Un paquete de financiamiento de USD 40.000 millones impulsado por la administración Trump para respaldar al gobierno de Javier Milei enfrenta obstáculos significativos. Mientras JPMorgan Chase, Bank of America, Goldman Sachs y Citigroup condicionan su participación a la obtención de colaterales, la economía argentina registra niveles récord de morosidad familiar y un deterioro creciente en la capacidad de pago de los hogares.
La línea de crédito privada en suspenso por falta de garantías
El grupo de bancos estadounidenses que evalúa otorgar USD 20.000 millones a Argentina aguarda definiciones del Departamento del Tesoro sobre los mecanismos de respaldo que respaldarían la operación. Según fuentes consultadas por The Wall Street Journal, las entidades financieras no están dispuestas a asumir la exposición sin algún tipo de garantía que asegure la devolución de los fondos.
El paquete total de asistencia contempla USD 40.000 millones: la mitad provendría de un canje de divisas bilateral entre el Tesoro estadounidense y Argentina, mientras que el resto correspondería a la línea de crédito liderada por los bancos privados. Sin embargo, la intervención directa del Tesoro en la estructuración del rescate ha limitado la autonomía de las entidades para avanzar en la operación.
«Las conversaciones sobre este mecanismo siguen en curso y esperamos poder dar más detalles cuando concluyan», declaró un portavoz del Tesoro. Los bancos involucrados no respondieron inmediatamente a las solicitudes de comentarios de medios internacionales.
El historial de crisis y la reticencia de los mercados
En los últimos años, los bancos estadounidenses han evitado prestar a Argentina, que permanece excluida de los mercados internacionales de capital. La tercera economía de América Latina ha atravesado nueve incumplimientos soberanos desde mediados del siglo XX, tres de ellos desde el año 2000. Para cubrir déficits crónicos, sucesivos gobiernos han recurrido a la emisión monetaria o a la toma de deuda en dólares, alimentando una inflación descontrolada que ha derivado en colapsos financieros, corridas bancarias y devaluaciones con consecuencias políticas y sociales.
Desde la década de 1950, Argentina ha recibido más de 20 rescates del Fondo Monetario Internacional (FMI), incluido uno acordado este año. Actualmente, el país mantiene una deuda con el organismo cercana a USD 60.000 millones, la mayor del mundo con esa institución. A pesar de estos programas, las crisis recurrentes no han logrado evitarse.
El swap bilateral y los riesgos de depreciación del peso
El Banco Central de Argentina anunció este lunes que había acordado los términos y condiciones del swap bilateral de USD 20.000 millones con el Tesoro estadounidense, sin revelar detalles específicos. Este mecanismo busca reforzar las reservas internacionales y estabilizar el valor del peso. Por ley, este canje no exige que Argentina aporte colateral, y el valor de los pesos entregados debería ser equivalente a la inversión del Tesoro.
No obstante, la depreciación constante de la moneda argentina —que acumula una caída del 30% frente al dólar en lo que va del año— plantea riesgos significativos. «Los riesgos de estas operaciones son inusualmente altos. Si el peso se depreciara, lo que muchos consideran no solo probable sino necesario, el Tesoro se quedaría con activos que han perdido valor», advirtió Brad Setser, exsubsecretario adjunto del Tesoro durante la administración de Barack Obama.
Tras el anuncio del swap, el peso experimentó una breve recuperación, pero luego volvió a depreciarse frente al dólar. El lunes, el dólar oficial minorista cerró a $1.495, con una suba de $20 frente a la jornada anterior (+1,4%).
Opciones de garantías y el precedente mexicano
En el caso argentino, se baraja la posibilidad de ofrecer bonos soberanos o ingresos fiscales futuros como garantía para la línea de crédito bancaria, aunque estas alternativas presentan limitaciones. Los bonos argentinos cotizan muy por debajo de su valor nominal, y comprometer la recaudación de las exportaciones agrícolas podría generar resistencia política interna.
El precedente histórico más relevante es el rescate a México en 1995 tras la «Crisis del Tequila». En esa ocasión, el Tesoro estadounidense exigió garantías respaldadas por las exportaciones petroleras mexicanas. Ese préstamo fue reembolsado exitosamente y el peso mexicano pasó a cotizar libremente, convirtiéndose en una de las monedas emergentes más negociadas.
