La Unión Europea alcanzó en la madrugada del viernes 19 de diciembre un acuerdo para otorgar a Ucrania un préstamo de 90.000 millones de euros (aproximadamente US$105.500 millones) destinado a cubrir sus necesidades militares y económicas durante 2026 y 2027. El pacto, logrado tras intensas negociaciones que se extendieron hasta altas horas de la madrugada en la cumbre de Bruselas, representa un respaldo crucial para Kiev en un momento crítico, cuando el país enfrenta una inminente crisis de liquidez y se desarrollan simultáneamente negociaciones de paz impulsadas por Estados Unidos.
Abandono de la propuesta alemana sobre activos rusos
La fórmula finalmente adoptada por los Veintisiete supone un giro respecto a la opción inicialmente favorecida por Alemania y la Comisión Europea, que contemplaba utilizar directamente los cerca de 200.000 millones de euros en activos rusos congelados en territorio europeo. Esta alternativa fue descartada después de cuatro horas de debates a puerta cerrada entre los jefes de Estado y de gobierno.
El principal obstáculo provino de Bélgica, país donde se concentra la mayor parte de estos fondos congelados, que exigió garantías específicas sobre el reparto de responsabilidad financiera ante posibles consecuencias legales o económicas. Esta demanda fue considerada inaceptable por otros Estados miembros, que temían establecer un precedente que complicara futuras decisiones comunitarias.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, había presionado intensamente para que se emplearan estos activos rusos, argumentando que representarían una fuente de financiación más justa y simbólicamente apropiada. Sin embargo, ante las divisiones internas del bloque, los líderes europeos optaron finalmente por recurrir al endeudamiento común respaldado por el presupuesto comunitario.
Unidad europea frente a la amenaza de fragmentación
El primer ministro belga, Bart De Wever, destacó que la decisión permitió evitar «el caos y la división» dentro de la Unión Europea, subrayando que los Veintisiete «permanecieron unidos» a pesar de las profundas diferencias iniciales. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, anunció el acuerdo con un escueto mensaje en la red social X: «Nos comprometimos y cumplimos».
Por su parte, el canciller alemán Friedrich Merz, quien había impulsado activamente la propuesta de utilizar los activos congelados, se mostró satisfecho con el resultado final y afirmó que la decisión «envía una señal clara» al presidente ruso Vladimir Putin sobre la determinación europea de apoyar a Ucrania.
El acuerdo cobra especial relevancia en un contexto donde la Unión Europea ha asumido el compromiso de garantizar la mayor parte del apoyo financiero y militar a Kiev, tras la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de reducir drásticamente la asistencia de Washington.
La urgencia financiera de Ucrania
Según cálculos de la Unión Europea, Ucrania necesitará 135.000 millones de euros adicionales durante los próximos dos años para mantener su economía y esfuerzo bélico. Los análisis técnicos advierten que la falta de efectivo comenzará a ser crítica en abril de 2025, apenas cuatro meses después del acuerdo alcanzado.
El presidente Zelensky había advertido previamente que, sin una inyección urgente de fondos antes de la primavera, el país «tendría que reducir la producción de drones», elemento crucial en su estrategia defensiva frente a la invasión rusa. El mandatario ucraniano agradeció a los líderes europeos por el acuerdo, calificándolo como un «respaldo significativo que fortalece de verdad nuestra capacidad de resistencia».
El préstamo de 90.000 millones de euros, si bien representa un salvavidas financiero inmediato, cubre apenas dos tercios de las necesidades estimadas por Bruselas para el período 2026-2027, lo que sugiere que serán necesarias fuentes adicionales de financiación o un ajuste en los planes económicos y militares de Kiev.
Advertencias del Kremlin y tensión geopolítica
El presidente ruso Vladimir Putin reaccionó con dureza ante los planes europeos, calificando cualquier uso de activos rusos congelados como un «atraco» que va «más allá de un robo». Durante su conferencia de prensa anual del viernes, Putin advirtió que tales acciones «no solo dañarán la imagen de Europa sino que también pueden desestabilizar el sistema financiero mundial».
El líder ruso argumentó que la maniobra europea representa «una sustracción secreta de una propiedad» realizada «abiertamente», y amenazó con acudir a los tribunales para defender los intereses rusos. Putin señaló además que numerosos países, «en primer lugar los productores de petróleo», temen por la integridad de sus reservas depositadas en bancos de la eurozona. «Viendo lo que está pasando, ya surgen las sospechas y las dudas», afirmó.
