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Brasil enfrenta una crisis cafetera por deforestación masiva: pérdida de 737.000 hectáreas amenaza producción y dispara precios internacionales

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La expansión indiscriminada del cultivo de café en Brasil ha desencadenado una crisis ambiental con graves repercusiones económicas globales. Entre 2001 y 2023, el cinturón cafetero brasileño perdió más de 11 millones de hectáreas de bosque, de las cuales al menos 737.000 hectáreas están directamente vinculadas a la producción cafetera, según reveló un exhaustivo informe de Coffee Watch. Esta deforestación masiva no solo representa un desastre ecológico, sino que amenaza la sostenibilidad de la propia industria al alterar los patrones de lluvias, intensificar las sequías y presionar los precios del café a nivel mundial.

Dimensión de la deforestación: 312.803 hectáreas directamente destruidas para café

El análisis de Coffee Watch, organización sin fines de lucro que monitorea el sector cafetero, determinó que 312.803 hectáreas fueron directamente desmontadas para cultivos de café en Brasil entre 2002 y 2023, «una huella de destrucción del tamaño de Honduras». El resto de la superficie afectada —hasta completar las 737.000 hectáreas— corresponde a pérdida adicional de bosques en las proximidades de las explotaciones cafetaleras, fenómeno conocido como deforestación indirecta.

«El café ha generado deforestación masiva en Brasil, no solamente durante los últimos siglos, sino las últimas décadas, y continúa destruyendo los bosques hasta el día de hoy», advirtió Etelle Higonnet, directora de Coffee Watch. La región de Minas Gerais, principal zona cafetera del país, ha sufrido los estragos ecológicos más severos, siendo uno de los principales responsables de la destrucción de la Mata Atlántica, bioma del cual hoy subsiste menos del 10% de su cobertura forestal original.

Impacto climático: 25% menos humedad en el suelo y déficit de lluvias en ocho de los últimos diez años

La eliminación de bosques ha desencadenado una peligrosa alteración en los ciclos hidrológicos locales. Según un estudio publicado en Nature en 2023 y citado por Coffee Watch, incluso una deforestación modesta cerca de las fincas altera las precipitaciones: la eliminación de apenas el 1% del bosque dentro de un radio de 25 kilómetros redujo la lluvia local en un 0,25%, mientras que las áreas deforestadas recibieron hasta un 28% menos lluvia que los bosques intactos cercanos.

Los datos de la misión satelital Soil Moisture Active Passive de la NASA revelan que la humedad del suelo ha descendido hasta un 25% en seis años en las principales zonas productoras. En Minas Gerais, ocho de los últimos diez años registraron déficit de lluvias, con casos extremos como el de 2014, cuando hubo hasta un 50% menos de precipitaciones que lo normal en algunas áreas.

Las sequías de 2016-2017, 2019-2020 y 2023 devastaron las cosechas y contribuyeron al aumento del precio de más del 40% en 2023-2024 en el mercado internacional. Coffee Watch identifica 2014 como un punto de inflexión, cuando la escasez de lluvias se convirtió en un fenómeno prácticamente anual, comprometiendo la viabilidad futura de la caficultura brasileña.

Consecuencias económicas: precios récord y volatilidad sin precedentes

Los efectos de esta crisis ambiental han reverberado con fuerza en los mercados globales. Desde agosto, los precios futuros del café arábica han subido un 40%, acercándose a niveles récord, mientras que los precios del café robusta han aumentado cerca de un 37%, según cifras de Bloomberg.

El reporte de Coffee Watch identifica un círculo vicioso: los precios del café se disparan repetidamente, impulsados por sequías extremas, heladas y pérdida de biodiversidad que provoca brotes de plagas. A medida que estos impactos se vuelven más frecuentes e intensos, el comportamiento del mercado especulativo amplifica la volatilidad de manera sin precedentes.

«La especulación del mercado actualmente actúa como un acelerante: cada evento extremo no solamente lleva la producción al límite, sino que nutre ciclos de temor, acaparamiento y clima errático», concluye el informe. Las proyecciones son alarmantes: hasta dos tercios de los cultivos de café arábica de Brasil estarán en riesgo para 2050 si continúan las tendencias actuales.

Impacto de aranceles estadounidenses: Brasil cae 20,7% mientras Colombia avanza 14,7%

La crisis ambiental de Brasil coincide con tensiones comerciales que están reconfigurando el mercado cafetero global. Después de que la administración de Donald Trump impusiera en julio un arancel del 50% a Brasil, las existencias de granos brasileños en Estados Unidos disminuyeron a su nivel más bajo desde 2020.

