La administración Trump se prepara para anunciar modificaciones en la política de aranceles sobre productos agrícolas importados, principalmente café y bananas, en un intento por contener el alza de precios que ha generado malestar entre el electorado estadounidense. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, adelantó este miércoles que las medidas llegarán «en los próximos días» y buscarán aliviar el costo de bienes que Estados Unidos no produce internamente.
La inflación del café alcanza niveles críticos con aumentos del 21% interanual
Los precios del café en Estados Unidos registraron un incremento del 21% interanual en agosto y cerca del 19% en septiembre, según datos oficiales de inflación al consumidor. Esta escalada responde a una combinación de factores: fenómenos climáticos adversos que han reducido las cosechas en países exportadores clave y, de manera determinante, los aranceles impuestos por la administración Trump, que alcanzan el 50% sobre numerosos productos procedentes de Brasil, principal proveedor mundial de café.
La dependencia estadounidense del café importado es prácticamente absoluta. De acuerdo con la National Coffee Association, aproximadamente el 99% del café consumido en Estados Unidos proviene del exterior, lo que convierte a este mercado en extremadamente vulnerable a disrupciones en la cadena de suministro internacional y a políticas arancelarias.
El índice compuesto de precios del café de la Organización Internacional del Café (ICO) se situó en octubre en 326,38 centavos de dólar por libra producida, un 30,3% por encima del nivel registrado el mismo mes del año anterior. Aunque el incremento mensual fue moderado (0,5% respecto a septiembre), la tendencia anual evidencia una presión sostenida sobre los precios.
Las bananas centroamericanas enfrentan aranceles del 10% al 15%
El panorama de las bananas replica la problemática del café. Durante 2024, el 85% de las importaciones estadounidenses de bananas procedieron de Guatemala, Ecuador, Costa Rica y Honduras. Todos estos países enfrentan ahora aranceles adicionales que oscilan entre el 10% y el 15% bajo la nueva política comercial estadounidense, incrementos que se han trasladado directamente a los precios finales que pagan los consumidores.
Tanto el café como las bananas representan productos de consumo diario para millones de hogares estadounidenses, lo que amplifica su impacto simbólico en la percepción ciudadana sobre el costo de vida, más allá de su peso relativo en el índice general de precios al consumidor.
La estrategia dual de la Casa Blanca: narrativa económica y contención electoral
El anuncio de Bessent llega en un momento políticamente delicado. Las recientes derrotas republicanas en elecciones estatales en Virginia y Nueva Jersey, donde los demócratas capitalizaron el descontento ciudadano por el encarecimiento de productos básicos, servicios públicos, vivienda y atención médica, han encendido alarmas en el entorno de Trump.
La administración busca proyectar una imagen de economía robusta de cara al ciclo electoral, al tiempo que intenta responder a la creciente preocupación de los votantes por la inflación. Bessent reiteró que «los estadounidenses empezarán a sentirse más tranquilos» respecto a la asequibilidad de la vivienda en la primera mitad del próximo año, y proyectó que los aumentos salariales superarán el ritmo inflacionario «en el primer trimestre, el segundo trimestre del próximo año».
El secretario del Tesoro atribuyó la crisis inflacionaria a la administración anterior, afirmando que «heredamos este desastre de asequibilidad». Además, confirmó que se evalúan múltiples opciones, incluida la propuesta presidencial de enviar cheques de dividendos arancelarios de 2.000 dólares a ciudadanos con ingresos inferiores a 100.000 dólares anuales, aunque reconoció que no se ha tomado ninguna decisión definitiva al respecto.
Economistas advierten sobre efectos limitados sin reformas estructurales
A pesar del anuncio gubernamental, diversos economistas y analistas del sector expresan escepticismo sobre la efectividad de medidas puntuales en productos específicos. El International Food Policy Research Institute señaló en un estudio que los aranceles crecientes sobre productos agrícolas procedentes de América Latina y el Caribe elevan sistemáticamente los precios para los consumidores estadounidenses.
Los especialistas advierten que, sin abordar el conjunto de presiones inflacionarias subyacentes —oferta restringida, cadenas de suministro globales tensas, efectos arancelarios generalizados y expectativas inflacionarias— una reducción arancelaria focalizada tendrá impacto marginal en la inflación general.
Los analistas del sector cafetero en Brasil alertan que el arancel del 50% mina la competitividad de las exportaciones brasileñas, lo que puede derivar tanto en menor volumen exportado como en mayores precios finales, escenarios igualmente perjudiciales para el consumidor estadounidense.
Producción mundial afectada por fenómenos climáticos y problemas logísticos
La presión sobre los precios no responde únicamente a factores arancelarios. La producción cafetera global ha enfrentado múltiples desafíos durante 2024: el huracán Melissa impactó plantaciones en Centroamérica, mientras que el tifón Kalmaegi afectó a Vietnam, Filipinas y Camboya. Las escasas precipitaciones en regiones productoras de Brasil y la escasez de mano de obra agregan tensión al panorama productivo.
Adicionalmente, persisten dificultades logísticas: escasez de contenedores en origen que retrasan los envíos y restricciones operativas en el Canal de Suez, según reporta la ICO.
Las exportaciones mundiales de granos verdes de café sumaron 9,94 millones de sacos de 60 kilos en septiembre, apenas un 0,2% menos que en el mismo mes de 2024. Sin embargo, la composición regional muestra cambios significativos: las exportaciones sudamericanas disminuyeron 13,9% anual, mientras que las de Asia y Oceanía aumentaron 29,3%.
Implicaciones para América Latina y ausencia de detalles operativos
Para los países latinoamericanos involucrados, el anuncio estadounidense representa un escenario ambivalente. Por un lado, abre una puerta para negociar alivios arancelarios bilaterales; por otro, confirma que Washington reconoce que los costos de su política comercial están alcanzando al ciudadano común, lo que podría traducirse en mayor capacidad negociadora para los exportadores.
No obstante, Bessent no especificó si las medidas implican reducciones arancelarias directas, exenciones temporales o mecanismos de compensación para importadores. Tampoco identificó qué países estarán incluidos ni si la medida se aplicará a productos específicos en cada nación. La Casa Blanca, la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos y el Departamento del Tesoro no respondieron solicitudes de aclaraciones.
La interrogante sobre la efectividad real y el riesgo de frustración ciudadana
Hasta que se conozcan los detalles operativos del anuncio «sustancial» e «inminente» prometido por el Tesoro, tanto consumidores como mercados permanecen en expectativa. Los productos agrícolas importados constituyen una fracción relativamente pequeña del índice global de precios al consumidor, pero su carácter cotidiano y reconocible les otorga un peso simbólico desproporcionado en la percepción de los hogares sobre el costo de vida.
Si las promesas gubernamentales no se materializan en alivios tangibles y oportunos, lo que comenzó como un gesto comunicacional podría convertirse en un factor adicional de frustración para un electorado especialmente sensible al alza de precios, con potenciales consecuencias electorales para la administración Trump en el horizonte inmediato.