Desde el inicio de la invasión en febrero de 2022, la UE y el G7 han confiscado activos rusos por valor aproximado de 300.000 millones de euros, de los cuales alrededor de 200.000 millones se encuentran en territorio europeo, principalmente en instituciones financieras belgas.
Postura militar rusa y modernización del arsenal
En una reunión anual con altos oficiales militares, Putin afirmó que Moscú preferiría alcanzar sus objetivos y «eliminar las causas fundamentales del conflicto» mediante medios diplomáticos, pero advirtió que «si la parte opositora y sus patrocinadores extranjeros se niegan a participar en un diálogo sustantivo, Rusia logrará la liberación de sus tierras históricas por medios militares».
El presidente ruso destacó que «el ejército ruso ha tomado y mantiene firmemente la iniciativa estratégica a lo largo de toda la línea del frente» y anunció medidas para expandir una «zona de seguridad de amortiguamiento» junto a la frontera rusa. «Nuestras tropas son diferentes ahora, están endurecidas por la batalla y actualmente no hay otro ejército así en el mundo», proclamó.
Putin elogió particularmente la modernización del arsenal nuclear ruso, destacando el nuevo misil balístico de alcance intermedio Oreshnik con capacidad nuclear, que según anunció entrará oficialmente en servicio de combate este mes. Moscú probó por primera vez una versión armada convencionalmente del Oreshnik para atacar una fábrica ucraniana en noviembre de 2024, y Putin alardea de que resulta imposible de interceptar.
Macron propone reabrir el diálogo con Putin
En un giro diplomático que contrasta con el tono predominantemente confrontacional de la cumbre, el presidente francés Emmanuel Macron afirmó que considera «útil» que Europa retome el diálogo con Vladimir Putin. «Creo que nos conviene, tanto a europeos como a ucranianos, encontrar un marco adecuado para retomar las conversaciones», declaró Macron, agregando que los europeos deberían encontrar la manera de hacerlo «en las próximas semanas».
Esta postura francesa introduce un elemento de complejidad en la estrategia europea, que hasta ahora había mantenido un frente relativamente unificado de aislamiento diplomático hacia Moscú mientras proporciona apoyo material a Ucrania. La propuesta de Macron podría reflejar una creciente preocupación por la sostenibilidad a largo plazo del conflicto y la necesidad de explorar vías de salida negociada.
Negociaciones de paz impulsadas por Washington
El acuerdo europeo se produce en un momento en que el presidente estadounidense Donald Trump presiona activamente para cerrar rápidamente un pacto que ponga fin a la guerra. Funcionarios de Estados Unidos y Rusia se reunirán este fin de semana en Miami para continuar las negociaciones, según informó un representante de la Casa Blanca a la agencia AFP.
Se espera que el enviado del Kremlin, Kirill Dmitriev, se entreviste en Miami con los enviados de Trump, Steve Witkoff y Jared Kushner. Por su parte, Zelensky anunció que las delegaciones ucraniana y estadounidense celebrarán nuevas conversaciones el viernes y el sábado en Estados Unidos.
El presidente ucraniano indicó que espera que Washington ofrezca más detalles sobre las garantías que podría brindar para proteger a Ucrania de una nueva invasión, aspecto considerado crucial por Kiev para aceptar cualquier acuerdo de paz que no implique la recuperación total de los territorios ocupados por Rusia.
Implicaciones económicas y estratégicas
El préstamo europeo de 90.000 millones de euros representa la mayor operación de apoyo financiero de la UE a un país tercero en situación de conflicto, superando ampliamente los paquetes de asistencia anteriores. Este endeudamiento común plantea interrogantes sobre la capacidad fiscal del bloque y la distribución de la carga entre Estados miembros, particularmente en un contexto de desaceleración económica en las principales economías europeas.
La decisión de optar por el endeudamiento en lugar de utilizar activos rusos congelados refleja también las preocupaciones legales y los temores a establecer precedentes que puedan afectar la confianza en el sistema financiero europeo. No obstante, la cuestión de qué hacer con los 200.000 millones de euros en activos rusos permanece sin resolver y probablemente volverá a surgir en futuras discusiones.
El acuerdo proporciona a Ucrania un margen de maniobra crucial en las negociaciones de paz, al garantizar que el país no enfrentará un colapso financiero inmediato que pudiera debilitar su posición negociadora. Al mismo tiempo, el respaldo europeo limitado a dos años sugiere que Bruselas espera que se alcance algún tipo de resolución del conflicto en ese período, ya sea mediante un acuerdo de paz o una nueva arquitectura de seguridad en Europa Oriental.




