El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) reveló que el endeudamiento mundial registró un incremento sin precedentes durante los primeros nueve meses de 2025, alcanzando los 345,7 billones de dólares. Esta cifra representa el 310% del producto interno bruto global, una proporción que se ha mantenido relativamente estable desde mediados de 2022, aunque el volumen absoluto continúa expandiéndose a un ritmo acelerado de aproximadamente 675.000 millones de dólares semanales.
El incremento total de 26,4 billones de dólares registrado hasta septiembre evidencia una aceleración en la acumulación de pasivos tanto en mercados desarrollados como emergentes, con el sector público como principal impulsor de esta tendencia. La debilidad del dólar estadounidense durante gran parte del año contribuyó a inflar el valor en dólares de la mayoría de los pasivos denominados en monedas locales, amplificando el efecto medido en la divisa de referencia internacional.
Economías desarrolladas lideran el aumento con más de 17 billones de dólares
Los mercados maduros explican la mayor parte del crecimiento reciente, acumulando más de 17 billones de dólares adicionales para situar su endeudamiento total por encima de los 230,6 billones de dólares, un récord histórico. Este fenómeno se ha acelerado notablemente conforme los principales bancos centrales han relajado sus políticas monetarias tras el ciclo restrictivo implementado para combatir la inflación.
Estados Unidos y China volvieron a liderar el aumento de la deuda pública en el último trimestre, seguidos por Francia, Italia y Brasil. En el caso de las economías desarrolladas, Alemania y el Reino Unido también registraron incrementos significativos. El instituto advierte que con déficits presupuestarios aún elevados y el impacto anticipado de grandes paquetes de estímulo fiscal previstos para 2026 en Japón, Estados Unidos, Alemania y China, los países soberanos seguirán incrementando su carga de deuda y sus gastos por intereses.
La atención de los inversores se está desplazando cada vez más hacia las subastas de bonos gubernamentales y los planes de endeudamiento público, mientras los mercados evalúan la sostenibilidad de las trayectorias fiscales en un contexto de tasas de interés que, aunque descendentes, permanecen elevadas en términos históricos.
Mercados emergentes alcanzan los 115,1 billones con fuerte peso de América Latina
Las economías emergentes batieron su propio récord al superar los 115,1 billones de dólares en deuda total, con un aumento de 5,5 billones desde finales de 2024. Además de China, que concentra la mayor parte del incremento, Brasil, Rusia, Corea del Sur, Polonia y México experimentaron los mayores aumentos en términos absolutos.
La región latinoamericana presenta una heterogeneidad marcada en sus niveles de endeudamiento público. Brasil encabeza la lista con una ratio de deuda pública sobre PIB del 90,9%, seguido por El Salvador con 87,6% y Argentina con 76,7%. Colombia registra 67,4%, mientras que México alcanza 47,7% y Perú mantiene uno de los niveles más bajos con 31,6%.
Chile presenta una situación particular: aunque su deuda pública representa el 43,6% del PIB, su endeudamiento corporativo no financiero alcanza el 89,7% del producto, el más elevado de la región. Este fenómeno posiciona al país sudamericano como el principal contribuyente al endeudamiento corporativo regional, que en promedio representa el 38,8% del PIB latinoamericano.
En el ámbito de los hogares, el endeudamiento alcanza el 24,2% del PIB en América Latina, con Chile liderando nuevamente con 43,7%, seguido por Costa Rica con 27,9%. En el sector financiero, Brasil y Chile destacan con ratios de 39% y 49,3% respectivamente.
Emisión récord de eurobonos soberanos evidencia dependencia del financiamiento externo
Un fenómeno particularmente relevante durante 2025 ha sido el máximo histórico alcanzado en la emisión de eurobonos por parte de soberanos de mercados emergentes. Según datos de J.P. Morgan, la emisión soberana de emergentes alcanzaba los 255.700 millones de dólares a principios de diciembre, convirtiendo a 2025 en el año con mayor emisión bruta registrada.
Este comportamiento refleja un aumento en la dependencia del financiamiento externo en dólares, ya que la mayoría de estas emisiones se realizan en la divisa estadounidense. El fenómeno resulta paradójico en un contexto donde los debates sobre desdolarización han cobrado relevancia en diversos foros internacionales y entre responsables de política económica de economías emergentes.
La modesta disminución de los costos de endeudamiento internacional, favorecida por un dólar más débil y la continua flexibilización monetaria de los principales bancos centrales, ha sido aprovechada por numerosas economías emergentes para acceder a los mercados internacionales de capital. Sin embargo, el IIF advierte que este acceso sigue siendo limitado para muchos países que anteriormente se beneficiaron de iniciativas de reperfilamiento y reestructuración de deuda impulsadas por el sector oficial, como la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI) y el Marco Común.
El instituto subraya la urgente necesidad de incorporar de forma más activa las perspectivas del sector privado en los procesos de resolución de deuda soberana para garantizar un acceso sostenible a los mercados y un retorno duradero de los flujos de capital privado tras las reestructuraciones.