Tensiones con el FMI y prioridades de repago
La intervención del Tesoro estadounidense en el diseño del rescate ha generado inquietud en el FMI, que tradicionalmente coordina sus acciones con Washington. Funcionarios del Fondo manifestaron su preocupación durante las reuniones celebradas la semana pasada en Washington D.C., ante la posibilidad de que la administración Trump priorice el repago de los compromisos con Estados Unidos por sobre los préstamos del organismo multilateral.
Un portavoz del FMI declaró que el organismo «está decidido a apoyar a Argentina en la restauración de la estabilidad económica y en la aceleración del crecimiento, trabajando codo a codo con las autoridades argentinas y el Tesoro de Estados Unidos». Los USD 20.000 millones del swap representan la mayor parte de los recursos disponibles en el Exchange Stabilization Fund del Tesoro.
La crisis doméstica: morosidad récord y endeudamiento en espiral
Mientras se negocian los mecanismos de asistencia internacional, la situación financiera de los hogares argentinos se deteriora aceleradamente. La morosidad de las familias subió por décimo mes consecutivo y alcanzó un 6,6% sobre el total de créditos, un récord desde 2010, según informó el Banco Central.
El endeudamiento está impulsado principalmente por los refinanciamientos rotativos con tarjetas de crédito. Germán Romero, director del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE), señaló: «Hay un 9% de estas deudas que son refinanciamiento de tarjeta de crédito, un espiral de endeudamiento». Del total de compromisos, apenas un 22% está al día, mientras que un 46% se encuentra en mora simple y un 33% en instancia judicial. Más del 70% de estas deudas se contrajeron durante 2024, en un contexto de devaluación e inflación elevada.
Las empresas también registran aumentos en su ratio de morosidad, que llegó al 1,4%, la cifra más alta desde comienzos de 2024. Sumando ambos sectores, el total de créditos irregulares asciende al 3,7%, 0,5 puntos porcentuales más que en julio.
El impacto sobre la clase media y el uso del crédito para subsistencia
Romero advirtió que los estratos sociales que hasta ahora escapaban de la pobreza formal son los más afectados por la crisis actual. «La gente que era de clase media pasó a la pobreza y no está en el radar del Estado para poder ser asistida», explicó, subrayando la profundidad de la crisis financiera doméstica.
El crédito se ha transformado en un instrumento imprescindible para cubrir necesidades básicas en lugar de ser una herramienta de inversión o consumo discrecional. «Se endeudan para seguir comiendo», concluyó Romero, reflejando el espiral de deuda que enfrentan los hogares argentinos en un contexto donde los salarios no alcanzan para cubrir lo básico.
Incertidumbre y declaraciones oficiales
El presidente Javier Milei señaló que el swap solo se ejecutará si fuera necesario. «En caso de que no podamos salir al mercado de capitales porque el riesgo país sigue siendo muy alto, haremos los pagos del 2026 utilizando la línea de swap, y eso sería tomar deuda para pagar deuda. Ese es el fin que tiene: es para darle seguridad a aquellos que invirtieron en la Argentina», explicó el mandatario.
Por su parte, el Gobierno estadounidense afirmó estar «utilizando las herramientas que dispone el Tesoro, que son rápidas y eficaces, para estabilizar» al país, calificándolo como «un puente hacia un futuro económico mejor para la Argentina, no un rescate». Sin embargo, se negó a especificar qué garantías, si las hubiera, se estaban utilizando para el mecanismo de intercambio.
La resolución de la cuestión del colateral será determinante para que los bancos privados se sumen al rescate. Según observadores del mercado, cualquier financiamiento privado requeriría algún tipo de «mejora» o respaldo adicional por parte del Tesoro estadounidense. La viabilidad del paquete completo de USD 40.000 millones depende de que se superen estas incertidumbres en las próximas semanas, en un contexto donde la economía argentina enfrenta simultáneamente presiones externas por su historial crediticio y tensiones internas por el deterioro de la capacidad de pago de hogares y empresas.