La Casa Blanca retrocede en su política arancelaria emblemática tras el aumento del 19% en el precio del café y el 17% en la carne de res, mientras los demócratas obtienen victorias electorales clave
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ejecutó el pasado 14 de noviembre un giro radical en su política comercial al eliminar los aranceles a más de 200 productos alimenticios básicos, incluyendo café, carne de res, bananos, jugo de naranja y cacao. La medida, que entró en vigor retroactivamente a la medianoche del jueves anterior al anuncio, representa un reconocimiento tácito del impacto inflacionario de los gravámenes sobre la economía estadounidense y llega tras una serie de derrotas electorales del partido republicano en comicios estatales y locales.
La presión inflacionaria detrás de la decisión presidencial
Los datos oficiales revelan un panorama preocupante para los consumidores estadounidenses. En septiembre de 2025, el precio del café al consumidor final registró un incremento anual del 19%, mientras que el café instantáneo experimentó un alza aún mayor del 21,7%. Los filetes de carne de res se encarecieron un 17% en comparación con el año anterior, y hasta productos aparentemente menores como las gomas de mascar aumentaron casi un 10%.
Estos productos, junto con decenas de otros que componen la canasta familiar estadounidense, comparten una característica común: provienen total o parcialmente del exterior y están gravados con aranceles significativamente más elevados desde que la actual administración implementó su política de aranceles recíprocos.
El Índice de Precios al Consumidor se ha mantenido obstinadamente en un 3% anual, un punto porcentual por encima del objetivo del 2% que la Reserva Federal considera adecuado. Más preocupante aún, la tendencia a la baja de meses anteriores se revirtió precisamente cuando entraron en vigor los gravámenes comerciales.
El anuncio nocturno y sus implicaciones políticas
Trump eligió estratégicamente la noche del viernes para hacer público su anuncio, aparentemente con la expectativa de que pasara lo más inadvertido posible ante la opinión pública. En su orden ejecutiva, el mandatario justificó la decisión «tras considerar la información y las recomendaciones que me han proporcionado, el estado de las negociaciones con diversos socios comerciales, la demanda interna actual de ciertos productos y la capacidad interna actual para producirlos».
Sin embargo, analistas económicos coinciden en que la razón fundamental tiene que ver con el alza exponencial en los precios de esta gama de productos, que incluye también bayas de açaí, pimentón, y productos químicos utilizados en la producción de alimentos, fertilizantes e incluso hostias para la comunión.
La medida representa un cambio radical para un jefe de Estado que durante mucho tiempo ha insistido en que los amplios aranceles a las importaciones impuestos a principios de año no están alimentando la inflación. A bordo del Air Force One, Trump admitió que los aranceles «en algunos casos, podrían» aumentar los precios, aunque insistió en que Estados Unidos «prácticamente no tiene inflación».
El factor electoral: derrotas republicanas en estados clave
Los electores estadounidenses no comparten la percepción presidencial sobre la inflación. Los demócratas obtuvieron recientemente una serie de victorias en las elecciones estatales y locales de Virginia, Nueva Jersey y la ciudad de Nueva York, donde la creciente preocupación por la economía fue un tema determinante en las urnas.
El representante demócrata de Virginia, Don Beyer, fue contundente en su valoración: «El presidente Trump finalmente está admitiendo lo que siempre supimos: sus aranceles están elevando los precios para el pueblo estadounidense. Después de ser derrotado en las recientes elecciones debido a la furia de los votantes de que Trump ha roto sus promesas de arreglar la inflación, la Casa Blanca está tratando de presentar este retroceso arancelario como un ‘giro hacia la asequibilidad'».
La promesa del dividendo arancelario de 2.000 dólares
Paralelamente a la eliminación de aranceles, el presidente reiteró su compromiso de entregar 2.000 dólares a los estadounidenses de bajos y medianos ingresos, financiados supuestamente con los ingresos arancelarios a mediados del próximo año. «Los aranceles nos permiten dar un dividendo si queremos hacerlo. Ahora vamos a dar un dividendo y también estamos reduciendo la deuda», afirmó Trump ante los periodistas.
