Una vez más, el bolsillo de los paraguayos sufre los efectos de un aumento de precios simultáneo que golpea de lleno a las familias, especialmente a las más vulnerables. En un contexto económico ya complicado, el aumento de los combustibles y el encarecimiento de los productos esenciales de la canasta básica marcan una nueva crisis que amenaza con agravar aún más la situación económica de los hogares paraguayos.
Incremento de los combustibles
Desde el 1 de febrero de 2025, los precios de los combustibles en Paraguay aumentaron un 10%, con las gasolinas y el gasoil experimentando subidas de hasta 300 guaraníes por litro. Esta decisión, impulsada por el encarecimiento global del petróleo y las políticas de retenciones de grandes economías como Estados Unidos, tiene un impacto directo en el costo del transporte y, por ende, en el precio de los productos que consumimos a diario. Lo que parece ser una medida técnica para ajustar la economía a las fluctuaciones internacionales, termina siendo un golpe directo al poder adquisitivo de las familias, quienes ven cómo los precios de productos básicos se disparan ante el aumento de los costos de distribución.
El aumento de la canasta básica
Si el aumento de los combustibles no fuera suficiente, los productos de la canasta básica tampoco dan tregua. En solo unos meses, productos esenciales como la carne, el pan y los lácteos han visto incrementos de hasta el 35%, 30% y 25%, respectivamente. Estos aumentos no son simples cifras; son ajustes que afectan profundamente a los hogares de clase media y baja, que destinan gran parte de sus ingresos a estos productos. Las subidas en los precios de los alimentos, sumadas al encarecimiento del combustible, representan un combo letal para las finanzas familiares, llevando a muchas familias a recortar otros gastos esenciales, como la educación o la salud, para poder subsistir.
Una carga más para las familias
Lo más preocupante es que estos aumentos, lejos de ser aislados, se suman a una serie de crisis previas que han afectado de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables de la sociedad paraguaya. Con un contexto mundial cada vez más incierto, marcado por políticas económicas internacionales que afectan el precio de los productos, Paraguay no es ajeno a los vaivenes de la economía global. En este sentido, el país se ve arrastrado por las decisiones externas, mientras que las familias paraguayas deben afrontar una carga creciente que parece no tener fin.
El futuro inmediato
Si bien el gobierno ha intentado mitigar el impacto con subsidios a los combustibles, el panorama sigue siendo alarmante. Las proyecciones económicas apuntan a que los precios seguirán altos en el corto plazo, lo que no solo afectará a los más pobres, sino también a la clase media, que cada vez tiene menos margen para cubrir sus necesidades básicas. Sin una estrategia más efectiva que apunte a frenar esta espiral inflacionaria, el futuro económico de las familias paraguayas se perfila como incierto, con un alto costo para el bienestar de los hogares.
Una vez más, el pueblo paraguayo recibiendo un duro golpe a su economía
Este nuevo aumento de los combustibles y los alimentos no es una simple casualidad, sino el resultado de una acumulación de factores internacionales y locales que terminan afectando directamente a los paraguayos. Los precios suben, pero los salarios no se ajustan al mismo ritmo. En lugar de soluciones sostenibles, el gobierno parece responder con medidas temporales que no abordan el problema estructural de la inflación y la dependencia de factores externos. Mientras tanto, las familias siguen pagando el precio más alto de estas políticas.