Argentina cerró el segundo trimestre de 2025 con una deuda externa bruta que alcanzó los 305.043 millones de dólares, estableciendo un nuevo récord histórico desde el inicio de las series estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en 1994. El incremento trimestral de 23.783 millones de dólares, equivalente al 8,5%, refleja una aceleración del endeudamiento en un contexto marcado por el deterioro de las cuentas externas y la dependencia creciente del financiamiento multilateral.
El FMI como principal impulsor del endeudamiento público
El salto en el stock de deuda se explica fundamentalmente por el comportamiento del sector público. El Gobierno general incrementó su endeudamiento en 18.480 millones de dólares durante el trimestre, concentrando el 77,7% del aumento total. De este monto, 12.398 millones corresponden a desembolsos del Fondo Monetario Internacional efectuados tras la firma del nuevo acuerdo de facilidades extendidas en abril de 2025.
La deuda con el organismo multilateral ascendió a 55.171 millones de dólares al cierre de junio, con un incremento trimestral de 13.994 millones. En términos generales, la deuda con organismos internacionales creció 16.014 millones de dólares en el período, alcanzando un saldo de 92.964 millones. De este total, aproximadamente el 60% corresponde a obligaciones con el FMI, mientras que poco más del 30% pertenece a préstamos con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Endeudamiento privado y del sistema financiero en ascenso
El sector privado también contribuyó al incremento del endeudamiento externo. Las sociedades no financieras y los hogares sumaron 2.435 millones de dólares a su deuda durante el segundo trimestre, mientras que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) aumentó sus pasivos externos en 2.380 millones. Las entidades captadoras de depósitos, por su parte, registraron un alza de 559 millones de dólares.
La deuda con acreedores privados creció 2.424 millones de dólares en el trimestre, reflejando la persistencia de necesidades de financiamiento en un contexto de restricciones cambiarias y limitada acumulación de reservas internacionales.
Divergencia entre valor nominal y de mercado: la señal del riesgo soberano
Los datos del Indec revelan una brecha significativa entre la medición de la deuda a valor nominal y a valor de mercado. Mientras que el stock bruto a valor nominal alcanzó los 305.043 millones de dólares, la medición a precios de mercado arrojó 284.905 millones, con un incremento trimestral de 24.669 millones. Esta diferencia de más de 20.000 millones evidencia que los bonos soberanos argentinos cotizan con un descuento considerable respecto de su valor facial.
La composición de la deuda del Gobierno ilustra esta desvalorización: los préstamos suman 96.763 millones de dólares, mientras que los títulos de deuda alcanzan 70.799 millones a valor nominal pero apenas 50.423 millones a valor de mercado. Esta divergencia refleja la percepción de riesgo del mercado sobre la capacidad de repago del Estado argentino.
Deterioro de la cuenta corriente y pérdida de divisas
El informe de balanza de pagos del segundo trimestre reveló un déficit de cuenta corriente de 3.016 millones de dólares, lo que forzó un endeudamiento neto de 2.854 millones para cubrir el desequilibrio en el intercambio de bienes y servicios con el exterior. Este resultado contrasta con la narrativa oficial de equilibrio macroeconómico y expone la fragilidad del sector externo argentino.
La relación entre deuda externa y exportaciones anuales superó el 300% durante el período analizado, un indicador que, si bien ha llegado a superar el 400% en años anteriores (fines de 2020 e inicios de 2021), mantiene niveles preocupantes en términos de sostenibilidad y capacidad de generación de divisas.
El balance del primer año: promesas incumplidas y vulnerabilidad creciente
El análisis del primer año de gestión de Javier Milei, iniciada en diciembre de 2023, arroja resultados contradictorios con el programa anunciado de superávit fiscal y equilibrio macroeconómico. La deuda externa bruta a valor nominal creció 19.092 millones de dólares desde el inicio de su gobierno, mientras que en términos interanuales la deuda a valor de mercado aumentó 36.527 millones respecto del segundo trimestre de 2024.
El informe «Ingreso y ahorro nacional» del Indec reveló que, pese a cerrar 2024 con un superávit neto de 5,3 billones de pesos frente al resto del mundo (revirtiendo el déficit de 5,4 billones de 2023), este resultado no provino de una mejora estructural sino de un esquema que facilitó la salida de capitales al exterior.
Fuga de utilidades y dividendos: el costo de la liberalización
Uno de los aspectos más críticos del balance externo fue la salida récord de ganancias, intereses y otros pagos al extranjero. En 2024, empresas extranjeras, acreedores e inversores retiraron del país 17,6 billones de pesos, triplicando los 6 billones de 2023. Esta aceleración coincidió con la implementación de políticas de apertura económica, desregulación y liberalización de restricciones al giro de utilidades al exterior promovidas por el gobierno.
El superávit comercial, producto de exportar más de lo importado, no alcanzó para compensar estas salidas. La balanza comercial positiva se licuó entre pagos al exterior y transferencias de ingresos, derivando en nuevo endeudamiento para cerrar las cuentas.
Ahorro nacional estancado pese al ajuste fiscal
El ajuste del gasto público no se tradujo en una mejora del ahorro nacional. El ahorro nacional bruto alcanzó apenas el 16,7% del PBI en 2024, prácticamente idéntico al 16,2% registrado en 2023. La reducción del gasto del Estado de 16,3% a 14,9% del PBI no generó un colchón interno de ahorro, sino un traslado del esfuerzo hacia hogares y empresas.
Esta dinámica se reflejó en el consumo: mientras el gasto público caía, el consumo privado subió de 65,6% a 66,7% del PBI, a pesar de la caída del salario real y la recesión económica. El sector privado absorbió el ajuste sin ayuda estatal y sin capacidad de incrementar su ahorro.
Riesgos y desafíos de la estrategia de endeudamiento
El nivel récord de endeudamiento plantea múltiples desafíos para la sostenibilidad fiscal y financiera de Argentina. El servicio de la deuda genera mayores pagos de intereses que presionan el presupuesto y compiten con el gasto social y la inversión pública. Además, el predominio de pasivos en moneda extranjera eleva la vulnerabilidad ante movimientos del tipo de cambio.
En un contexto global de condiciones financieras exigentes, el costo de refinanciación podría aumentar si el apetito por riesgo de los inversores se enfría. La credibilidad de la estrategia económica y la coordinación con organismos multilaterales serán determinantes para sostener el acceso a financiamiento en los próximos trimestres.
El calendario de vencimientos en el horizonte inmediato y la necesidad de mantener la confianza del mercado añaden presión adicional a una ecuación financiera que muestra señales de tensión creciente. La economía argentina cerró el primer semestre de 2025 más vulnerable en sus cuentas externas, con menos herramientas de financiamiento genuino y mayor exposición al endeudamiento multilateral como única vía para sostener la caja del Estado.