrupción, el lavado de dinero y los flujos financieros ilícitos, buscando llevar a cabo efectivamente la cooperación práctica en la repatriación de fugitivos y la recuperación de fondos robados. Además, impulsar el diálogo entre las autoridades de protección al consumidor de ambas regiones, priorizando la defensa de los derechos de los viajeros internacionales.

Principio de una sola China y asistencia sin condiciones políticas

En el plano político, China estableció como condición fundamental que «está dispuesta a establecer y desarrollar relaciones interestatales con los países latinoamericanos y caribeños sobre la base del principio de una sola China», en relación con la independencia de Taiwán. El documento reiteró la importancia de este principio y confió en el respaldo continuo de América Latina y el Caribe a la posición china.

Cai Wei destacó que la cooperación incluirá asistencia al desarrollo sin condiciones políticas, especialmente para pequeños Estados insulares en su lucha contra el cambio climático. China reafirmó su apoyo a la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y a la no proliferación nuclear en la región, además de reiterar su oposición a presiones geopolíticas externas y su rechazo a que terceros interfieran en sus relaciones con la región, defendiendo la no injerencia en los asuntos internos de los países latinoamericanos.

Cinco programas para una «comunidad de futuro compartido»

El documento traduce en acciones concretas los cinco programas anunciados por el presidente Xi Jinping en mayo pasado durante la Cuarta Reunión Ministerial del Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños: solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos. Esta estrategia se alinea con las iniciativas para el Desarrollo Global, la Seguridad Global, la Civilización Global y la Gobernanza Global propuestas por Xi.

Cai Wei subrayó que el texto refleja la alta importancia que la nación asiática otorga a sus relaciones con América Latina y el Caribe y sirve como hoja de ruta para la nueva etapa bilateral. China define esta fase como caracterizada por la «igualdad, el beneficio mutuo y la innovación», bajo los principios de «respeto a la soberanía y la independencia» y la «consulta, contribución y beneficios compartidos».

La estrategia china apuesta «por un mundo multipolar igualitario y ordenado y una globalización económica universalmente beneficiosa e inclusiva», buscando consolidar una «comunidad de futuro compartido» basada en el beneficio recíproco y una coordinación más profunda frente a los desafíos globales en un momento que el propio documento califica como «cambiante y lleno de desafíos sin precedentes».