Los mercados financieros atraviesan un período de euforia tecnológica que genera crecientes advertencias entre profesionales de Wall Street. Las espectaculares revalorizaciones bursátiles desencadenadas por acuerdos con OpenAI están provocando que numerosos analistas comparen la situación actual con la burbuja puntocom de finales de los noventa, cuando las inversiones masivas en Internet terminaron en un doloroso desplome.

AMD y Oracle protagonizan saltos históricos vinculados a la inteligencia artificial

El lunes, Advanced Micro Devices (AMD) experimentó una jornada extraordinaria en los mercados. Tras anunciar un acuerdo con OpenAI que podría representar miles de millones de dólares en ingresos futuros, las acciones de la compañía se dispararon, incrementando brevemente su capitalización bursátil en aproximadamente US$100.000 millones durante el máximo intradía. La euforia continuó el martes, cuando las acciones ampliaron las ganancias hasta un 7,5% en las primeras operaciones.

Este movimiento sigue el patrón establecido el mes pasado por Oracle Corp., cuyas acciones saltaron un 36% en una sola sesión, añadiendo US$255.000 millones al valor de mercado de la firma de software. El catalizador fue una orientación optimista para su negocio en la nube, que incluía un acuerdo con el operador de ChatGPT valorado en US$300.000 millones durante cinco años.

Estructuras de capital circulares y flujo de caja negativo generan inquietud

La magnitud y velocidad de estos movimientos bursátiles están generando preocupación entre gestores experimentados. Brian Mulberry, gestor de cartera de Zacks Investment Management, que administra aproximadamente US$12.000 millones en activos, expresó su inquietud sobre las estructuras de capital circulares, donde las empresas utilizan el dinero de la otra para comprar productos de la otra.

«Si cualquiera de estos acuerdos fracasa tiene este efecto dominó aguas abajo que creo que es preocupante», advirtió Mulberry. «Me recuerda a lo que ocurrió con las telecomunicaciones a mediados de los noventa».

Michael O’Rourke, estratega jefe de mercado de Jonestrading, señaló una paradoja fundamental: «El mercado está poniendo precio a estas operaciones como si todos los que realicen transacciones con OpenAI fueran a salir ganando. OpenAI es una empresa con un flujo de caja negativo y no tiene nada que perder con la firma de estos acuerdos. Los inversores deberían ser más exigentes. Pero este es un entorno de comprar primero y preguntar después».

El peso tecnológico en el S&P 500 magnifica los riesgos potenciales

Una diferencia crucial respecto a la burbuja puntocom amplifica los riesgos actuales: los principales valores tecnológicos representan aproximadamente el 35% del índice S&P 500, frente a menos del 15% en 1999. Esta concentración significa que cualquier corrección en el sector tendría un impacto considerablemente mayor en el mercado general.

El multimillonario de fondos de cobertura Paul Tudor Jones expresó en el programa Squawk Box de la CNBC que el telón de fondo actual le recuerda a la burbuja de las puntocom. «Todos los ingredientes están en su sitio para algún tipo de estallido», afirmó. «¿Ocurrirá de nuevo? La historia rima mucho, así que yo pensaría que alguna versión de ella va a volver a ocurrir», añadiendo que este entorno es «más potencialmente explosivo que el de 1999».

Analistas divididos entre fundamentos sólidos y exuberancia irracional

A pesar de las advertencias, algunos analistas mantienen una perspectiva positiva sobre los fundamentos subyacentes. Cody Acree, analista de Benchmark, elevó su precio objetivo para AMD de US$210 a US$270, argumentando que «este acuerdo cambia fundamentalmente la forma en que la industria verá la posición competitiva de AMD en el futuro». El analista destacó que, más allá de la acumulación de ingresos y ganancias, el anuncio representa un espaldarazo a la posición cada vez más competitiva de AMD como alternativa técnica viable al dominio de Nvidia en GPU de inteligencia artificial.

Sin embargo, Ted Mortonson, estratega de Baird & Co., ofreció una valoración más cautelosa: «Cuando compañías de esta magnitud suman tanto valor de mercado en tan poco tiempo, no es ni bueno ni normal, es pura exuberancia».