Esta situación ha beneficiado a Colombia, que logró afianzar su posición como segundo proveedor de café estadounidense al registrar un aumento del 14,7% en sus exportaciones durante 2025, con 3,3 millones de sacos de 60 kilogramos exportados entre enero y agosto. Por el contrario, los envíos brasileños cayeron de 5 millones a 4 millones de sacos, una baja del 20,7%.

Colombia mantiene actualmente una participación del 19% en el mercado estadounidense, frente al 32% de Brasil, pero los analistas proyectan que la diferencia podría reducirse en los próximos meses. El país andino se beneficia de una tasa preferencial del 10% gracias a acuerdos bilaterales y a su cumplimiento en estándares de sostenibilidad.

Perspectivas globales: Brasil exporta un tercio del café mundial

Las repercusiones de esta crisis trascienden las fronteras brasileñas, considerando que la mayor economía de Latinoamérica exporta un tercio del café mundial. Cada día se consumen más de dos mil millones de tazas de café en todo el mundo, y la demanda sigue aumentando, lo que incrementa la presión sobre los ecosistemas productores.

A nivel internacional, el café es considerado el sexto motor más grande de la deforestación, y la situación brasileña ejemplifica la ironía ecológica y agrícola del sector: cuantos más bosques se destruyen para sembrar café, más se ponen en peligro las perspectivas a largo plazo del cultivo por el cambio en los patrones de las lluvias.

Controversia sobre mediciones y responsabilidad de las fincas cafeteras

El grupo de exportadores de café brasileños Cecafé cuestionó la metodología del informe, argumentando que se centra en la deforestación de municipios enteros y no analiza la dinámica de conservación de la vegetación autóctona en las propias fincas cafeteras. Citó una investigación de la Universidad Federal de Minas Gerais de 2023, según la cual el 99% de las 115.000 propiedades productoras de café inscritas en el registro medioambiental rural no han registrado deforestación significativa desde 2008.

No obstante, Coffee Watch sostiene que el informe combina datos de MapBiomas, Hansen Global Forest Change y la NASA, entre otras fuentes, para llegar a sus conclusiones, utilizando metodologías reconocidas internacionalmente que consideran tanto la deforestación directa como la indirecta asociada a la expansión cafetera.

Tensiones con la Unión Europea por regulación antideforestación

Esta crisis ocurre en un momento crítico para las relaciones comerciales internacionales del café. En 2023, la Unión Europea adoptó una ley que obligaría a los agentes de las industrias ganadera, maderera, del cacao, la soya, el aceite de palma, el café y el caucho a demostrar que sus productos no proceden de tierras recientemente deforestadas.

Los países productores de café de Latinoamérica y África, liderados por Brasil, Colombia y Honduras, estarían haciendo una gestión conjunta para que se extienda por un año el Reglamento de la Unión Europea sobre Deforestación, según fuentes diplomáticas en la 140 Asamblea del Consejo Internacional del Café celebrada en Honduras.

El mes pasado, la Comisión Europea pidió retrasar la entrada en vigor de la ley alegando que el sistema no está preparado técnicamente. El martes, anunció una reducción de los requisitos en lugar de un aplazamiento total, con normas que empezarían a aplicarse de forma escalonada a las empresas grandes y pequeñas, propuesta que aún necesita la aprobación del Parlamento Europeo.

Soluciones propuestas: prácticas agroforestales sostenibles

Coffee Watch recomienda que los caficultores brasileños adopten prácticas agroforestales sostenibles —utilizadas actualmente en menos del 1% de las principales zonas cafeteras— para garantizar el futuro del sector. «Brasil necesita cambiar el rumbo urgentemente porque esta deforestación no solo es un desastre para el carbono y la biodiversidad, sino que también está acabando con las lluvias y provocando la pérdida de las cosechas», señaló Higonnet.

Las sequías de los últimos años han obligado a los agricultores brasileños, que tradicionalmente dependían de abundantes lluvias de primavera y verano, a explorar costosas opciones de riego para satisfacer la demanda mundial. Sin embargo, estas soluciones paliativas no abordan el problema estructural de la degradación ambiental.

El caso de Honduras, primer productor de café a nivel de Centroamérica, tercero en Latinoamérica y octavo en el mundo, demuestra que es posible mantener una producción significativa —con ventas que en la cosecha 2024-2025 generaron más de 2.000 millones de dólares en divisas— mientras se buscan modelos más sostenibles.

La conclusión del informe es contundente: «La frecuencia e intensidad de los choques en el sistema de café brasileño —de lo ecológico a lo climático— han aumentado a lo largo de las últimas dos décadas». Si Brasil no logra revertir esta tendencia, los consumidores de todo el mundo enfrentarán precios extremos como norma para 2050, cuando gran parte del cinturón cafetero brasileño podría volverse menos fructífero, comprometiendo el suministro global de una de las bebidas más consumidas del planeta.