La firma china de ropa deportiva Anta Sports Products Ltd. se ha posicionado como uno de los principales interesados en adquirir la emblemática marca alemana Puma SE, en lo que podría convertirse en una de las operaciones más significativas del sector deportivo global. La noticia desencadenó una fuerte reacción en los mercados, con las acciones de Puma disparándose hasta un 15% en la Bolsa de Fráncfort, marcando su mejor jornada desde septiembre.

Anta lidera las negociaciones preliminares con asesoramiento externo

Según fuentes familiarizadas con el asunto, Anta Sports —que cotiza en la Bolsa de Hong Kong— ha contratado los servicios de un asesor para evaluar la viabilidad de una oferta formal por Puma. La estrategia contempla la posibilidad de que la compañía china se asocie con una firma de capital privado para estructurar la operación, lo que facilitaría el financiamiento de una transacción de esta magnitud.

Anta, propietaria de reconocidas marcas como Fila y Jack Wolfskin, ha demostrado su capacidad para ejecutar adquisiciones de gran envergadura. En 2019, un consorcio liderado por Anta junto con la firma asiática de capital privado FountainVest Partners desembolsó 5.200 millones de dólares para adquirir Amer Sports, propietaria de marcas premium como Salomon y Arc’teryx. Posteriormente, Amer realizó una oferta pública inicial en Nueva York en 2024, manteniendo Anta su posición como principal inversor.

Con un valor de mercado de 31.000 millones de dólares y un crecimiento del 10% en la Bolsa de Hong Kong durante 2025, Anta cuenta con el músculo financiero necesario para materializar una operación de esta naturaleza.

Li Ning y Asics emergen como potenciales competidores

El interés por Puma no se limita a Anta. Li Ning Co., la firma china de ropa deportiva fundada por la legendaria gimnasta del mismo nombre, también ha explorado la posibilidad de presentar una oferta. Según las fuentes consultadas, Li Ning ha mantenido conversaciones con entidades bancarias para analizar opciones de financiamiento mientras realiza una evaluación preliminar de la compañía alemana.

Sin embargo, en un comunicado oficial enviado en respuesta a las informaciones, Li Ning afirmó que permanece «comprometida con su estrategia central de marca única, múltiples categorías y canales diversificados», añadiendo que «por el momento, la empresa no ha entablado negociaciones ni evaluaciones sustantivas» relacionadas con Puma. Las acciones de Li Ning han registrado un alza del 8% en 2025, alcanzando un valor de mercado cercano a los 6.000 millones de dólares.

Adicionalmente, la japonesa Asics Corp. figura entre las empresas que podrían manifestar interés en la adquisición, aunque tanto Asics como Puma declinaron emitir comentarios al respecto. Los representantes de Anta tampoco respondieron a las solicitudes de declaraciones.

La familia Pinault: un obstáculo crucial en cualquier negociación

Las expectativas de valoración de la familia Pinault, propietaria del 29% de Puma a través del holding Artémis, representan un desafío fundamental para cualquier operación. François-Henri Pinault, socio director de Artémis, declaró en septiembre que la participación en Puma es «interesante» pero «no estratégica», manteniendo abiertas todas las opciones respecto a su inversión.

Esta postura ambivalente de la familia francesa, una de las más acaudaladas de Europa, genera incertidumbre sobre el precio que estarían dispuestos a aceptar por su participación accionarial. Antes del repunte del jueves, las acciones de Puma habían caído un 62% en Fráncfort durante 2025, situando el valor de mercado de la compañía en 2.500 millones de euros (aproximadamente 2.900 millones de dólares).

La perspectiva a largo plazo resulta aún más desalentadora: hace cuatro años, las acciones de Puma alcanzaron un máximo histórico superior a los 115 euros. Desde entonces, tras fuertes oscilaciones, el valor se ha desplomado hasta un mínimo reciente de 15,30 euros a mediados de noviembre, lo que representa una pérdida acumulada cercana al 87%.

