El gigante automotriz chino BYD ha intensificado una batalla comercial sin precedentes en el mercado doméstico mediante una estrategia de descuentos masivos que ha puesto en jaque a toda la industria. La compañía de Shenzhen aplicó el pasado 23 de mayo reducciones de precios en 22 modelos diferentes, con descuentos que alcanzan hasta 34% en algunos casos, generando una reacción en cadena que ha sacudido tanto a competidores como a los mercados financieros.
Un mercado saturado con 130 marcas en feroz competencia
La industria automotriz china presenta un panorama de saturación extrema con aproximadamente 130 marcas diferentes compitiendo por cuota de mercado. En este ecosistema hipercompetitivo, solo conglomerados establecidos como XPeng, Nio, Geely y Li Auto han logrado consolidarse como referencias, mientras que BYD se ha posicionado como el actor más dominante, ejerciendo una presión comercial que trasciende las fronteras chinas hacia mercados como Europa, Asia y Australia.
Precios que desafían la lógica económica tradicional
Los nuevos precios de BYD han alcanzado niveles que desafían las estructuras de costos tradicionales de la industria. El modelo Seagull (conocido como Dolphin Surf en mercados internacionales) ahora se comercializa por menos de 7.000 euros, mientras que el BYD Seal tiene un precio inferior a 13.000 euros, cifras que incluyen subsidios gubernamentales ya aplicados.
Esta estrategia ha obligado a los competidores a implementar medidas defensivas inmediatas. Geely redujo el precio de su Geome Xingyuan, rival directo del Seagull, a 59.800 yuanes (aproximadamente 7.300 euros), mientras que Chery aplicó descuentos drásticos al Tiggo 3X, llevando su precio a solo 34.900 yuanes (menos de 4.300 euros) mediante una campaña de subsidios de 10.000 millones de yuanes (1.200 millones de euros).
Impacto financiero: rentabilidad versus crecimiento
Las consecuencias financieras de esta guerra de precios se reflejan claramente en los indicadores del sector. Los márgenes de beneficio de la industria han experimentado una contracción significativa, cayendo del 4,3% en 2024 al 3,9% en el primer trimestre de 2025, según datos de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM).
Para BYD, la estrategia presenta un dilema económico complejo. Aunque las ventas de mayo alcanzaron 382.476 unidades, la cifra más alta del año, las acciones de la compañía cayeron 13% desde el anuncio de los descuentos. Los inversores interpretan esta medida como una señal de debilidad o como evidencia de las dificultades para mantener la rentabilidad en un entorno de precios a la baja.
Resultados operativos: éxito comercial con costos elevados
Los datos de ventas revelan el impacto inmediato de la estrategia. En mayo, BYD logró que los vehículos eléctricos puros (204.369 unidades) superaran nuevamente a los híbridos enchufables (172.561 unidades), una tendencia que no se observaba desde principios de 2024. Durante la semana del 19 al 25 de mayo, BYD comercializó 53.320 unidades de vehículos eléctricos, quintuplicando las 10.970 unidades de Tesla, su competidor más cercano.
Sin embargo, estos resultados contrastan con el desempeño general del año. En los primeros cuatro meses, BYD vendió únicamente 1,38 millones de unidades, muy por debajo del objetivo anual de 5,5 millones de vehículos, lo que sugiere que los descuentos responden a una necesidad urgente de acelerar las ventas para cumplir con las metas establecidas.
Preocupación regulatoria y riesgo sistémico
Las autoridades chinas han expresado alarma por las implicaciones sistémicas de esta guerra de precios. El Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) y la CAAM han emitido advertencias públicas contra las «guerras de precios desordenadas», citando el riesgo de competencia destructiva.
Los reguladores han convocado reuniones con fabricantes para abordar el tratamiento de vehículos kilómetro cero y han solicitado «competencia leal» para prevenir escenarios monopolísticos. Esta intervención gubernamental refleja la preocupación por que la estrategia de BYD pueda eliminar del mercado a competidores más pequeños, generando una concentración excesiva del sector.
Consecuencias para el ecosistema automotriz
La estrategia de BYD está generando efectos colaterales significativos en el ecosistema automotriz chino. Varios concesionarios han cerrado operaciones debido a la presión del inventario y la baja rentabilidad, mientras que Great Wall Motors ha advertido que mantener esta tendencia podría generar un «Evergrande de la automoción», en referencia al colapso del gigante inmobiliario chino.
La guerra de precios de BYD representa más que una táctica comercial agresiva; constituye una estrategia de consolidación de mercado que aprovecha su fortaleza financiera para reconfigurar la industria. La compañía parece apostar por que su capacidad de absorber pérdidas a corto plazo le permitirá ganar cuota de mercado y eliminar competidores menos capitalizados.
No obstante, esta estrategia conlleva riesgos significativos, incluyendo la erosión de márgenes en toda la industria, la posible intervención regulatoria más estricta y la percepción negativa de los inversores sobre la sostenibilidad del modelo de negocio. El desenlace de esta batalla comercial determinará no solo el futuro de BYD, sino la estructura competitiva de toda la industria automotriz china en los próximos años.