Los mercados asiáticos reflejan la cautela ante valoraciones elevadas

La preocupación se extendió a los mercados asiáticos, que abrieron a la baja después del retroceso de Wall Street desde picos récord. El indicador MSCI de valores regionales cayó un 0,2%, con las acciones tecnológicas entre las perdedoras. El índice S&P 500 había cedido un 0,4% ante la preocupación de que la subida de US$16 billones desde sus mínimos de abril fuera excesiva.

Chris Montagu, de Citigroup, advirtió: «Los riesgos de recogida de beneficios han aumentado rápidamente en todos los mercados, y son especialmente elevados en el caso del Nasdaq, lo que podría obstaculizar nuevas subidas».

En el mercado de divisas, el yen amplió sus pérdidas a un quinto día, cayendo al nivel más bajo frente al dólar desde febrero, tras la sorprendente victoria de Sanae Takaichi como nueva líder del gobernante Partido Liberal Democrático. El oro, por su parte, rozó los US$4.000 la onza, reflejando la búsqueda de activos refugio.

Goldman Sachs sostiene que aún no hay burbuja, pero advierte sobre riesgos

En medio de estos temores, Peter Oppenheimer, estratega de Goldman Sachs, publicó un informe titulado ‘Por qué no estamos en una burbuja… todavía’, que intenta proporcionar una perspectiva más matizada.

Oppenheimer reconoce elementos preocupantes que coinciden con burbujas anteriores: «el aumento de las valoraciones absolutas, la alta concentración del mercado, la mayor intensidad de capital de las empresas líderes y la aparición de la financiación de proveedores».

No obstante, identifica diferencias clave. En primer lugar, «la apreciación del sector tecnológico se ha visto impulsada, hasta ahora, por el crecimiento fundamental, en lugar de por la especulación irracional sobre el crecimiento futuro». Además, «las empresas líderes que han obtenido los mayores rendimientos tienen balances generales inusualmente sólidos».

El analista también señala que «el sector de la IA ha estado, hasta ahora, dominado por unas pocas empresas consolidadas», mientras que la mayoría de las burbujas se forman «en un período de gran competencia, a medida que tanto los inversores como los nuevos participantes acuden en masa al nuevo mercado».

«Las valoraciones del sector tecnológico se están estirando, pero aún no alcanzan niveles consistentes con burbujas históricas», concluye Oppenheimer, aunque advierte que «los altos niveles de concentración del mercado y el aumento de la competencia en el sector de la IA sugieren que los inversores deberían seguir centrándose en la diversificación».

Perspectivas de política monetaria y movimientos en otros mercados

Los operadores también analizaron comentarios de funcionarios de la Reserva Federal. El gobernador Stephen Miran expresó que sus expectativas de un impacto limitado de los aranceles en la inflación significan que la Fed puede mantener la política de flexibilización. En contraste, el presidente del Banco Federal de Minneapolis, Neel Kashkari, advirtió que cualquier recorte drástico de las tasas correría el riesgo de avivar los precios.

Se espera que los bancos centrales de Nueva Zelanda y Tailandia recorten las tasas en un cuarto de punto. En otros desarrollos, Vietnam fue elevado a la categoría de mercado emergente por FTSE Russell, lo que podría desbloquear miles de millones de dólares en entradas de capital.

En el mercado de materias primas, el petróleo West Texas Intermediate subió un 0,6% a US$62,13 el barril, tras un informe del sector que indicó un descenso de las reservas en un centro de entrega estadounidense. En el ámbito de las criptomonedas, el bitcoin cayó un 0,2% a US$121.793,7, mientras que el éter descendió un 1% a US$4.465,26.

La situación actual plantea un dilema para los inversores: si bien los fundamentos de las principales empresas tecnológicas parecen sólidos y el crecimiento de la inteligencia artificial representa una transformación real, la velocidad y magnitud de las revalorizaciones, combinadas con el peso desproporcionado del sector en los índices principales, sugieren que la prudencia y la diversificación deberían ser prioridades en las estrategias de inversión.