Puma enfrenta una profunda crisis operativa y busca reinventarse

La posible adquisición llega en un momento crítico para Puma, que emplea aproximadamente 20.000 trabajadores a tiempo completo. La marca alemana, fundada en 1948, ha perdido más de tres cuartas partes de su valor bursátil en los últimos cinco años mientras lucha por mantener su posición en el altamente competitivo mercado de ropa deportiva.

Los resultados financieros de 2024 reflejan esta difícil situación: Puma registró ingresos netos de 281,6 millones de euros sobre ventas totales de 8.800 millones de euros. Los aranceles estadounidenses impuestos a China y Vietnam —dos de las principales bases manufactureras de la compañía— están generando considerable incertidumbre y erosionando los márgenes de ganancia.

En respuesta a estos desafíos, Puma anunció el mes pasado un plan de reestructuración que contempla el recorte de 900 puestos de trabajo adicionales y una estrategia de enfoque renovado en tres categorías principales: running, fútbol y entrenamiento. La compañía también está reformulando sus esfuerzos de marketing para crear narrativas más convincentes sobre sus productos durante su desarrollo, con el objetivo de hacer la marca más atractiva para los consumidores.

Nueva dirección ejecutiva y ambiciosos objetivos de recuperación

Bajo el liderazgo de su nuevo director ejecutivo, Arthur Hoeld, Puma ha emprendido un proceso de renovación tras varios años de no lograr generar entusiasmo significativo por sus productos entre los consumidores. En julio de 2025, la firma alemana fortaleció su equipo directivo al nombrar a Andreas Hubert como director de operaciones.

Hubert, veterano con 20 años de experiencia en Adidas donde ocupó el cargo de director de información durante los últimos cuatro años, aporta un profundo conocimiento del sector y experiencia en transformación empresarial. Su incorporación señala la determinación de Puma por implementar cambios sustanciales en su modelo operativo.

Los objetivos estratégicos de la compañía son ambiciosos: Puma aspira a retomar el crecimiento en 2027 y posicionarse como una de las tres principales marcas deportivas a nivel mundial, con «beneficios saludables» a medio plazo. Sin embargo, alcanzar estas metas en un entorno caracterizado por la feroz competencia de gigantes como Nike y Adidas, junto con las presiones económicas actuales, representa un desafío monumental.

Entre los patrocinios destacados de Puma figuran el Manchester City de la Premier League inglesa, la selección nacional de Portugal y la selección masculina de balonmesto de Dinamarca, activos que podrían resultar atractivos para cualquier potencial comprador.

Reacción del mercado y perspectivas de la operación

Los mercados reaccionaron con entusiasmo ante las informaciones sobre el potencial interés adquisitivo. Las acciones de Puma experimentaron un salto inicial del 17% hasta rozar los 20 euros, aunque posteriormente la subida se moderó al 15%. No obstante, este repunte parece modesto cuando se contextualiza dentro de la tendencia bajista de largo plazo que ha caracterizado el desempeño bursátil de la compañía.

En contraste, los accionistas de Anta Sports mostraron una reacción más cautelosa. Las acciones de Anta, que también cotizan en la plataforma berlinesa Tradegate, se mantuvieron estables durante la jornada del jueves, sugiriendo que los inversionistas esperan mayor claridad sobre los términos y la viabilidad de una eventual operación.

Las deliberaciones permanecen en una fase preliminar y no existe certeza sobre qué pretendientes procederán con ofertas formales. La confluencia de factores —incluyendo las expectativas de valoración de la familia Pinault, la compleja situación financiera de Puma y las condiciones macroeconómicas actuales— configura un escenario de considerable incertidumbre para cualquier transacción potencial.

Lo que resulta evidente es que Puma se encuentra en una encrucijada. Ya sea mediante una adquisición que inyecte capital y experiencia asiática en su gestión, o a través de la exitosa implementación de su plan de reestructuración interno, la icónica marca alemana deberá demostrar en los próximos años si puede recuperar el protagonismo perdido en el competitivo mercado global de ropa deportiva.