La organización internacional Oxfam ha publicado un exhaustivo informe titulado «Transición Injusta: Reclamando el Futuro Energético del Colonialismo Climático», que expone cómo la actual transición hacia energías renovables está reproduciendo los mismos patrones de extracción y explotación que han caracterizado cinco siglos de colonialismo.

El informe muestra que el 1% más rico del planeta consume cada año tanta energía que podría garantizar el acceso moderno a electricidad de todas las personas sin luz más de siete veces. A su vez, el 10% más rico utiliza suficiente energía para cubrir las necesidades de todo el sur global nueve veces.

Minerales de transición: una nueva carrera colonial

El desequilibrio en las cadenas de suministro

El informe destaca que el Sur Global posee aproximadamente el 70% de las reservas mundiales de minerales de transición, incluyendo el 72% del cobalto, 64% del litio, 71% del níquel y 87% de las tierras raras. Sin embargo, la distribución del valor económico reproduce patrones coloniales históricos.

Un caso paradigmático es el de Tesla, empresa propiedad de Elon Musk. Cada vehículo eléctrico de la compañía genera aproximadamente US$3,150 en ganancias y contiene cerca de 3 kg de cobalto extraído principalmente en la República Democrática del Congo (RDC). Por cada vehículo, la RDC recibe menos de US$10 en regalías, mientras que un minero gana apenas US$7: significaría casi dos años de trabajo para un minero congoleño igualar las ganancias que Tesla obtiene de un solo automóvil.

La dimensión continental del extractivismo

América Latina alberga más del 50% de las reservas mundiales de litio. El informe proyecta que en solo 11 años, el Triángulo del Litio (Chile, Argentina y Bolivia) producirá más litio que el imperio español extrajo en plata durante 300 años de dominio colonial. Entre 2015 y 2030, esta región producirá 1.6 millones de toneladas de litio: suficiente para cubrir la ciudad de Madrid con una capa de 5 mm de «oro blanco».

Desigualdades financieras estructurales

El sistema de endeudamiento como mecanismo de control

Los países del Sur Global enfrentan tasas de interés del 9-13.5% para proyectos de energía limpia, comparado con el 3-6% en países ricos. Esta disparidad significa que electrificar a 100,000 personas cuesta US$95 millones en economías avanzadas como Reino Unido, pero US$139 millones en economías emergentes como India y US$188 millones en países africanos como Nigeria.

Los países denominados «en desarrollo» cargan con US$11.7 billones en deuda externa, más de 30 veces la inversión adicional necesaria para lograr acceso universal a electricidad y cocción limpia para 2030. En 2024, estos países pagaron aproximadamente US$400 mil millones en servicio de deuda.

La paradoja de la inversión climática

En 2024, los países de altos ingresos representaron aproximadamente el 50% de la inversión global en energía limpia, y China el 29%, mientras que África representó solo el 2%, a pesar de que el África subsahariana alberga al 85% de todas las personas sin electricidad en el mundo.

Acaparamiento de tierras bajo la bandera verde

El informe documenta que el 60% de las tierras indígenas, cubriendo aproximadamente 22.7 millones de km² —un área comparable al tamaño de Brasil, Estados Unidos e India combinados— están actualmente bajo amenaza por desarrollo industrial vinculado principalmente a la transición energética.

En Brasil, el estado de Pernambuco ha visto la apropiación de más de 5,000 hectáreas para parques eólicos, frecuentemente sin el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades afectadas. Aunque las entidades brasileñas poseen oficialmente el 89% de los parques eólicos, el 68% son subsidiarias de empresas internacionales, principalmente de Italia y Francia.

El norte global: consumo excesivo y responsabilidad histórica

Patrones de consumo insostenibles

Durante los últimos 60 años, las personas del Norte Global han consumido más de 3,300 petavatios hora (PWh) de energía excesiva —más allá de las necesidades básicas modernas— suficiente para alimentar al mundo entero durante más de 20 años. Si se pusiera precio a toda esta energía extra, valdría más de US$454 billones.

Una sola persona en el 1% más rico de los países del Norte Global consume suficiente energía en un año para satisfacer las necesidades energéticas modernas de 440 personas del Sur Global. Un aire acondicionado en un hogar europeo adinerado usa tanta electricidad en un año como el acceso energético anual total de cinco hogares en comunidades empobrecidas del África subsahariana.

La deuda climática histórica

Los países de altos ingresos han acumulado al menos US$107 billones en deuda climática hacia países de bajos y medianos ingresos, equivalente al valor de la apropiación atmosférica por emitir más allá de su parte justa del carbono global.

Alternativas emergentes y resistencia comunitaria

Modelos de soberanía energética

El documento destaca ejemplos exitosos de transición justa, como el proyecto geotérmico Nga Awa Purua en Nueva Zelanda, donde las comunidades Māori obtuvieron una participación del 35% utilizando mecanismos de financiamiento que preservaron la soberanía indígena al rechazar usar tierras ancestrales como garantía.

En Colombia, el gobierno apunta a establecer 20,000 comunidades energéticas para 2026, grupos de personas o instituciones que se unen para generar, gestionar y a veces distribuir energía, típicamente de fuentes renovables, empoderando a grupos históricamente marginados.

Reformas en políticas de minerales

Varios países latinoamericanos están reclamando soberanía sobre recursos estratégicos. Bolivia nacionalizó su sector de litio en 2008, Chile anunció planes similares en 2023, y México aprobó reformas mineras significativas que requieren licitaciones públicas que priorizan intereses nacionales y garantizan consentimiento libre, previo e informado.

Recomendaciones para una transición justa

Diferenciación global y responsabilidad histórica

El informe propone que los países de altas emisiones deberían aumentar radicalmente sus planes de mitigación climática doméstica en línea con el objetivo de 1.5°C de calentamiento, dejando suficiente presupuesto de carbono para países con menor capacidad de transición.

Reformas financieras estructurales

Las recomendaciones incluyen cancelar deuda insostenible, implementar reformas fiscales internacionales para detener el traslado de beneficios por corporaciones multinacionales, y establecer un impuesto a las ganancias de las compañías de combustibles fósiles más grandes del mundo.

Protección de Derechos Comunitarios

El informe exige garantizar el consentimiento libre, previo e informado para todos los proyectos de transición energética, cesar el acaparamiento de tierras y desalojos forzosos, y adherirse a los más altos estándares ambientales, de derechos humanos y laborales en la extracción de minerales de transición.

Un llamado a la acción sistémica

El informe de Oxfam concluye que la transición energética no es inherentemente justa: sin cambio sistémico, arriesga reproducir los mismos patrones extractivos y explotadores que causaron la crisis climática. Una transición verdaderamente justa, rápida, feminista y financiada requiere no solo energía más limpia, sino sistemas más justos que redistribuyan el poder, remedien injusticias históricas y construyan sistemas energéticos que sirvan a las personas y al planeta, no al lucro.

La organización propone la adopción de un mecanismo internacional en la COP30 para acelerar, consolidar y lograr una transición justa holística, con el mandato y capacidad de coordinar, financiar y monitorear iniciativas a nivel mundial, asegurando responsabilidad e incorporando justicia en todos los niveles de política.