Riesgo judicial amenaza las finanzas públicas estadounidenses
El informe identifica un riesgo notable derivado del caso pendiente en la Corte Suprema de Estados Unidos sobre los aranceles impuestos bajo la Ley de Poderes Económicos en Emergencias Internacionales (IEEPA). Si la Corte determina que estos aranceles no pueden autorizarse bajo dicha ley, las presiones fiscales estadounidenses podrían agravarse materialmente.
A menos que la administración Trump identifique vías legales alternativas para imponer aranceles y las comunique claramente, un fallo adverso podría alterar la política comercial y las proyecciones de ingresos, obligando potencialmente al Tesoro estadounidense a endeudarse aún más para cubrir los costos fiscales asociados. El IIF advierte que esto tendría implicaciones significativas en los mercados de activos, incluyendo los precios del oro, cuya demanda ha experimentado un aumento sustancial mientras los inversores se protegen contra el incremento de los gastos por intereses del gobierno en la era pospandémica.
La incertidumbre sobre los ingresos tributarios puede afectar directamente los planes de endeudamiento del Tesoro, en un momento en que el país ya enfrenta desafíos fiscales estructurales de largo plazo relacionados con el envejecimiento poblacional y el costo creciente de programas sociales.
Deuda corporativa se aproxima a los 100 billones con impulso de inteligencia artificial
El sector corporativo no financiero presenta una dinámica igualmente preocupante, con su endeudamiento aproximándose rápidamente a los 100 billones de dólares. China, Francia, Alemania y Estados Unidos explican buena parte de ese crecimiento, que ha sido particularmente notable entre las empresas vinculadas a la inteligencia artificial y las tecnologías limpias.
El informe destaca que esta tendencia transformará los mercados crediticios mundiales en los próximos años. Si bien muchas empresas de inteligencia artificial y tecnología han financiado tradicionalmente su inversión mediante flujos de efectivo internos, ahora se observa un cambio claro hacia un uso más activo de los mercados de bonos, una mayor financiación bancaria (incluida la titulización de préstamos bancarios) y una mayor dependencia de la deuda privada.
El mercado de deuda privada, aunque aún representa una porción pequeña del sistema financiero global, ha experimentado un crecimiento acelerado desde los 500.000 millones de dólares en 2004 hasta cerca de 1,8 billones de dólares en 2023. Este segmento continúa bajo escrutinio regulatorio, aunque el IIF considera que los riesgos se mantienen contenidos dado su tamaño relativo.
Endeudamiento de hogares crece moderadamente mientras la ratio sobre PIB alcanza mínimos
En contraste con otros sectores, la deuda global de los hogares aumentó alrededor de 4 billones de dólares en los tres primeros trimestres de 2025, alcanzando casi 64 billones de dólares. Sin embargo, este incremento ha sido más lento que el crecimiento del producto interno bruto, lo que ha reducido la relación deuda-PIB de los hogares al 57%, el nivel más bajo desde 2015.
Esta moderación en el ritmo de endeudamiento de las familias contrasta con la aceleración observada en el sector público y corporativo, sugiriendo que las políticas monetarias restrictivas implementadas en años anteriores han tenido un impacto más pronunciado en el comportamiento financiero de los hogares que en otros segmentos de la economía.
Gasto en defensa añade presión adicional sobre finanzas públicas
El informe del IIF también señala incertidumbres relacionadas con el reciente aumento del gasto en defensa por parte de los principales países. No está claro cómo se desarrollará este incremento ni cómo los gobiernos financiarán un mayor gasto militar sin sobrecargar aún más sus balances públicos, que ya se encuentran en una situación comprometida.
Esto podría obligar a establecer difíciles equilibrios entre las prioridades de gasto en defensa y en otros ámbitos. Algunos países europeos podrían encontrarse en una posición particularmente difícil, con un margen limitado para recaudar ingresos públicos adicionales, dado que ya tienen algunas de las ratios de ingresos públicos sobre PIB más altas del mundo.
Escenarios y desafíos estructurales
El panorama descrito por el IIF configura un escenario complejo para los próximos años. El creciente apalancamiento en inteligencia artificial, tecnologías limpias y el sector de defensa configurará los mercados crediticios en el futuro próximo, mientras los gobiernos enfrentan el desafío de estabilizar sus trayectorias fiscales sin comprometer el crecimiento económico.
La pregunta que plantea el instituto es si este nuevo auge de la deuda será diferente a los anteriores. Con los niveles de endeudamiento superando ampliamente el 300% del PIB global y sin señales claras de desaceleración significativa en el endeudamiento soberano de mercados desarrollados, la sostenibilidad de largo plazo de estas trayectorias permanece como una interrogante central para inversores, responsables de política y analistas económicos.
El desafío para América Latina resulta particularmente agudo, considerando la elevada dependencia del financiamiento externo, la vulnerabilidad ante cambios en las condiciones financieras globales y la necesidad de mantener trayectorias fiscales sostenibles mientras se atienden demandas sociales y de infraestructura acumuladas. La capacidad de la región para navegar este entorno determinará en gran medida su estabilidad macroeconómica y sus perspectivas de desarrollo en los años venideros.