Esta promesa, sin embargo, enfrenta el escepticismo de economistas que cuestionan la sostenibilidad de financiar subsidios directos con ingresos arancelarios que ahora se reducen significativamente al eliminar gravámenes sobre productos clave.
Impacto regional: ganadores y perdedores en América Latina
Perú y Ecuador celebran la exención
La noticia fue recibida con beneplácito por varios países exportadores de alimentos a Estados Unidos. En Perú, la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Teresa Mera, anunció que la exención arancelaria incluye más de 100 productos de su canasta agrícola, que representaron exportaciones por un total aproximado de 1.200 millones de dólares el año pasado, equivalente al 24% de los envíos peruanos al mercado estadounidense.
Entre los productos peruanos beneficiados destacan el café sin tostar, paltas frescas, manteca y aceite de cacao, mangos, mangostanes y jengibre. Sin embargo, los arándanos, el principal producto de exportación de Perú a Estados Unidos, no fueron incluidos en la nueva exención arancelaria, lo que representa una decepción para los productores de este sector.
Ecuador, por su parte, estará exento de un arancel del 15% en 105 productos nacionales, lo que representa un alivio significativo para su sector exportador agrícola.
República Dominicana: 581 millones de dólares en beneficios
La República Dominicana se encuentra entre los países beneficiados con la eliminación de aranceles sobre más de 1.000 productos, de los cuales el país caribeño exporta al mercado estadounidense bienes valorados en 581 millones de dólares. Los productos dominicanos favorecidos incluyen cacao, oro, medicamentos, aparatos semiconductores, aguacate, bananas, café, tomates, mangos, guayabas, cocos, plátanos y lechosas.
Estados Unidos ha realizado compras equivalentes a 7 millones de los 150 millones de dólares que República Dominicana ha vendido de plátanos y bananos hasta septiembre de este año. La carne de res dominicana, cuya exportación fue aprobada en 2022 tras 25 años de veto y ratificada en abril de este año, también podría beneficiarse de esta medida.
Brasil: el caso especial de las sanciones políticas
Brasil no corrió con la misma suerte que sus vecinos sudamericanos. Si bien el gobierno brasileño calificó de «positiva» la reducción de aranceles a ciertos productos agrícolas, el país sigue negociando las tasas adicionales impuestas en su caso particular.
Además de los aranceles de entre 10% y 15% que Trump impuso a casi todos los países, a Brasil le añadió un 40% a gran parte de sus exportaciones, en represalia por el juicio en el que el expresidente y líder de la ultraderecha Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión por golpismo. Esta situación ilustra cómo consideraciones políticas han permeado las decisiones comerciales de la administración Trump.
Filipinas: un caso emblemático en Asia-Pacífico
La decisión de Estados Unidos de eliminar los aranceles «recíprocos» sobre más de mil millones de dólares en productos agrícolas de Filipinas marca un cambio significativo en la relación comercial entre ambos países. Esta medida permitirá que casi la mitad de los 14.500 millones de dólares en exportaciones filipinas hacia el mercado estadounidense ingresen ahora libres de tarifas.
Entre los productos filipinos beneficiados se encuentran bananas, cocos, mangos, guayabas deshidratadas, café, té, especias y ciertos fertilizantes, que anteriormente estaban sujetos a un arancel del 19%. Estos bienes agrícolas generaron más de mil millones de dólares en exportaciones durante 2024, mientras que los productos industriales, como los semiconductores, alcanzaron un valor de 5.800 millones de dólares.
El sector de semiconductores y las negociaciones pendientes
Frederick Go, asistente especial del presidente filipino para inversiones y asuntos económicos, y próximo ministro de Finanzas, destacó la relevancia de la medida: «La exención de estos productos agrícolas del arancel del 19% fortalecerá la competitividad de nuestras exportaciones agrícolas, generará empleos y robustecerá las cadenas de suministro».
El sector de semiconductores ocupa un lugar central en la economía filipina, ya que el país se ha consolidado como un centro de manufactura para el ensamblaje, prueba y empaquetado de estos productos, que representan cerca de una cuarta parte de las exportaciones filipinas a Estados Unidos. No obstante, las autoridades aclararon que estos avances no constituyen un acuerdo comercial definitivo entre Manila y Washington.
