El Ministerio de Comercio de China anunció este martes la aplicación definitiva de aranceles de hasta el 19,8% sobre las importaciones de carne de cerdo y derivados procedentes de la Unión Europea, tras concluir la investigación por competencia desleal iniciada en junio de 2024. La medida, que entrará en vigor este miércoles y se mantendrá durante cinco años, representa un alivio significativo frente a los gravámenes provisionales del 62,4% anunciados en septiembre pasado, aunque confirma la estrategia de Pekín de responder con represalias comerciales a los aranceles europeos sobre vehículos eléctricos chinos.
España, principal afectada con 1.097 millones de euros en exportaciones comprometidas
El impacto de esta decisión recae especialmente sobre España, consolidada como el mayor proveedor de productos porcinos a China dentro del bloque comunitario. En 2024, España exportó aproximadamente 540.000 toneladas de productos porcinos al gigante asiático por un valor de 1.097 millones de euros, según datos de la patronal Interporc. Estas cifras representaron cerca del 20% del volumen total exportado por el sector porcino español y el 12,5% del valor de sus ventas exteriores.
La carne de cerdo constituye la segunda partida más importante dentro de las exportaciones agroalimentarias españolas, únicamente superada por el aceite de oliva. China se ha convertido en un destino estratégico especialmente para despojos y partes menos valoradas en el mercado europeo —como orejas, morros y patas— que gozan de alta demanda en el mercado asiático. Este segmento había experimentado un crecimiento notable hasta que la Unión Europea destinaba el 55% de sus exportaciones porcinas a China en 2020, cifra que descendió al 30% en 2023 conforme se recuperaba la producción nacional china tras la epidemia de peste porcina africana.
Aranceles diferenciados: del 4,9% para Litera Meat al 19,8% para empresas no colaboradoras
La estructura arancelaria establecida por el Ministerio de Comercio chino presenta una notable diferenciación según el grado de colaboración de las empresas durante el proceso investigador. El gravamen más bajo, del 4,9%, se aplicará únicamente a la española Litera Meat, una de las firmas seleccionadas como muestra en las pesquisas y que colaboró plenamente con las autoridades chinas.
Para las compañías que cooperaron con la investigación —entre las que figuran destacadas empresas españolas como El Pozo, Sánchez Romero Carvajal, Argal, Campofrío, Noel y Friselva— la tarifa quedó establecida en el 9,8%. Este grupo representa una parte sustancial de las exportaciones españolas al mercado chino y se beneficia de un arancel significativamente inferior al máximo.
Por el contrario, el arancel del 19,8% se impondrá a las empresas que no colaboraron con el proceso investigador, así como a la holandesa Vion. Esta cifra, aunque representa el nivel más elevado de la estructura definitiva, resulta considerablemente inferior al 62,4% que se había establecido de manera provisional en septiembre de 2024.
Exclusiones relevantes: el jamón ibérico queda fuera de los gravámenes
Un aspecto crucial de esta medida es su alcance selectivo. Los aranceles se aplican específicamente a carne de cerdo y casquería procedente de la UE, tanto refrigerados como congelados, así como a grasas de ese animal y derivados de ellas o de vísceras. Sin embargo, quedan expresamente excluidos el jamón ibérico —uno de los productos más representativos de la gastronomía española a nivel mundial— y los embutidos, que apenas tienen presencia en el mercado chino.
Esta exclusión resulta estratégica desde ambas perspectivas. Para España, preserva un producto de alto valor añadido y fuerte identidad cultural, aunque su volumen comercial en China es limitado. Para las autoridades chinas, permite mantener la presión sobre segmentos de mayor volumen comercial sin afectar productos premium que no compiten directamente con la producción nacional.
El contexto de la guerra comercial UE-China: vehículos eléctricos como detonante
La investigación sobre el cerdo europeo forma parte de un paquete más amplio de medidas comerciales adoptadas por Pekín en respuesta directa a la investigación antidumping y los aranceles consiguientes impuestos en octubre de 2024 por Bruselas a los vehículos eléctricos fabricados en China. En esa votación decisiva, España optó finalmente por abstenerse, a pesar de haber sido señalada inicialmente como uno de los países impulsores de estas restricciones.
Además del sector porcino, China ha abierto investigaciones antidumping o antisubvenciones contra otros productos europeos estratégicos, incluyendo el brandy francés y determinados productos lácteos. Este conjunto de medidas refleja una estrategia coordinada de respuesta comercial que busca equilibrar el impacto de las restricciones europeas sobre la industria automovilística china, sector considerado prioritario para el desarrollo tecnológico del país.
