El gobierno brasileño presentó este miércoles un ambicioso paquete de medidas económicas para hacer frente a las sanciones comerciales estadounidenses que afectan al 36% de sus exportaciones al mercado norteamericano, valoradas en 14.500 millones de dólares anuales.
Línea crediticia de emergencia para empresas afectadas
El núcleo central del Plan «Brasil Soberano» consiste en una línea de crédito de 30.000 millones de reales (4.761 millones de euros o 5.555 millones de dólares) destinada a apoyar a las empresas brasileñas perjudicadas por los aranceles del 50% impuestos por la administración Trump. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció que firmará una medida provisoria para activar este mecanismo crediticio de emergencia.
Durante la ceremonia de presentación en el palacio presidencial de Planalto en Brasilia, Lula enfatizó que las ayudas están dirigidas especialmente a las pequeñas y medianas empresas, «porque las grandes tienen más poder de resistencia». El mandatario brasileño aseguró que «nadie queda desamparado ante los impuestos del presidente Trump» y prometió «garantizar la supervivencia de las empresas brasileñas».
Medidas fiscales complementarias y apoyo estratégico
El paquete incluye medidas fiscales adicionales por valor de 5.000 millones de reales (795 millones de dólares) en créditos tributarios para pequeñas y medianas empresas hasta finales de 2026. Además, contempla el aplazamiento de cargas fiscales para las empresas afectadas por los aranceles estadounidenses y la ampliación del acceso a seguros contra pedidos cancelados.
El gobierno brasileño también dará prioridad a los productos y componentes nacionales en sus compras públicas, especialmente de alimentos perecederos que anteriormente se exportaban a Estados Unidos. Asimismo, se concederá una prórroga de un año en créditos fiscales para empresas que importan insumos destinados a la producción de bienes de exportación.
Sectores más golpeados y estrategia de diversificación
Los aranceles del 50%, vigentes desde el 6 de agosto, impactan especialmente a sectores clave de la primera economía latinoamericana como las carnes y frutas, que representan el 35% de las exportaciones brasileñas a Estados Unidos. Sin embargo, Trump excluyó productos estratégicos como jugo de naranja, aeronaves civiles, fertilizantes y metales preciosos de estas medidas punitivas.
El ministro de Hacienda, Fernando Haddad, definió la situación como «inédita», señalando que «Brasil está siendo sancionado por ser más democrático que su agresor» y por llevar a los tribunales a quienes atentaron contra el orden constitucional. Como parte de la estrategia, el gobierno incentivará planes para abrir nuevos mercados para las empresas afectadas y buscar alternativas de exportación.
Motivaciones políticas detrás del conflicto comercial
La Casa Blanca justifica los aranceles por razones ajenas al ámbito comercial, vinculándolos directamente a la situación judicial del expresidente Jair Bolsonaro, actualmente bajo arresto domiciliario y procesado por una presunta intentona golpista en 2022. Trump sostiene que Brasil lleva a cabo una «caza de brujas» contra su aliado político y califica la política brasileña como «amenaza inusual y extraordinaria» para Estados Unidos.
La administración Trump también argumentó un supuesto déficit comercial con Brasil, afirmación rechazada por las propias estadísticas del gobierno estadounidense. Según datos oficiales, Estados Unidos mantiene superávit en la relación bilateral desde hace 25 años. En 2024, Estados Unidos importó productos brasileños por valor de 40.300 millones de dólares, mientras que Brasil importó 40.500 millones de dólares en productos estadounidenses.
Respuesta institucional y diplomática
La presentación del Plan «Brasil Soberano» contó con un respaldo político significativo, con la presencia de los presidentes de la Cámara de Diputados, Hugo Motta, y del Senado, Davi Alcolumbre, en la primera ceremonia de este tipo en meses en el palacio presidencial. Esta muestra de unidad representa un creciente apoyo político a Lula en respuesta a las presiones de Trump.
Paralelamente, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio anunció nuevas sanciones contra al menos dos funcionarios brasileños, medida que fue reprendida por el ministro de Sanidad brasileño. El ministro Haddad reveló que una reunión virtual programada con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, fue cancelada unilateralmente por el funcionario norteamericano.
Estrategias legales y futuras negociaciones
Brasil presentó una denuncia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar los aranceles estadounidenses, mientras estudia medidas de reciprocidad para aplicar contra Estados Unidos. A pesar del endurecimiento de las tensiones, Lula manifestó que continúa «preparado para negociar con Estados Unidos», aunque reconoció que Trump «no quiere negociar» y que ambos presidentes nunca han mantenido conversaciones directas.
El conflicto ha provocado paradójicamente un aumento del apoyo interno y de las cifras en las encuestas para el presidente Lula da Silva, quien enfrenta la crisis con un discurso de fortalecimiento de la soberanía nacional. «No podemos estar asustados, nerviosos y ansiosos cuando hay una crisis. Una crisis es para que creemos cosas nuevas», declaró el mandatario brasileño durante la ceremonia de lanzamiento del plan.
Con este paquete integral de medidas, Brasil busca mitigar el impacto inmediato de los aranceles estadounidenses y reforzar su posición en un conflicto que combina tensiones comerciales y políticas, mientras preserva el acceso a uno de sus principales mercados de exportación que representa el 12% de sus ventas al exterior.