A pesar de la eliminación de aranceles para numerosos productos, otros rubros como prendas de vestir, textiles y muebles permanecen en la «lista de deseos» de Filipinas dentro de las negociaciones en curso. El país perdió su ventaja comercial cuando Estados Unidos impuso en julio un arancel del 19% a la mayoría de sus bienes.
Presiones económicas internas en Filipinas
La economía filipina enfrenta el desafío de reactivar su crecimiento tras registrar una expansión del producto interno bruto del 4% en el tercer trimestre, cifra inferior a las expectativas de los analistas. Este desempeño se vio afectado por un escándalo de corrupción de varios miles de millones de dólares relacionado con fondos destinados a defensas contra inundaciones.
La moneda local, el peso filipino, alcanzó un mínimo histórico de 59,17 frente al dólar el 12 de noviembre y cotizaba a 58,9 por dólar en la tarde del martes siguiente. La economía filipina depende en gran medida del consumo interno, dado que carece de grandes industrias manufactureras como las que sostienen el crecimiento de otras economías en desarrollo.
Alcance y limitaciones de la medida
La orden ejecutiva elimina aranceles sobre 237 subpartidas agrícolas, abarcando una amplia gama de productos que incluyen:
- Café sin tostar y sin descafeinar
- Té y especias
- Frutas tropicales: plátanos, mangos, mangostanes, naranjas
- Aguacates frescos o secos
- Manteca, grasa y aceite de cacao
- Jengibre sin triturar ni moler
- Jugos de frutas
- Ciertos productos de carne de res
- Productos químicos-fertilizantes pertenecientes a los capítulos 31 y 33 del Sistema Armonizado
- Hostias para la comunión
La Casa Blanca explicó que la eliminación de los aranceles agrícolas responde tanto al «progreso sustancial en las negociaciones comerciales recíprocas» como a la «demanda interna actual de ciertos productos y la capacidad doméstica para producirlos, entre otros factores». Algunos de los productos cubiertos no se producen en Estados Unidos, lo que significa que los aranceles destinados a fomentar la producción nacional tuvieron poco efecto real.
Perspectivas económicas y políticas futuras
La decisión de reducir aranceles representa un reconocimiento implícito de que la política arancelaria agresiva ha tenido consecuencias no deseadas sobre la inflación y el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses. Los precios récord de la carne de res han sido una preocupación particular, y los aranceles sobre Brasil, un importante exportador de este producto, han sido un factor agravante.
El anuncio del viernes sigue a los acuerdos marco que la administración Trump alcanzó con Ecuador, Guatemala, El Salvador y Argentina, destinados a aumentar la capacidad de las empresas estadounidenses para vender productos industriales y agrícolas en esos países, al tiempo que potencialmente alivia los aranceles sobre los productos agrícolas producidos allí.
Durante una entrevista a principios de semana con Laura Ingraham de Fox News Channel, Trump insinuó que podrían venir aranceles más bajos, específicamente mencionando el café: «El café, vamos a bajar algunos aranceles. Vamos a hacer que entre algo de café».
Implicaciones para la política comercial estadounidense
Este retroceso en la política arancelaria emblemática de Trump plantea interrogantes sobre la coherencia y sostenibilidad de su estrategia comercial. La eliminación selectiva de aranceles sugiere que la administración está adoptando un enfoque más pragmático, respondiendo a presiones económicas y políticas concretas en lugar de mantener una postura ideológica rígida.
Para los países exportadores, la medida ofrece un respiro temporal, aunque la falta de un acuerdo comercial definitivo y la naturaleza unilateral de las decisiones estadounidenses mantienen la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales. La situación de Brasil, con sus aranceles punitivos del 40% por razones políticas, demuestra que las consideraciones no económicas siguen pesando significativamente en las decisiones comerciales de Washington.
La pregunta que queda por responder es si esta eliminación de aranceles será suficiente para frenar la inflación en productos alimenticios y recuperar la confianza de los votantes estadounidenses, o si representa simplemente una medida paliativa ante una crisis económica y política más profunda que requerirá ajustes más sustanciales en la política económica de la administración.