Las tensiones comerciales se han visto amplificadas por otras fuentes de fricción, como los controles chinos a la exportación de tierras raras y materiales estratégicos, las restricciones de acceso al mercado denunciadas por empresas europeas y las disputas en torno a cadenas de suministro. Este entramado de conflictos comerciales evidencia la creciente complejidad de la relación económica entre ambos bloques.
Una rebaja significativa que señala espacio para la negociación
La reducción desde los aranceles provisionales del 62,4% hasta el máximo definitivo del 19,8% representa un cambio sustancial que diversos analistas interpretan como señal de disposición al diálogo. Even Rogers Pay, director de Trivium China en Pekín, destacó que «este resultado refleja 18 meses de esfuerzos concertados para encontrar una solución negociada a este asunto y a otros conflictos comerciales entre China y la UE», añadiendo que «la rebaja de los tipos es una buena señal de que las negociaciones han sido constructivas, y no destructivas, para la relación».
Este ajuste a la baja proporciona un respiro parcial para los productores europeos, que dependen considerablemente del mercado chino para sus exportaciones de despojos y productos de menor cotización en Europa. Las conversaciones diplomáticas de alto nivel, incluyendo las visitas del presidente francés Emmanuel Macron y del rey español Felipe VI a Pekín en los dos últimos meses, no han logrado hasta el momento un acuerdo definitivo para resolver estas disputas comerciales, aunque la moderación en los aranceles definitivos sugiere que existe margen de maniobra.
Incertidumbre adicional: el brote de peste porcina en Barcelona
La implementación de estos aranceles coincide con un contexto particularmente delicado para el sector porcino español debido al brote de peste porcina detectado en la provincia de Barcelona. Ante esta situación sanitaria, China decidió mantener las compras procedentes de España excluyendo únicamente la región catalana afectada, una decisión que, aunque limita parcialmente el impacto, demuestra cierta flexibilidad por parte de las autoridades chinas.
Queda por determinar cómo interactuarán ambos factores —los nuevos aranceles y las restricciones sanitarias regionales— en el comportamiento efectivo de las exportaciones españolas durante los próximos meses. El sector deberá adaptarse simultáneamente a una estructura de costes más elevada derivada de los gravámenes y a las limitaciones geográficas impuestas por razones sanitarias.
Perspectivas futuras: redistribución comercial y búsqueda de alternativas
El establecimiento de estos aranceles durante un período de cinco años obliga a los exportadores europeos a reconsiderar sus estrategias comerciales a medio plazo. Analistas del sector habían señalado el año pasado a Estados Unidos como posible beneficiario de esta situación, junto con otros productores como Brasil, Canadá y Argentina, que podrían ganar cuota de mercado en China a costa de los proveedores europeos.
La recuperación progresiva de la cabaña porcina china tras la epidemia de peste porcina africana que devastó la producción nacional también modifica el panorama competitivo. Si en 2020 la UE destinaba el 55% de sus exportaciones porcinas a China ante la escasez de producción local, esta proporción había descendido al 30% en 2023 conforme se normalizaba la oferta doméstica china.
El portavoz del Ministerio de Comercio chino justificó la medida argumentando que «actualmente, el sector porcino nacional afronta dificultades, y hay una fuerte demanda de protección», asegurando que la investigación halló que «productos y subproductos porcinos de la UE estaban generando competencia desleal, provocando un daño considerable a la industria en China». Comercio enfatizó que las pesquisas se realizaron «protegiendo plenamente los derechos de todas las partes» y que su conclusión es «objetiva, justa e imparcial».
El contexto geopolítico ampliado: Trump y el acercamiento relativo UE-China
Paradójicamente, China y la Unión Europea han protagonizado un relativo acercamiento en los últimos meses, especialmente tras la escalada arancelaria desatada por el presidente estadounidense Donald Trump. Esta nueva dinámica trilateral modifica los cálculos estratégicos de ambos bloques y podría favorecer una eventual resolución negociada de las disputas comerciales pendientes.
El dumping —práctica consistente en vender un producto por debajo de su precio normal o incluso por debajo de su coste de producción para obtener ventajas competitivas— constituye el fundamento técnico de la investigación china. Sin embargo, la sincronización temporal con otros procesos similares contra productos europeos y su coincidencia con los aranceles sobre vehículos eléctricos chinos evidencian una dimensión estratégica que trasciende las consideraciones puramente técnicas del comercio internacional.
La estructura definitiva de aranceles, significativamente más moderada que la provisional, junto con la exclusión de productos premium como el jamón ibérico, sugiere que Pekín busca un equilibrio entre la defensa de sus intereses comerciales, la protección de su industria nacional y el mantenimiento de canales de negociación abiertos con Bruselas. Para el sector porcino español, los próximos cinco años representarán un período de adaptación a esta nueva realidad arancelaria mientras busca diversificar mercados y optimizar su oferta para mantener su competitividad en el crucial mercado chino.




